
O. SUÁREZ
Sábado, 24 de septiembre 2011, 04:41
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David García Rodríguez es sportinguista, tiene 22 años y una minusvalía psíquica del 67%. Hace días viajó a Covadonga para pedir que el Real Oviedo baje a Tercera División y el Sporting B «suba a Segunda». Su jugador favorito «es Barral». No lo duda ni un segundo. Y se sabe al dedillo el calendario de la primera vuelta de la Liga. Pero el partido de mañana contra el Rácing podría ser el último que pueda ver esta temporada.
Lo cuenta su madre, Olivia Rodríguez, quien hasta la semana pasada acompañaba a su hijo cada domingo al estadio. «Hasta ahora con el carnet de socio de los minusválidos podía entrar también el cuidador, que no ocupaba asiento y se dedicaba a controlarlo durante el partido en el pasillo o la parte de atrás. Desde hace una semana sólo las personas con una minusvalía física puede entrar al campo con otra que los atienda», dice. Comenta que la decisión se la dio a conocer el personal de la puerta la última vez que acudieron a un partido. «Ni una carta ni nada», añade. La decisión, además, «se tomó cuando ya había empezado la Liga y por lo tanto ya no nos podemos hacer socios para que nos toque un asiento al lado del que tiene asignado David».
El joven es dependiente y no puede salir solo a la calle. «Lo único que hace por él mismo es coger el autobús que lo lleva por la mañana al Sanatorio Marítimo, para el resto necesita ayuda y atención», comenta la progenitora, que apunta que durante los partidos «se pone nervioso, se agita y si no está el cuidador puede llegar a ser molesto para las personas que tiene al lado, que tampoco tienen que sufrirlo».
Discriminación
«Supongo que los administradores de El Molinón habrán pensado en todo eso y que además asumirán la responsabilidad que antes ejercía el acompañante mientras la persona minusválida permanezca en el recinto. En el caso contrario, mi hijo estaría siendo discriminado con relación a los disminuidos físicos, que se benefician del trato que se merecen y que me gustaría que se le diese a mi hijo», dice Olivia.
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La familia de David García Rodríguez asegura que no tienen «mayor interés por ir al fútbol, lo hacemos porque para él ver al Sporting es su vida, lo poco que tiene y con lo que se ilusiona» y lamenta que este cambio del club no se haya realizado durante el periodo de hacerse socio «para haber tomado medidas para poder ir con el niño al fútbol».
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