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La iglesia de San Martín de Pereda es una de las tres que conserva su portada románica en el concejo, aunque menos conocida que la de San Esteban de Sograndio y la de San Juan de Priorio. El pueblo celebra una misa a principios de junio, en la fiesta de Pentecostés. :: JESÚS DÍAZ
«La vida aquí es muy agradable»
VECINOS DE... PEREDA

«La vida aquí es muy agradable»

San Martín de Pereda, con una decena de casas habitadas, conserva su casi desconocida iglesia parroquial de portada románica de finales del s XII

POR IDOYA REY

Lunes, 27 de febrero 2012, 10:36

En la parte sur del concejo, con un pie en Oviedo y otro en Ribera de Arriba, la parroquia de Pereda pierde habitantes a un ritmo acelerado en comparación con el estilo de vida de sus habitantes. En diez años ha reducido su población (son 173 personas) en medio centenar, mientras los que han optado por las vistas del Naranco a un lado y la sierra del Aramo al otro ponderan la tranquilidad del lugar. La vida en su núcleo central, San Martín de Pereda, es «sobre todo agradable, aunque cuesta un poco adaptarse».

No hay chigre, ni tienda y hasta la pequeña localidad que aglutina apenas diez casas no llega ni el autobús. La cercanía a la capital palía sin embargo esas incomodidades. «Estamos a diez minutos del casco urbano, aunque depender del coche es lo peor», reconoce Ángeles Rozado. Lleva 20 años en este pequeño pueblo, desde que se casó. «Mi marido es de aquí y aquí quiere vivir y mi suegra es de las pocas personas nacidas en el pueblo que quedan. Ahora sobre todo vive gente más joven que se hace sus casas y que trabajan en la ciudad. Pasan meses sin cruzártelos», lamenta. Cuando llegó a San Martín de Pereda se le hizo un poco cuesta arriba. Rozado vivía junto a las facultades de El Cristo y «podía ir andando a cualquier lugar. Pero luego te acostumbras y aquí hay cosas muy bonitas».

Además de las vistas está la iglesia. Un pequeño paseo separa la casa de Rozado del templo. La capilla de San Martín de Pereda es de las pocas en el concejo que conserva su portada románica. Solo le acompañan en el honor la de San Esteban de Sograndio y la de San Juan de Priorio. Es sin embargo mucho menos conocida y eso que su origen se remonta al siglo XII. Conserva asimismo una puerta de madera de estilo barroco. «Es preciosa y un orgullo para la gente de aquí», subraya César Solís. Tres obreros trabajan en la casa que Solís ha heredado y que está restaurándo. «Mi abuela era de San Martín de Pereda. Yo comía muchos días aquí y pasaba temporadas. La vida ha cambiado mucho, antes era eminentemente agrícola y ganadera. Ahora la gente viene a dormir y poco más», revela.

Una señal aún advierte en la carretera la presencia de unas reses, prácticamente inexistentes. «Quedan cuatro caballos y las caserías han desaparecido. Esto ha cambiado mucho. Para comer tenemos que ir en coche hasta Argame», comenta Román Vázquez, uno de los obreros y de las pocas personas que a medio día se dejan ver en el pueblo. En ese trayecto en busca de un menú del día, deben atravesar el cercano pueblo de Villar, al otro lado de un bosque de robles. Josefa Vázquez barre el corredor de su casa. Duerme en el piso de su hija en Oviedo, pero cada día sube a su pueblo. «Los fines de semana viene más gente, pero entre semana no hay nadie. Esto es parte del concejo, pero nadie hace nada. El Ayuntamiento nos tiene prácticamente olvidados. Para ir al médico tenemos que desplazarnos a La Manjoya u Otero, así que la gente termina por irse de 'Perera'», asegura Vázquez. Lo llama 'Perera' con 'r', «porque así es como le conocemos de toda la vida». Un nombre, en cuyo origen tampoco hay consenso. Una teoría lo vincula con la abundante presencia de perales; otra habla de su relación con el término latino 'petram', piedra. Fuera como fuese, y aunque en el cartel de entrada al pueblo reza el nombre oficial, «para los pocos que quedamos siempre será Perera».

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