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JOSÉ CARLOS RIVERA FERNÁNDEZ
Viernes, 17 de junio 2011, 04:39
Las células son las partes más pequeñas de la realidad que tienen el atributo de la vida. Todos los seres vivos estamos compuestos de células. Éstas se dividen en procariotas (son pequeñas, sin núcleo y sin cromosomas) y eucariotas (más grandes, provistas de núcleo con membrana que contiene cromosomas y de orgánulos diversos, como las mitocondrias, que están fuera del núcleo). La Escherichia Coli, una célula eucariota, es la bacteria que ha provocando la última epidemia. Los seres humanos estamos compuestos de células eucariotas, por lo tanto somos descendientes de algunas de las primitivas simbiosis de bacterias. Nosotros, como también los animales que comen celulosa como las vacas, portamos en nuestro intestino miles de millones de bacterias Escherichia Coli. De hecho, tenemos en nuestro organismo más bacterias que células propias. En consecuencia, las bacterias estaban en la Tierra mucho antes que nosotros y seguramente seguirán existiendo cuando nos hayamos extinguido Desde hace 10.000 millones de años hasta hace 3.800 millones de años sólo existía una realidad físico-química, los átomos y las moléculas (que pueden ser pequeñas como una molécula de agua o alcanzar el picogramo como un DNA), son materia inerte. Esa materia inerte se organizó pudiendo intercambiar materia, energía e información con el entorno, dando lugar a estructuras biológicas como las bacterias. Posteriormente, tan sólo hace 100 millones de años, esas estructuras vivas, por medio de los mecanismos de 'selección natural', 'mutaciones genéticas' y 'endosimbiosis', dieron lugar a organismos con sistemas nerviosos y se convirtieron en materia inteligente. Con el paso del tiempo, hace unos cien mil años, una parte de esa materia inteligente se transformó haciendo surgir en los animales superiores el cerebro; cuando éste llega a un grado de complejidad surge la conciencia ideativa en nosotros, los seres humanos que hemos sido capaces de conocer el manual de instrucciones con el que se construye un ser vivo que es su genoma.
Los conocimientos que hemos adquirido en genética y en biología molecular, en apenas sesenta años, nos han proporcionado conocimientos del genoma humano y del bacteriano. Esos conocimientos nos permiten hoy combinar genes humanos y genes bacterianos, lo que nos permite construir nuevas cepas de bacterias, que sin dejar de ser bacterias, son humanas, ya que producen proteínas propias de nuestra especie. Combinando el ADN de una bacteria con el ADN de un humano, la bacteria produce 'ADN recombinante', que es el nombre con el que se conoce este material hereditario. La E. Coli recombinada no es un producto de la naturaleza sino de la cultura. Nuestra ingeniería genética ha desarrollado herramientas sorprendentes para manipular la vida y reprogramar las células: enzimas copiadoras para reproducir el ADN; enzimas tijera para cortar el ADN; enzimas cola para recombinar los fragmentos; sondas genéticas para buscar un mensaje codificado en un banco de genes; máquinas moleculares programadas; anticuerpos catalíticos (abzimas); ARN-enzimas (ribozimas) etcétera. Para un microingeniero las bacterias son fábricas en miniatura reprogramadas por códigos moleculares que ellos modifican según su voluntad y que las bacterias saben interpretar. El proceso es similar al de la programación informática. El ADN, encerrado en el organismo de una E.Coli, que garantiza su supervivencia, se encuentra exteriorizado en forma de planos, de patentes, de modelos y de memorias electrónicas. De esta manera es posible la recombinación y la modificación de una célula, lo cual acelera prodigiosamente la evolución tecnológica con respecto a la evolución biológica.
Evidentemente todo esto nos permite afianzar nuestro poder tecnológico sobre la naturaleza, pero las bacterias y también los virus, como le ocurre a cualquier ser vivo, se las ingenian para adaptarse al ambiente en el que estén. Y si el ambiente esta cargado de antibióticos y otras sustancias químicas, intentan luchar contra ellos, cambiando su código genético. Por lo que intentan conseguir un gen que sea capaz de bloquear químicamente la acción de un antibacteriano. La E-Coli asesina, se ha armado contra sus agresores los antibióticos, por eso es más difícil de curar y de tratar. La naturaleza se rebela contra nosotros. Parece ser que la variante 0104:H4 no es el resultado de un proceso adaptativo lento sino de un cambio brusco o mezcla de cepas de E.Coli ya conocidas anteriormente.
En definitiva, parece ser que en las últimas décadas estamos asistiendo a epidemias que se están produciendo con más virulencia y curiosamente coinciden con la proliferación de las grandes explotaciones agropecuarias para obtener beneficios rápidos, a costa de la salud de las personas y de la tortura a la que se somete a los pobres animales. Recordemos la enfermedad de las 'vacas locas' debida a que los animales comían piensos hechos con harinas de despojos animales. Después vino la contaminación por dioxinas de los pollos belgas, cuya responsable fue la empresa alemana Harles & Jentzsch, que fabricaba piensos para la producción industrial de granjas avícolas. La reciente gripe porcina, o gripe A, que se originó en las granjas Carroll de México debida al hacinamiento en el que se encontraban los cerdos que vivían encima de sus propios excrementos; gripe de la que ya nadie habla, pero reportó muchos millones a las empresas farmacéuticas que vendían el antiviral ' Tamiflú'. La nueva epidemia de la que todavía no sabemos seguro donde se ha originado, ni cuáles son sus causas, puede ser natural o puede ser una consecuencia de nuestros experimentos, pero debemos aprender una cosa, no se pueden lanzar alertas sanitarias si no se cuenta con una base científica; porque puede dañar a sectores productivos claves en la economía de determinadas regiones, en beneficio de otras. Pero lo más curioso de todo esto, es que en el mes de enero, la estadounidense farmacéutica Pfizer comenzó a comercializar una nueva vacuna contra la bacteria E.Coli para las vacas. Ahora, con esta nueva psicosis alimentaria, la farmacéutica ha tenido la mayor subida en bolsa del año. ¿Es una mera coincidencia?
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