Calor africano por San Cosme

Las localidades canguesas de Cabielles, Narciandi y Nieda festejaron ayer a San Cosme en una jornada soleada, de calor africano, sin un minuto de brisa y ninguna sombra en el elevado cerro de San Pedro. La presencia de romeros resultó multitudinaria y la comitiva partía este año desde el pueblo de Cabielles, aunque las tres localidades están mancomunadas para la celebración de la fiesta que este año va a costar «27.000 euros», según adelantó el presidente de la comisión, Adolfo Suero, vecino de Narciandi.

A mediodía se ponía en marcha desde Cabielles un cortejo folclórico. Abría la marcha la banda de gaitas Villa de Avilés, bajo la batuta de Rubén Alba, y formada por 14 gaiteros y cuatro percusionistas. Seguían dos carros del país marcando con nitidez el ancestral ronquido de la 'exa'. Un carro, conducido por el piloñés Víctor Molina, iba arrastrado por dos vacas ratinas: 'Niña' y 'Carmela', y sobre la plataforma viajaba un grupo de niños ataviados con los trajes de porruano y aldeana. En el otro carro, guiado por el experto Juan González 'el Marineru', iban uncidos los bueyes 'Cachorro' y 'Galán', que arrastraban una enorme carga de hierba seca.

A continuación se presentaban dos artísticos y bien decorados ramos de pan artesanal. El de las mujeres a hombros de Inés Alonso, Manuela Suárez, Aida Díaz y Cristina Fernández, mientras que en el de los hombres oficiaban como costaleros dos parejas de hermanos: Francisco y Daniel Cenitagoya y Carlos y David Puente.

Una vez que el cortejo llegó al altozano de San Pedro, donde se sitúa la humilde ermita de San Cosme, se celebró la misa. Y más tarde la procesión con una amplia representación de la corte celestial en forma de imágenes: San Cosme, San Pedro, la Virgen María y el Arcángel San Miguel.

La mañana llegó a su fin con la subasta de los panes del ramo, sin que faltaran las clásicas pujas por las ofrendas: quesos y pollos, fundamentalmente.

El broche de oro a las fiestas de San Cosme tendrá lugar esta noche, a partir de las nueve, con la degustación de una parrillada de costillas y criollos para 400 personas. Y de postre, una monumental tarta de cinco metros cuadrados.