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Torcuato Fernández-Miranda. :: E. C.
30 años de la muerte de Fernández-Miranda
Politica

30 años de la muerte de Fernández-Miranda

Personaje clave de la Transición, la figura del político gijonés ha sido comparada con la de Jovellanos por su cualificación como hombre de Estado y por la importancia que dio a la educación como vía principal de progreso social

JANEL CUESTA

Miércoles, 1 de septiembre 2010, 05:02

EEl día 19 del pasado mes de junio se cumplieron treinta años del fallecimiento en Londres de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, Duque de Fernandez-Miranda, sin duda alguna, uno de los gijoneses más ilustres, con notoria influencia en el devenir histórico del siglo XX en nuestra nación.

Torcuato Fernández-Miranda nació en Gijón el día 10 de noviembre de 1915 y era el sexto de una familia de diez hermanos (seis varones y cuatro mujeres). Manuel, su padre, era empleado del Ferrocarril de Langreo y Candela, su madre, maestra nacional, sólo ejerció su magisterio como profesora de sus diez hijos, que merced a la base cultural que supo inculcarles llegaron a brillar con éxito en sus respectivas profesiones.

Torcuato, que pronto pasó a ser 'Tato' para el resto de sus días, ya obtuvo el Premio Extraordinario en el Bachiller, cursado en el Instituto de Jovellanos, y luego en la licenciatura de Derecho en la Universidad de Oviedo, donde llegó a ser el catedrático, y luegorector, más joven de España. Con su padre y un hermano presos en la cárcel de El Coto, la Guerra Civil fue un auténtico suplicio para una familia cristiana y, según declaraciones de José, uno de sus hermanos: «Mientras nosotros buscábamos comida, 'Tato' se alimentaba tragándose libro tras libro.Yo creo que se alimentaba con ellos».

La actividad docente de Torcuato Fernández-Miranda fue un ejemplo de entrega y sabiduría, hasta tal punto que alumnos de otras especialidades acudían de oyentes a su clase de Derecho Político para escuchar sus doctorales disertaciones. Como rector remodeló y modernizó la Universidad de Oviedo, creando colegios mayores para hombres y mujeres estudiantes, y potenció los Cursos de Extensión Universitaria, el Instituto de Estudios Asturianos y fue fundador del Ateneo Jovellanos de Gijón. Su primer cargo político fue de presidente de la Asociación de Estudiantes Católicos, luego jefe del Sindicato de Estudiantes Universitarios, y publicó varios artículos, revolucionarios por entonces, con el título 'Inventemos los Colegios Mayores'.

Torcuato Fernández-Miranda, ya casado con la gijonesa Carmen Lozana Abeo, hija del dueño de la confitería 'El Negrito', situada en la calle de Los Moros, en el año 1954 es nombrado director general de Enseñanza Media, y entre 1956 y 1962, director general de Enseñanza Universitaria. Sus publicaciones adquieren el beneplácito general por su contenido y valentía. Títulos como 'Concepto de la situación social', 'El hombre y la sociedad', 'La Libertad', 'La libertad en su aspecto sociológico', 'Albert Caraus y el testimonio de los cristianos', 'La promoción de la juventud desde el punto de vista educativo', y 'Con la misma esperanza', entre otros, son una pequeña muestra de la mente privilegiada de un autor, un catedrático de Derecho Político a quien atraía más la Filosofía del Derecho. Su relevancia en la vida social y política de Madrid dio lugar a todo tipo de comentarios y un destacado político llegó a decir: «Este joven es muy independiente y nunca llegará a nada».

Una de las facetas menos conocidas de Torcuato fue su paso por la Dirección General de Promoción Social, donde creó el Servicio de Promoción Profesional Obrera (PPO) en el que, a través de cursos de formación intensiva por todas las regiones, llegó a dar trabajo a más de un millón de españoles, defendiendo, a su vez, la participación del trabajador en la producción y en los beneficios de la empresa. No deja de ser paradójico que a pesar de que el general Francisco Franco, quien llegó a manifestar que «Miranda (como Franco le llamaba) es muy inteligente, pero no me fio de él», sin embargo le nombró tutor de los estudios del entonces Príncipe don Juan Carlos de Borbón. Llegando a afirmar el actual Rey de España que «Mi sorpresa fue cuando Torcuato me daba las clases sin utilizar libros». También es sobradamente conocido el que Franco, al comienzo de dichas clases, les ponía un militar para vigilar al profesor, que luego acabó por prescindir de él.

