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RAFA BALBUENA
Jueves, 17 de mayo 2012, 02:18
Una vida acercando la música a la gente. Así podría resumirse el currículum de Fernando Argenta, que empezó como guitarrista en los albores del rock español para después dirigir 'Clásicos populares ' durante más de tres décadas en RNE. Ahora lleva el espectáculo 'El conciertazo' junto a la Fundación Magistralia, que con la Orquesta de Cámara de Siero llega el domingo (12.30 horas) al Centro Cultural Avilés.
-¿En qué consiste el conciertazo?
-Pues es una actuación musical en el que hay ópera, pero sin voz, o un concierto instrumental que cuenta una historia. Se unen la música y el teatro, protagonizado por los niños en una actuación acorde a lo que suena. Un concierto festivo en el que todos interactúan: la orquesta, el director, el público y un narrador, que en este caso es un servidor.
-¿Qué repertorio va a incluir?
-Tiene obras casi de obligado cumplimiento: el 'Can can' de Offenbach, la 'Marcha Radetzky', la 'Marcha militar' de Schubert o el 'Mambo nº5' de Pérez Prado. También obras de Mozart o Beethoven, porque no es sólo música clásica.
-¿Tuvo algún referente a la hora de concebirlo?
-No, no tuve ningún modelo a seguir. Lo único es que yo llevaba mucho tiempo haciendo conciertos escolares antes de 'El conciertazo'. Y eso que no es lo mismo hacerlo en un teatro, donde el niño está 'cautivo' y tienes que tenderle constantemente algo que le enganche la atención. En cierto modo pasa lo mismo al hacerlo en televisión, donde el niño es el que tiene en las manos el mando para hacer zapping. Si ahí le atrae lo que ve, perfecto, porque no lo suelta hasta el final. Y ese ha sido nuestro triunfo.
-¿Cual es el secreto de ese éxito?
-Pues creo que está en dotar a la música clásica de acción, cosa que habitualmente no tiene. Contar una historia es fundamental, no hablar de cosas difusas que el niño no entiende y le aburren. Inventarle un título a un concierto de Beethoven, como puede ser 'El helado' o 'El partido de rugby', y que los niños se disfracen y conciban una historia para algo que en principio no la tiene. Conseguimos dársela de modo participativo, y de ahí que 'El conciertazo' haya tenido este éxito ente un público tan directo y tan exigente como es el de los niños
-¿Por qué la música clásica mantiene ese aura de seriedad?
-Yo creo que en parte la tienen esos señores que creen que hay que escucharla poco menos que de rodillas. Y también que los conciertos en televisión son sosos, solamente unos pocos planos generales donde se ve a los músicos sentados y el director moviéndose con más o menos brío. Pero a poco que se profundice en la historia y en la vida de los músicos, ves que esa seriedad es falsa. Y que en el fondo no hay tanta diferencia entre los compositores clásicos, los de tangos o boleros y los del rock o del pop.
-¿Influyó eso a la hora de hacer 'Clásicos populares' en radio?
-Sí, desde luego. Yo era un chico joven que venía de tocar la guitarra en Micky y los Tonys. Tuve la suerte de que el director de RNE de entonces, Enrique Franco, creyó en esa forma de desmitificar a los clásicos. Pero había quien se escandalizaba y pedía dimisiones porque yo llamaba a Bach 'La Vieja Peluca'...
-¿Y en cuanto a su padre, el compositor Ataúlfo Argenta?
-Por supuesto. Él era de orígenes humildes y antes de dirigir tuvo que tocar de todo en bailes y 'kermeses', como se decía entonces. Tuvo una actitud muy abierta que a mí me ha marcado, sin duda alguna.
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