Secciones
Servicios
Destacamos
POR J. F. GALÁN
Domingo, 24 de julio 2011, 04:38
Martina Sampedro González llegó a Piedras Blancas en el año 1973. Había dejado atrás su pequeña aldea natal, Los Veneros, en Soto del Barco, para iniciar la que sería una larga carrera como maestra, siempre en Castrillón. Su marido, ya jubilado, era policía municipal en Piedras Blancas, en aquellos tiempos un pequeño pueblo que comenzaba a crecer, impulsado por el 'baby boom' y por los vientos de cambio, que ya soplaban con fuerza en los estertores de la dictadura.
Desde entonces, Martina ha sido testigo y partícipe de la profunda evolución urbanística y social que ha experimentado el concejo. Lo ha visto y lo ha vivido desde la tarima, reflejado en su alumnado y en sus familias, en los cambios de planes de estudio y en el papel que desempeña el profesorado en el proceso educativo. «Ahora el maestro tiende a ser un mero transmisor de conocimiento. Antes de educaba más. Había más tiempo, y la enseñanza era más vocacional», asegura.
La suya fue una vocación sobrevenida. Quería ser periodista, lo que necesariamente implicaba trasladarse a otra provincia para cursar los estudios. Y en casa no andaban tan sobrados de recursos económicos. Un día su padre, después de ordeñar, le propuso que dirigiera sus pasos hacia la enseñanza. «Ganarás poco y tendrás que 'patear' los pueblos, pero eso es bueno. El ambiente rural enseña mucho, y tu eres de ambiente rural», le dijo. Semanas después, Martina se matriculaba en la Escuela de Magisterio.
Su primer destino fueron las escuelas Ave María de Arnao. La estancia allí duró poco, el tiempo que se prolongó la baja de la profesora que sustituía, Nieves Arregui. Luego le surgió otra oportunidad, también como sustituta, en este caso del histórico y querido José Luis García Rodríguez, en cuyo recuerdo se bautizaría, años después, el colegio de Campiello, que aún lleva su nombre.
En aquel tiempo, curso 1974-75, aún no se había construido. Las clases se impartían en la Escuela Nacional de Niños y Niñas, sitas el mismo inmueble que hoy ocupa la Escuela Infantil Infanta Leonor. La explosión demográfica había dejado pequeñas las instalaciones, problema que el Ayuntamiento resolvió convirtiendo en aulas tres bajos comerciales alquilados en distintos lugares de Piedras Blancas.
A Martina, que a finales del curso consiguió la plaza de maestra en propiedad, la destinaron al que hoy ocupa el Juzgado de Paz, en la calle La Libertad. Tenía 51 alumnos para ella sola, muchos de ellos procedentes de las parroquias rurales. Fue allí donde comenzó a adquirir experiencia y a percibir con mayor intensidad los vientos de cambio que, tras la muerte de Franco, se colaban por todas las rendijas, calando en la sociedad. Eso sí, estaban impregnados de un fuerte aroma a incertidumbre.
En 1977 se inauguró al fin el colegio Campiello, hoy José Luis García Rodríguez. Y Martina echó raíces, en el colegio y en Castrillón, «un concejo generoso, con gentes afables y abiertas, amantes de la tertulia y participativas en todo tipo de actividades, tanto lúdicas como culturales o deportivas», matiza.
Ejerció allí la enseñanza hasta el año 2002, siempre como profesora de matemáticas, en primaria. Inicialmente con la recién estrenada Ley de la Enseñanza de Villar Palasí, la que estableció, a mediados de la década de los setenta, la EGB, el BUP y el COU. Después, ya a partir de 1996, con la LOGSE, y finalmente, con la LOE.
En el primer modelo «el nivel de exigencia era superior al actual. Una serie de leyes orgánicas posteriores trataron de corregir las lagunas existentes, pero los cambios se enfocaron hacia los contenidos y competencias básicas, y no tanto hacia la atención a al alumno», reflexiona. De cara al futuro, augura que el listón volverá a elevarse. «No todo puede ser indiferente. Superar o no los niveles mínimos en cada material, pasar de curso o no, porque resulta contradictorio con las exigencias que reclama la sociedad actual en el ámbito laboral».
En 2002, Martina estudió la especialidad de pedagogía terapéutica. Quiso trasladarse a Avilés, pero cometió un error. A la hora de cubrir la solicitud, en lugar del código del colegio de Sabugo introdujo el de la Escuela Infantil de Piedras Blancas, un profundo lapsus que entonces le dejó perpleja, pero que hoy celebra.
Es una escuela de segunda etapa infantil, niños de 3 a 6 años. Martina, directora del centro desde hace ya años, dice que trabajar con ellos «es muy gratificante. Rezuman inocencia, y tienen mucho que aprender», añade. Uno de los conceptos que, en muchos casos, hay que inculcares es el significado de la palabra 'no'. «Ahora los niños son muy posesivos, están acostumbrados a que sea todo para ellos, a ser el centro, a tenerlo todo. Hay que enseñarles a compartir. Y a veces, cuesta», afirma. Según su experiencia, tal circunstancia se da en proporciones mayores «con niños que son hijos únicos o con familias desestructuradas».
Últimos días
Martina disfruta de sus últimos días en la escuela infantil. Se jubila el 31 de agosto, y cree que «al principio lo voy a pasar un poco mal» Continuará viviendo en Piedras Blancas, y tendrá más tiempo para ir a la casa familiar, en Los Veneros, para colaborar con Cáritas y para dedicarse a sus otras dos grandes aficiones, la lectura y la escritura.
También para sus tres hijos, uno de los cuales, el segundo, ha seguido sus pasos como maestro. La chica heredó su vocación periodística, y ya ejerce como tal, y el mayor es químico.
Deja atrás muchos buenos recuerdos, muchas anécdotas divertidas y algún que otro encontronazo con padres de alumnos, «siempre por exigir un rendimiento a sus hijos, nunca por lo contrario». Lo único que lamenta es no haber podido dedicar más tiempo a todos y cada uno de los miles de niños que han pasado por sus manos. «Todos los niños atesoran facultades, todos valen para algo, y no siempre se lo hemos podido sacar», concluye Martina Sampedro, mientras continúa recogiendo las cosas que guarda en el despacho de dirección de la Escuela Infantil Infanta Leonor. Los recuerdos se los queda ella.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
El Sporting de Gijón destituye a Rubén Albés
José L. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.