No voy a extenderme en su etapa corno ministro secretario general del Movimiento y vice-presidente del Gobierno del almirante Carrero Blanco, por ser de sobra conocido, y muy especialmente cuando asumió interinamente la Presidencia del Gobierno hasta el posterior nombramiento de Carlos Arias Navarro, cuando se esperaba que el presidente fuese el propio Torcuato. Y en la toma de posesión de Arias Navarro pronunció un emotivo discurso, que ha pasado a la historia por lo esperado y por su contenido, dejándonos frases como: «Se ha dicho que soy un hombre sin corazón, frío y sin nervios. No es verdad, lo que sucede es que soy asturiano.Y los asturianos tenemos cierto miedo al corazón y al sol... Los asturianos sabemos también, es un saber ancestral, que de la holla hirviente del corazón vivo pueden surgir nieblas que turben la cabeza. Por eso se nos enseña a tener embridado el corazón, sujeto en su sitio...».

Sabida es la notoriedad de Torcuato Fernández-Miranda en el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno y su posterior redacción de la Ley de Reforma Política, que propició devolver la soberanía al pueblo español, haciendo famosa la frase «De la Ley a la Ley, a través de la Ley», que fue redactada precisamente en su casa de Navacerrada (con hórreo asturiano y sin teléfono) durante un fin de semana. Llegó a rechazar la presidencia del Gobierno que le ofreció el Rey don Juan Carlos, considerando que podía servir mejor a la Corona como presidente de las Cortes. Mucho se ha hablado y escrito de sus desavenencias con Adolfo Suárez, que sin duda alguna existieron, pero conviene resaltar unas declaraciones del ex-presidente del Gobierno que afirmó: «Torcuato Fernández-Miranda fue el político más relevante del siglo XX». Torcuato recibió en vida las más altas distinciones, incluido el Toisón de Oro y el Ducado de Fernández-Miranda. Cuando a principios del mes de junio de 1980 se despedía en el aeropuerto de Barajas de su secretario Juan Bastián Mañas, le dijo: «Es la primera vez que viajo en compañía de mi esposa libre de toda preocupación». Tras visitar la Biblioteca de la Universidad de Oxford y a su hijo Enrique, doctor en Medicina, falleció en Londres, a consecuencia de un infarto. Nos ha dejado frases dignas de mención como: «Hay que intentar lo imposible para lograr lo posible», y otra muy de actualidad: «Los cargos políticos no son para obtener beneficios personales ni económicos, sino para servir al pueblo». Infinidad de libros se han publicado sobre la Transición y sobre Torcuato Fernández-Miranda. Me quedo con las manifestaciones de dos de sus alumnos. Uno, Fernando Suárez, catedrático y ex-ministro de trabajo: «Nuestras universidades serían ejemplares y la vida pública española sería más hermosa si se produjeran frecuentemente entre nosotros políticos con la preparación, generosidad y grandeza que han dado al primer Duque de Fernández-Miranda un lugar relevante en nuestra historia».

Por su parte, don Aurelio Menéndez, también catedrático de Derecho Mercantil, ex-ministro y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, al recibir la Medalla de Oro del Ateneo Jovellanos en el año 2007, se expresaba en los siguientes términos: «Jovellanos y Torcuato Fernández-Miranda, dos personalidades que vieron la luz en este Gijón de su alma. Me refiero brevemente a estas tres notas: su cualificación como hombre de Estado, su inclinación política hacia una transición sin violencia, y a la preferente importancia que dieron a la educación como vía principal para el progreso social. Mi deuda con él, no tiene precio».

El matrimonio Torcuato Fernández-Miranda y Carmen Lozana Abeo tuvieron ocho hijos y, ahora, ya más de veinte nietos y algunos bisnietos. Toda la familia, con doña Carmen, actual Duquesa de Fennandez-Miranda, son recibidos anualmente en audiencia privada por SS. MM. los reyes don Juan Carlos y doña Sofía. Qué menos que recordar en este treinta aniversario de su muerte a quien ostenta el título de Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Villa de Gijón.

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