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La plaza de Las Barqueras surgió al desecar un espacio al que llegaba agua salada durante la marea alta.
Llanes, trabajar en calles vetustas
Oriente

Llanes, trabajar en calles vetustas

La principal y sinuosa arteria de Llanes surgió como barrio extramuros de una villa medieval pasto de las llamas

GUILLERMO F. BUERGO llanes.co@elcomerciodigital.com GUILLERMO F. BUERGO

Domingo, 10 de octubre 2010, 04:28

Esta gran obra de la villa se adjudicó el pasado 19 de febrero a una UTE formada por las empresas Valle Balmori S. A. y COPSA. La licitación era ligeramente superior a tres millones de euros, pero la UTE adjudicataria se comprometió a finalizar los trabajos por 2,43 millones, con una rebaja del 19%. Para pagar la obra el Ayuntamiento de Llanes asumió un crédito de 2,6 millones de euros y la devolución del préstamo es a 15 años, con cinco de carencia y a un interés del 0,5%.

La obra se dividió en tres tramos y los trabajos para acometer el primero de ellos, desde Correos hasta el puente sobre el río Carrocedo, comenzaban a las ocho de la mañana del lunes 6 de abril. Esa franja ya se dio por concluida el día 21 de julio, fecha en la que tenía que pasar por ese lugar la comitiva festiva de la hoguera de la Magdalena. Los trabajos en el segundo tramo, que incide en las calles Mercaderes y Castillo, se iniciaron el pasado 21 de septiembre y a su finalización sólo restará por acometer la franja que corresponde a las calles de Nemesio Sobrino y Manuel Romano.

Las calles centrales de Llanes comenzaron a perfilarse a partir del año 1509, como consecuencia del incendio que arrasó el caserío de intramuros. Son abarquilladas y sinuosas y en su mayor parte se adaptaron y adosaron a la muralla medieval o proceden del terreno conquistado al mar en la zona de las marismas conocida como Las Barqueras. Esto lo saben los llaniscos y desde hace muchos años tienen asumidas las consecuencias porque sus arterias no fueron trazadas a cordel.

El intento de poner orden en las calles del centro de la villa no es una cuestión novedosa. Hace más de un siglo, en el año 1903, se elaboró un Plano de Ensanche que en su Memoria presentaba una descripción demoledora: «Basta fijar un momento la atención en el plano de Llanes para comprender que en sus actuales calles, sin una alineación definida, con el desorden grandísimo que hay en la edificación y su amontonamiento en algunos puntos, es imposible hacer una reforma en términos de obtener un trazado próximamente regular, con vías amplias y de fácil relación unas con otras, so pena de demoler toda la villa y reedificarla», decía. Una descripción contundente que sigue gozando de plena actualidad.

Del antiguo barrio de Las Barqueras ya no queda nada, hasta desapareció la marisma que le prestaba el nombre. En tiempos pretéritos estaba formado por casas separadas en espacios irregulares, alguna sobre las rocas del río Carrocedo que fueron demolidas en 1907 cuando las obras del puerto interior. Contaba con un horno para cocer pan cuya masa elaboraba cada familia en su casa.

La plaza tenía un nivel bastante más bajo que el actual y se llenaba de agua salada a marea alta. Antes de construirse la actual carretera había un camino desde el puente hasta la bajada del Cuetu, con alcantarillones para el paso del agua de un lado a otro de la marisma. Aquello se cerró y quedaron en seco el barrio de la Calzada y la plaza de Las Barqueras, que se inundaba en días de grandes lluvias.

Era un arrabal típico de familias marineras, profesionales que utilizaban traineras tripuladas por una docena de hombres. Barcas fáciles de manejar y muy rápidas, herederas de las antiguas lanchas balleneras que hicieron a Llanes famoso entre los siglos XV y XVIII.

En el recinto de la plaza de Las Barqueras se instalaban las compañías de comediantes que visitaban la villa y hacia 1860 llegó un grupo que se acompañaba del primer elefante que se vio en Llanes. Venía al cuidado de un joven negro, de pelo ensortijado, la primera persona con ese color que apareció por la localidad. Así lo contaba Cayetano Rubín de Celis, memoria viva de la villa y fallecido centenario.

La calle de Mercaderes es uno de los primeros barrios emergentes tras el incendio del Llanes de intramuros, en 1509. Hacia ese paraje y otros enclaves, como Cimadevilla, El Cotiello, Las Barqueras y El Cueto, comenzaron a desplazarse los artesanos y sus familias. El nombre de la Plaza y la calle del Mercado ya aparece desde 1590 en los padrones de vecinos que se hacían cada cuatro años. En esa zona de la villa nació José Posada Herrera, quien fue ministro de Gobernación, presidente del Congreso de los Diputados y embajador ante la Santa Sede, en Roma.

La calle del Castillo hace referencia al conjunto amurallado de Llanes, en cuyo espacio interior se habían ido levantando viviendas, industrias artesanas, iglesias y palacios a partir del siglo XIII, tras la concesión del Fuero por el rey castellano Alfonso IX. El Castillo, hoy oficina de turismo, es de esa época y fue una torre bastante más alta que la actual, estaba protegida por un foso y contaba con un puente levadizo.

La calle de Nemesio Sobrino responde a un desarrollo urbanístico promovido en 1875 por el indiano Román Romano, entonces alcalde de Llanes. En esa vía construyó el regidor su propia vivienda y para la obra de carpintería utilizó maderas de caoba importadas desde sus explotaciones mexicanas en Tabasco. Los terrenos a partir del Ayuntamiento hacia Poo eran conocidos como la ería de la Pedraya y allí, donde hoy está el café Pinín, se levantó el famoso teatro de la Pedraya que ofrecía espectáculos de comedia, teatro y zarzuela. Y fue el local donde por primera vez se proyectó una película cinematográfica en Llanes, el 11 de diciembre de 1898. En 1873 se había inaugurado en la villa el Colegio de Segunda Enseñanza, para cuya puesta en marcha contribuyó Nemesio Sobrino con 400.000 reales. De ahí el agradecimiento de los lugareños al otorgar su nombre a una calle.

Las autoridades llaniscas andan ocupados en impulsar obras de infraestructura viaria con el fin de dar lustre a los tres núcleos más poblados del concejo: Llanes, Posada y Nueva. En Nueva ya finalizó la rehabilitación integral de la plaza de Laverde Ruiz; en Posada se está llevando a cabo la reordenación de su travesía y para la villa queda el proyecto más ambicioso: La rehabilitación y semipeatonalización de las calles de Manuel Romano, Nemesio Sobrino, Castillo, Mercaderes y Las Barqueras. El gran debate de los llaniscos pasa ahora por averiguar si la arteria principal de la villa quedaría mejor peatonalizada o semipeatonalizada. Se trata de decidir entre prohibir o restringir el paso de vehículos por la zona.

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