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El acusado, en los juzgados de Avilés tras el crimen. :: MARIETA
«Parecía tranquilo y colaboró»
AVILES

«Parecía tranquilo y colaboró»

La tercera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial contra J. J. M. V., acusado de asestarle una puñalada mortal a G. C. Z. en la calle Rivero el 16 de septiembre de 2009, sirvió para que el jurado popular escuchase las versiones de los distintos agentes de la Policía que intervinieron tras el incidente

A. PALACIO

Jueves, 24 de mayo 2012, 10:31

La tercera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial contra J. J. M. V., acusado de asestarle una puñalada mortal a G. C. Z. en la calle Rivero el 16 de septiembre de 2009, sirvió para que el jurado popular escuchase las versiones de los distintos agentes de la Policía que intervinieron tras el incidente.

En la sesión del martes únicamente uno de los testigos se había referido al arma utilizada durante la reyerta, pero ayer las preguntas de la fiscal fueron casi todas dirigidas a esclarecer la versión del acusado sobre el arma utilizada. El primero en ratificar su testimonio fue el instructor de las diligencias tras el crimen, que explicó que ni tuvo relación con el acusado ni vio las armas, aunque después de «reconocer que había sido el causante de la agresión, voluntariamente dijo que sí eran las navajas, que según su versión estaban en la mesa de noche y en un sinfonier» de la vivienda. Las navajas «se entregaron a la policía científica» y, según dijo el agente, los forenses indicaron posteriormente «que la profundidad y la anchura de la herida no se correspondía y se regresó al domicilio» a por los cuchillos que finalmente se recogieron en la cocina.

Otro de los policías, de la brigada judicial, explicó que su cometido había sido ir al domicilio del agresor para identificar a dos mujeres que estaban en el interior e indicó que el propio acusado había hablado de una navaja y después de un cuchillo.

Otro de los policías que acudió para relatar su versión de los hechos es uno de los que detuvo al acusado tras el crimen. Él mismo relató que cuando llegó a la calle Rivero la víctima seguía con vida y fue su amigo el que dijo que el agresor se había marchado a un portal cercano. Con otros tres compañeros -dos, policías en prácticas- se dirigió el portal cerrando las posibles salidas por si el hombre intentaba huir. «Picamos en todas las puertas, y en el primer piso salió una chica conocida, que era pareja del detenido». En un primer momento, «nerviosa, dijo que no estaba pero luego salió él y lo aclaramos». En el momento en el que hablaban los agentes y el acusado, «no se sabía que el joven había fallecido, pero tenía que irse detenido por una lesión grave con arma blanca», aseguró ayer uno de ellos.

El policía explicó que recordaba «con exactitud» la versión que había dado J. J. M. V. en un primer momento: «Dijo que estaba asomado a la ventana y observó cómo un chico agredía a una chica, así que bajó a mediar, se enfrentaron, discutieron y le pegaron con una cadena, por lo que se defendió con una navaja». El policía indicó también que «reconoció haberle pinchado» y que se había mostrado colaborador «cuando le pedí la ropa que llevaba y el arma», que no habló de ninguna herida en la espalda y que no parecía ni alterado ni drogado. Las navajas «las recogió un compañero de paisano», que ayer declaró que tras «una inspección total del piso» recogieron las dos navajas, «una multiusos y otra más grande», de la habitación. Este agente también explicó que el acusado «tenía cortes por los brazos y estaba magullado», pero comentó que no sabía si se trataba de otra discusión anterior.

El otro compañero que participó en la detención del acusado, apuntó que «nos explicó que había bajado a la calle a ayudar a una chica y le pegaron con una cadena». Posteriormente, «le preguntamos por las navajas, dijo que las tenía en casa pero entraron a buscarlas los agentes de paisano, yo no las vi», indicó a la fiscal.

El último agente en ofrecer su testimonio, de la brigada judicial, se ocupó de recoger las pruebas tras el incidente. Recordó que era un día en el que llovía y no había restos de sangre en la calle. A petición de la fiscal se enseñaron dos fotografías de la herida en el joven fallecido y los restos de sangre de la sudadera que el acusado llevaba en el momento de la agresión. Hoy continúan las pruebas periciales.

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