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RAMÓN MELIJOSA CUEVAS
Domingo, 15 de enero 2012, 03:40
El juego de los bolos es más antiguo de lo que cualquiera pueda imaginar. Hay referencias al mismo en el Egipto de los faraones, la Grecia clásica y la América precolombina. En Llanes se jugó al birle desde tiempo inmemorial y aunque hoy no quedan boleras en uso, salvo la del cercano pueblo de La Portilla, la villa llegó a contar con un elevado número de ellas repartidas por distintas plazas y barrios.
En el paseo de San Pedro, al lado de la capilla que entonces allí existía y que daba culto a San Pedro del Mar, había una bolera que tal vez desapareció cuando se construyó el paseo, en 1847, siendo alcalde Francisco de Posada y Porrero. En la señorial posesión del Cercáu había otra bolera en la corralada y eran los marineros de Cimadevilla, Santa Ana y La Moría quienes principalmente jugaban en ella.
Otra bolera estaba situada en la plazuela de arriba de la Magdalena. Los domingos se organizaban partidas entre las mujeres del barrio y se jugaban una azumbre de sidra (medida castellana equivalente, más o menos, a dos litros) que se repartían entre jugadoras y mironas. Solían jugar Ramona, la Miñola; la Fúfula; Polonia; Nazaria; la tía Lupe; la tía Lucía; Anita, la jorobada; la Xabona y la Patona. Se tiraba desde la calle Mayor en dirección a la capilla y la sidra, que solía ser dulce, se adquiría en la taberna del Marqués, regentada por la Chuma.
En el Cueto Alto existía una bolera que desapareció al edificarse el lugar que ocupaba, pero hoy da nombre a un barrio que aparece en el callejero local. Muy popular era la bolera de La Bombilla, situada en el recinto del palacio Duque de Estrada, donde había un lagar de sidra regentado por el matrimonio formado por Indalecio Ferreiro y Fidela Faces. Hasta su desaparición fue escenario de importantes acontecimientos bolísticos organizados por Indalecio Ferriro Faces 'Popo'. Y en la calle San Agustín se ubicaba una magnífica bolera cubierta, dentro del bar La Bolera, en la que se podía jugar durante todo el año.
De mucho relieve y famosa por sus medidas y emplazamiento fue la bolera de La Vega de la Portilla. Estaba considerada como la catedral de los bolos y en ella se jugaron competiciones de muy alto nivel entre jugadores de Llanes y de otras zonas de la comarca. Sus fundadores fueron José Bernaldo de Quirós, Juan Vega, Ángel Caldueño y Bernardino Rivera, después de obtener el permiso del marqués de Gastañaga a quien, al parecer, pertenecía el terreno.
Hacia 1944 se construyó una magnífica bolera en el bar Palacios con las medidas y condiciones que entonces exigía la Federación Española de Bolos, constituida tres años antes. Fue lugar de grandes acontecimientos a nivel regional y nacional y por su extraordinaria cancha de juego se la consideró como una de las mejores de la época en la modalidad de bolo palma.
En la avenida de la Paz, frente al colegio de las monjas, existía la sidrería de Quico Gutiérrez que también tenía acceso por el sur, en espacios próximos a la estación del ferrocarril. Los empleados del tren eran los principales jugadores de esta bolera. En la zona de Canteli, en 1969, Fernando Patiño 'Titi', dueño del bar Deportivo, preparó una bolera que desapareció por la construcción de las actuales escuelas. Por la misma época Juan Antonio Sotres levantó una bolera en Malzapatu, en donde hoy se ubican modernas viviendas. Y por suscripción popular se construyó en 1977 una bolera en la zona de Las Marismas, en la que se celebraron campeonatos nacionales de tercera categoría y de juveniles.
Hoy ya no queda en pie ninguna de esas boleras, salvo la de La Portilla, y hay que reconocer y lamentar que la modalidad de bolo palma no pasa por su mejor momento en la villa de Llanes.
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