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Rubén Blades salió al escenario en tercer lugar para poner su música con ritmo y compromiso al servicio del público. :: SERGIO LÓPEZ
AVILES

Salsa intelectual y derivados

Rubén Blades fue la estrella, junto a Eddie Palmieri y La Sucursal S. A.El Festival de Salsa y Latin Jazz llenó de ritmos durante la tarde y noche de ayer el Centro Cultural Internacional Niemeyer

ALBERTO PIQUERO

Domingo, 1 de julio 2012, 11:55

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Hay salsa y salsa con mayúsculas. Y es que poco tiene que ver el sudor tropical del baile salsero a la pata la llana y las propuestas comprometidas de Rubén Blades, digamos 'Pedro Navajas', tema mítico que sonó en el último tramo de su recital de ayer en Avilés. No es extraño, dadas las circunstancias, que el ambiente que se respiraba en el auditorio del Centro Cultural Niemeyer -a donde se trasladó por la climatología el Salsa y Latin Jazz Festival, previsto para la explanada, y el estado de ánimo del personal fuera el de las grandes ocasiones.

Naturalmente, la estrella más luminosa fue la de Rubén Blades, que compareció en tercer lugar acompañado por la banda potente de Roberto Delgado, que incluyó trombones, trompetas, diversa percusión, teclados y contrabajo. El panameño, padre de la 'salsa intelectual', hizo un recorrido por su extensa obra, desde los tiempos originales con Ray Barretto y, sobre todo, el trombonista Willie Colón.

Calor, color y fulgor que arrancó a las diez y media a los sones de 'Caminando' y siguió con 'Ojos' e hizo sonar muy pronto 'Manuela'. Claro que hubo algo más que música, puesto que un espontáneo empeñado en subir a escenario tuvo que ser desalojado en los primeros sones del recital. «O te quedas tranquilito o pido que te saquen», le advirtió el panameño tras darle la mano. Al final, hubo que desalojarle de la sala. Blades siguió, con un sonido impecable, desgranando su salsa y entonando canciones que -dijo- «son como cuentos».

Claro que la tarde-noche salsera arrancó mucho antes de que Blades tomara la escena. Lo hizo a las siete y media, con hora y media de retraso y con mucha paciencia entre el respetable, aunque alguno que otro se quejó por la impuntualidad y lo dejó escrito en el libro de reclamaciones. Pero en cuanto La Sucursal S. A. empezó su actuación se olvidó todo en favor del ritmo. Tanto que incluso algunas personas hicieron de los pasillos y de la zona trasera del auditorio su pista de baile particular. La banda anunció que su plan era «calentar el escenario a los maestros», pero hizo más que eso, porque incluso se atrevió a servir una suerte de circunloquio salsero homenaje a Michael Jackson jugando con acordes de 'Thriller'. Igualmente, hizo sonar el tema con el que se dieron a conocer, 'No te puedo querer'.

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Tras ellos, llegó el turno de Eddie Palmieri, que salió a escena a las nueve menos cuarto al grito de «maestro». Maestro al que se vio quejumbroso por el sonido en los primeros temas. Purismo sin más -estuvo soberbio- para quien presentó a su magnífica orquesta y comenzó su noche avilesina con 'Muñeca'.

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