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Vista de la Acerona de la calle Palacio Valdés, con la iglesia de San José al fondo. :: JOAQUÍN PAÑEDA
Medio siglo de Acerona
GIJÓN

Medio siglo de Acerona

Palacio Valdés vivió su primera remodelación en 1962La calle, convertida en un referente de la ciudad, albergaba en los 50 el tranvía que unía El Humedal con El Llano

DIEGO FIGAREDO

Lunes, 23 de enero 2012, 19:49

Enero de 1962. La primera página del diario EL COMERCIO recoge el avance de las obras de remodelación de la plaza de los Mártires y sus alrededores, en el barrio del Humedal. Como principal novedad, la acera de la calle Palacio Valdés pierde la línea de tranvía eléctrico número 36, que enlazaba el propio Humedal con El Llano. En su lugar, una amplia acera surcada de árboles hará las delicias de las cafeterías situadas frente a la Gota de Leche, lugar idóneo para grandes terrazas veraniegas en un lugar de paso casi obligado para los centenares de viajeros que las estaciones de tren y autobús dejan en la ciudad cada día.

Como si la confluencia de los transportes públicos fuera poco, la gran acera es también punto de convergencia de numerosas arterias de la ciudad: Fernández Ladreda -hoy avenida de la Constitución-, Álvarez Garaya y Decano Prendes Pando. En un alarde de originalidad muy gijonés, enseguida comenzaron los vecinos a referirse al enorme pavimento, la acera más ancha de la ciudad, como la Acerona, una singular toponimia local de la que la Escalerona o la Iglesiona pueden dar buena cuenta.

Con el auge industrial y económico de los años 60 en marcha, la Acerona pronto se convirtió en referente de la ciudad, parte del eje comercial que la unía con las calles Langreo y Asturias, y éstas, a su vez, con Corrida y Los Moros. Millones de personas la han transitado desde entonces hasta hoy,50 años después de su construcción. Sin duda, una de las calles más transitadas de Gijón. Así lo recuerdan los negocios más antiguos que aún permanecen a su vera, como la boutique Nerja, en el número 5. Desde hace más de 40 años María Josefa Toch posee un negocio de venta de ropa a la antigua usanza.

Un estanco y dos restaurantes

«Todo está muy cambiado desde aquella época», recuerda con cariño. Los negocios han ido evolucionando y donde ahora abundan empresas de todo tipo antes «había apenas un estanco, un par de restaurantes, una perfumería... El resto eran edificios viejos de dos plantas», rememora. Unas viviendas que databan, como poco, de principios de siglo, cuando la calle se llamaba paseo del Humedal. En la Acerona «siempre había muchísima gente, puede que más que ahora, desde que han cambiado de lugar la estación de tren hay menos trasiego», resalta.

Casi de la misma época, con más de treinta años de historia, la perfumería Anaga preside la calle Palacio Valdés, en el número 1. Su propietaria, María Jesús Fente, guarda en su recuerdo el populoso mercado de El Humedal de finales de los 50, donde hoy reposan tranquilamente un parque de juegos infantiles y el famoso cubo de colores de Alejandro Mieres. En su memoria también permanece la cruz que presidía la plaza llamada de los Mártires de la Cruzada Nacional, monumento adornado con cuatro curiosos arcos desde 1962 hasta 1995.

De hecho, la inauguración oficial de la Acerona y el 'monumento a los caídos por España' en la plaza contigua tuvo lugar el 20 de octubre de 1962, cuando se cumplía el 25 aniversario de la 'liberación' de Gijón por las tropas franquistas y el final del frente republicano en el Norte durante la Guerra Civil. Toda una celebración que contó con desfile militar y discurso de autoridades y del propio alcalde, por aquel entonces Ignacio Bertrand.

La remodelación de 1995

«Antes la acera era lisa, de pequeñas baldosas cuadradas, no la obra de arte que nos dejaron en 1995», relata, con ironía, la propietaria de Anaga, exteriorizando el disgusto de los comerciantes de la zona con la segunda remodelación de la plaza del Humedal y sus alrededores, entre los que se incluyó también a la Acerona. «Es una zona por la que siempre ha pasado muchísima gente, la puerta de la ciudad en muchos sentidos», apunta, para matizar después la fortuna de Palacio Valdés: «Siempre ha sido una zona próspera pero la crisis de hoy en día la pagamos todos», concluye.

Muchos son los gijoneses que guardan un recuerdo entrañable de las ferias de Begoña entre la Acerona y El Humedal, con sus casetas, sus puestos de churros y sus atracciones. También de las interminables tardes de juegos y correrías de los más pequeños, que se reunían en la amplia acera para entretenerse hasta que sus padres, sentados en alguna de las terrazas anunciaban la hora de recogerse. «Antes la se hacía más vida en la calle, uno se paraba más a hablar con el vecino», recuerda Mayka González, de la joyería que lleva su nombre y que tiene más de 30 años de historia en el centro de Palacio Valdés. «Hace años había tres quioscos y ahora ya no quedan, nos hace falta uno», apunta. Uno de los más emblemáticos, el Quiosco Alfredo, retirado de la Acerona en mayo de 2008.

Desde hace unos 10 años la zona está viviendo una renovación sin precedentes, no solo en nuevos negocios sino en traspasos de los más emblemáticos. De ello se dio buena cuenta José Antonio Peláez, quien recientemente apostó por volver a abrir la famosa cafetería Santa Rita: «No era mi intención, pero todo el mundo sabía qué era el Santa Rita y dónde estaba, llevaba en la Acerona más de 40 años». Así, aunque con un buen lavado de cara, regresa el mítico café a una de las zonas «más dinámicas de la ciudad, lugar de paso obligado y con un gran ambiente».

La calle de los seis nombres

Armando Palacio Valdés fue un escritor asturiano del siglo XIX y autor, entre otras obras, de 'La hermana de San Sulpicio', 'El cuarto poder' o 'La aldea perdida'. Desde 1937 da nombre a la calle con la acera más famosa de Gijón, pero anteriormente la gran vía tuvo hasta cinco nombres. El bando franquista honró al prolífico escritor para eliminar de la principal entrada a la ciudad a Nicolás Salmerón, ministro y presidente de la I República. El propio Salmerón vino a sustituir en 1932 -durante la II República- el popular nombre de paseo del Humedal, el barrio desecado tras el derribo de las murallas decimonónicas de la ciudad.

Anteriormente, era conocida como paseo de San José por la antigua iglesia (1890) que se encontraba un poco más atrás de la actual (1946). Paseo de las Armas de la Fortificación y paseo de las Viudas -citado por Jovellanos- completan el plantel de nombres que ha disfrutado una de las calles, sin duda alguna, más emblemáticas de Gijón.

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