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El Gran Café de Gijón y la terraza, en Madrid. :: NEWS PHOTOPRESS
El Café Gijón, en riesgo
Sociedad

El Café Gijón, en riesgo

La pérdida de su emblemática terraza pinta un futuro incierto para el histórico local hostelero del Paseo de Recoletos de Madrid, con 124 años de vida

PPLL

Miércoles, 28 de marzo 2012, 04:24

Su reino, por una terraza: José Bárcena, relaciones públicas del Café Gijón, se sonríe a pesar del incierto futuro del emblemático café. Hace tan solo unos días que el local que vio pasar por sus mesas de mármol a lo más granado de las letras madrileñas ha perdido su licencia de terraza.

Y, con ello, explica Bárcena, peligra su empleo y el de sus 41 compañeros: «Lo que da beneficio es la terraza, y si los dueños no encuentran una solución... Pues lo venderán», explica.

Lo que ha ocurrido, relata con el murmullo de media mañana de fondo, es que la concesión de la terraza (que se encuentra al otro lado de la calzada, en el tramo central del Paseo de Recoletos) pertenece en realidad al Ayuntamiendo de Madrid. «Esto siempre se hacía por subasta», dice, «pero esta vez ha sido por sobre cerrado». Es decir, en lugar de pujar por el privilegiado emplazamiento, corazón de aquel Madrid, Madrid, Madrid del que decía la canción que era «canela fina, en el que armar la tremolina», cada postor entrega un sobre con una cantidad. La más alta, se queda la terraza.

Esta vez, pues, la mejor oferta no ha sido la del Café Gijón, cuya directiva tomará en los próximas días una decisión definitiva sobre su futuro. «Porque», reflexiona Bárcena, «si lo venden, ¿a quién? ¿A alguien de la hostelería, si el café ya no tiene terraza, que es lo que da dinero? ¿Quién lo va a querer?».

El consistorio de Ana Botella empieza a escuchar, explica desde el aire añejo y castizo del local Bárcena, los ecos que se rebelan contra el cierre del Gijón: ecos de una historia que se remonta a 1888, y que incluye, entre sus linajudas tertulias, el paso de mastodontes literarios de la talla de Federico García Lorca, Francisco Umbral o Gerardo Diego.

Entre las puertas de madera y los clásicos uniformes se escapó ya el humo del tabaco, consustancial a las largas tardes del Café Gijón, pero que ya no volverá debido a la nueva ley. Ahora, pierde también su terraza. La superviviencia del local, en el que además se entrega cada mes de septiembre el premio de novela que lleva su mismo nombre, se decidirá en los próximos días: ahora, todo un pasado mira con recelo al futuro.

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