![«Es posible dar marcha atrás al reloj de la vida»](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/pre2017/multimedia/prensa/noticias/201011/30/fotos/5184544--253x180.jpg)
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L. FONSECA
Martes, 30 de noviembre 2010, 13:22
Juan Cadiñanos dirige el Laboratorio de Medicina Molecular del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular (IMOMA), vinculado al Centro Médico de Asturias. Este doctor en bioquímica colaboró con una novedosa investigación, publicada en Nature y recogida por EL COMERCIO, que ha logrado frenar el envejecimiento en ratones.
-¿Cuál es la relevancia del hallazgo?
-La relevancia es sobre todo conceptual. En lenguaje llano diríamos que el trabajo demuestra que es posible dar marcha atrás al reloj de la vida.
-¿Cuánto duró la investigación?
-El estudio comenzó hace siete años. Los trabajos que requieren la generación de una nueva línea de ratón modificada genéticamente suelen tardar un mínimo de tres o cuatro años en dar frutos. En este caso, nos encontramos ante un proyecto complejo publicado en una revista científica de primera línea (Nature), y eso requiere que las conclusiones se sometan a todo tipo de comprobaciones para poder estar seguros de lo que se va a decir, especialmente cuando es algo tan impactante.
-¿Cuál fue su aportación?
-El proyecto nació en el laboratorio del doctor Ronald Depinho, en el Dana Farber Cancer Institute de Harvard (Boston) y fue inspirado por él. Yo me encargué de diseñar y construir las herramientas moleculares necesarias para generar los ratones con telomerasa inducible.
-¿Qué son los telómeros de los que habla en la investigación?
-Los telómeros son secuencias de ADN repetitivo presentes en cada uno de los extremos de los cromosomas. Los cromosomas son moléculas de ADN lineales y, por lo tanto, tienen principio y final. Los telómeros están al principio y al final de los cromosomas y no contienen genes. Tienen una función de protección estructural. A menudo se los compara con los extremos de los cordones de los zapatos, que debido a su mayor compactación y a su recubrimiento plástico impiden que los cordones se deshilachen. No sólo los humanos y los ratones tenemos telómeros sino todos los seres vivos que no somos bacterias.
-La investigación ha logrado frenar el envejecimiento en ratones. La pregunta del millón es saber si tendrá aplicación en humanos.
-La posible aplicación en humanos no será ni sencilla ni rápida. Primero habrá que analizar las posibles consecuencias negativas de la regeneración de telómeros para poder ver si es o no seguro. Luego, se necesitará encontrar la manera para reactivar la telomerasa en humanos, y eso es algo mucho más complejo que en ratones. En cualquier caso, como dicen los abuelos, 'la ciencia avanza que es una barbaridad', de modo que resulta casi imposible predecir si se podrá revertir el envejecimiento.
-Si no he entendido mal, ustedes han inactivado una telomerasa, que es la enzima que ayuda a regenerar los extremos de los cromosomas, que luego se puede reactivar mediante un fármaco. Ese proceso es el que logra revertir la neurodegeneración. ¿Es algo así como un mando a distancia del envejecimiento?
-Podría definirse así. En efecto, en ausencia de 4-hidroxitamoxifeno (4-OHT), la telomerasa de estos ratones no funciona, de manera que sus telómeros se van acortando, como ocurre en el envejecimiento humano. Al administrarles el fármaco 4-OHT, la telomerasa se activa mientras dura el tratamiento, y si se lo retiramos, de nuevo se inactiva.
-Está de enhorabuena. En un mes publicó en Science y en Nature .
-En ambos casos se trata de colaboraciones con grupos muy competentes de dos epicentros de la ciencia. Son proyectos en los que nuestra participación ha sido modesta. Desde el IMOMA seguimos colaborando activamente con el Wellcome Trust Sanger Institute de Cambridge y con el grupo de Carlos López Otín de la Universidad de Oviedo, quien, además de brindarnos un apoyo enorme, nos aporta una garantía de calidad. Las contribuciones de su grupo tienen una relevancia comparable a la de estas dos últimas publicaciones. De todos modos, nuestro objetivo, más que publicar en Nature o Science, es que los proyectos que desarrollamos respondan a preguntas relevantes, cada vez más cerca de las necesidades de los pacientes.
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