Jorge Palacio y Blanca González, delante de las ruinas de los antiguos edificios de la playa de Merón. :: L. I. A.
Villaviciosa

Careñes reivindica el acceso peatonal a la playa de Merón

Junto al colectivo vecinal de Argüero, piden la mejora del aparcamiento y el derribo de los dos edificios en ruina para adecentar el entorno

LYDIA IS

Domingo, 29 de julio 2012, 12:37

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«¿Por qué los vecinos de Careñes llevan más de treinta años castigados sin poder bajar a la playa? Estamos totalmente limitados y así es, que no quedan ni bares, ni alojamientos ni actividad económica en la zona». Blanca González, vicepresidenta de la asociación de vecinos Careñes-Villaverde recuerda que, cuando era niña, existía un camino para llegar andando, sin problemas, al arenal de Merón. Hoy en día, lo único que se aprecia en la ladera es maleza. «Solo pedimos un acceso peatonal digno», señaló. Junto a la asociación de vecinos San Mamés, de Argüero, llevan reclamando dos años al Ayuntamiento la mejora del entorno de la playa, sin que todavía se haya llevado a cabo. Entre sus peticiones, arreglar el aparcamiento para aumentar su capacidad y derruir o vallar el antiguo bar y los aseos, dos edificios que están en estado de ruina, rodeados de maleza y que los vecinos califican de «un peligro».

El pasado mes de mayo mantuvieron una reunión con el alcalde de Villaviciosa, José Manuel Felgueres. «Estamos a punto de empezar agosto y aquí no hay soluciones; tienen la playa abandonada», criticó Jorge Palacio, presidente del colectivo vecinal de Argüero. «Incluso planteamos que si nos daban permiso lo arreglaríamos los vecinos, pero ni con esas», añadió.

Senda de Los Molinos

Por otro lado, los representantes vecinales tienen solicitada a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico la limpieza del río Merón, cuya desembocadura es inapreciable debido a la maleza. «La senda de Los Molinos, que viene desde Tazones, está abandonada; es un aliciente para el turismo y se está desaprovechando», comentó Palacio. La ruta costera, que comienza en La Ñora, también se ve interrumpida en la zona de Careñes. «Se está perdiendo que la gente disfrute de los acantilados, llenos de bocaminas de las antiguas explotaciones de azabache e incluso huellas de dinosaurio», aseguró González.

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