La ONU se despide de su edificio en Nueva York para acudir a otro diseño de Niemeyer

De Niemeyer a Niemeyer. Ese parece el juego que el destino ha querido ofrecer en el día en que la Organización de Naciones Unidas se despide de su emblemática sede y anunciaba su próxima actividad en otro edificio del arquitecto brasileño Óscar Niemeyer, en este caso en Avilés, su primer proyecto en España.

El de hoy será el último día en el que la sede de la ONU desarrollaba su actividad en su sede social de la ciudad neoyorquina. El edificio será sometido ahora a una profunda obra de restauración, que se prolongará por espacio de varios años, como mínimo hasta 2014.

La principal sede de la ONU fue abierta en 1950, según el proyecto firmado por Le Corbusier y Óscar Niemeyer. La compra fue ordenada por el multimillonario norteamericano Nelson Rockefeller, tras pagarse ocho millones de dólares por la compra de los terrenos donde se levantó. Una comisión internacional de arquitectos presentó sus trabajos para el diseño y finalmente fue el estudio de Le Corbusier, con el que colaboraba Óscar Niemeyer, el que resultó adjudicatario del proyecto final, conocido como 'Scheme 23A'.

Hace cuatro años, representantes de la ONU se entrevistaron en Río de Janeiro con Óscar Niemeyer para conocer su opinión sobre los trabajos de restauración que darán comienzo ahora y que han sido estudiados por los representantes de los 191 países miembros de Naciones Unidas. El edificio situado en Manhattan presenta numerosos desperfectos en su estructura, llena de fisuras y filtraciones. Incluso el salón de la Asamblea General perdió parte de su techo. Niemeyer dio su opinión: que se cambie lo menos posible el diseño original.

El anuncio realizado ayer por el secretario general de la organización, Ban Ki-moon, de que el programa de educación y cultura de la ONU será presentado el próximo mes en el Centro Niemeyer permite destacar precisamente esa coincidencia: que Naciones Unidas se despida temporalmente de un edificio que lleva la firma de Niemeyer y presente su actividad en Europa, en este caso en Avilés, en otro edificio que lleva la firma del magistral arquitecto brasileño.