Fallece José Álvarez Domínguez, una institución de la judicatura

«Se ha ido un hombre muy religioso, muy familiar y muy trabajador. Tanto, que, al margen del fútbol, más concretamente del Barça, no tenía hobbies y permaneció en activo en la abogacía hasta que fue muy mayor». Así recordaba ayer el presidente de la Audiencia, José Ignacio Álvarez, a su padre, José Álvarez Domínguez, fallecido ayer en Oviedo a la edad de 93 años. Toda una institución de la judicatura asturiana.

«Con el dolor de la pérdida, pero reconfortados por la vida eterna», el actual presidente de la Audiencia, el único de sus cinco hijos que siguieron sus pasos, «todos también muy religiosos», recordó también que, «hasta esta misma semana, gozó de muy buena salud, haciendo una vida completamente normal» y que, entre otros hitos de una exitosa carrera forjada a base de tesón y de constancia, era miembro de la Asociación Asturiana de Jurisprudencia y ostentaba la Cruz de San Raimundo de Peñaflor.

José Álvarez Domínguez no tuvo una vida fácil. Nacido en Santiago de Cuba, adonde sus padres, de origen gallego, habían emigrado, no fue hasta la adolescencia cuando la familia se trasladó a vivir a Santiago de Compostela, donde cursaría una carrera de Derecho que retomaría después de que sus estudios quedasen interrumpidos por la Guerra Civil. Y luego, llegaron las oposiciones a juez comarcal y, posteriormente, a juez de primera instancia, y los sucesivos destinos en Tui, Pravia, Pola de Siero y Oviedo, donde fueron naciendo sus hijos María Eugenia, José Ignacio, Diego, Luis Ángel y María Teresa.

En esa etapa ovetense, el magistrado coincidió con el padre de Mariano Rajoy cuando Álvarez Domínguez era titular del Juzgado número 2 de la ciudad. «'Marianito', llamábamos al próximo presidente del Gobierno», recordaba ayer su hijo José Ignacio, que apuntaba como prueba del amor de su padre al trabajo bien hecho que el que fuera el presidente de la Sala de la Civil de una Audiencia Territorial más joven de España se jubiló en 1987, pero no dejó de trabajar como abogado hasta cumplidos los 80. Y que uno de los golpes más duros llegó hace once años, con el fallecimiento de su esposa, María Celedina, asturiana de Cabranes, del que se recuperó gracias al cariño de los suyos. Especialmente, de sus nueve nietos.

Todos ellos lo despedirán a las cuatro de esta tarde en la iglesia parroquial del Corazón de María de Oviedo, donde se celebrará el funeral de cuerpo presente, y acto seguido, recibirá cristiana sepultura en el cementerio de El Salvador.