Aspecto que presenta la capilla de la Virgen de Copacabana de Muros de Nalón. :: ANDRÉS CASTILLO
BAJO NALON

Fiesta mariana con historia

Trescientos vecinos de Muros acuden a la inauguración de la capilla de la Virgen de Copacabana, que luce renovado aspecto

RAFA BALBUENA

Domingo, 11 de septiembre 2011, 11:26

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La capilla de la Virgen de Copacabana, en Muros, estuvo ayer de celebración. Por partida triple, ya que además de una señalada homilía y de la concurrida espicha posterior al acto religioso, el pequeño edificio luce desde ahora una apariencia renovada, además de sustanciales mejoras en su techumbre, muros y decoración interior y exterior.

Cerca de 300 vecinos asistieron al acto de inauguración de la ermita, en un ambiente de auténtica fiesta que poco tenía que envidiar al de cualquier romería asturiana de solera. El profesor universitario Juan José García González, promotor de la obra de restauración, expresaba ayer con efusividad a este periódico la satisfacción que suponía haber concluido un proyecto acariciado desde 1999. «Me interesaba recuperar este pequeño templo que estaba en ruinas, por interés histórico y artístico, y también como vecino de Muros», señaló. A este fin, y sabiendo que la casa solariega anexa se ponía a la venta, García adquirió ambos edificios con esa perspectiva en mente. Y tras un estudio arquitectónico, otro relativo a la decoración y documentación histórica y ocho años de trabajos de andamio, la capilla está ya restaurada y en pleno esplendor. Humilde, como sus dimensiones, pero con ese espíritu erguido y lozano que exhiben los pequeños templos rurales.

Ayudas

A ello no ha sido ajena la ayuda de personas «como una amiga de mi familia, que nos cedió la pila de agua bendita», según expresó un agradecido García. Este objeto «se desprendió de su ubicación en un determinado momento y pasó décadas como ornamento en su jardín», señaló. Otro regalo fue el que protagonizaron los sobrinos de un señor de Cudillero «que compró en 1950 la imagen de la Virgen, cuando la capilla se caía a pedazos, para preservarla». El detalle de ofrecerla desinteresadamente también fue objeto de unas afectuosas palabras, extendidas a la asistencia del público a la cita. Entre ellos no faltó el párroco de Muros, Luis Rodrigo, que celebró la misa junto al vicario general de Avilés y Occidente, Manuel Antonio Díaz. También asistieron representantes de la vida institucional como los ediles Agustina del Valle y Antonio Coalla, o el consejero de Salud del Principado, Ramón Quirós.

La Virgen de la Candelaria de Copacabana, que ese es el nombre completo de la advocación mariana, tiene su origen en Perú, a orillas del lago Titicaca. Según ha indagado Juan José García, «un sacerdote murense llamado Francisco Varela estuvo destinado en la diócesis boliviana y podría haber traído esta devoción hacia 1720; de hecho, la casona pertenecía entonces a su familia y él mismo fue párroco aquí en esa década del siglo XVIII», indicó el profesor. El tiempo ha corrido, la vida ha ido haciendo y deshaciendo y la historia iba camino de difuminarse, a la par que el edificio corría el riesgo de quedarse en una ruina olvidada. Pero por suerte no ha sido así, y Muros se engalanó ayer para festejarlo.

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