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Casa de Pilar, en el Bao de Barayo, decorada con motivos jacobeos.
Flores de leyenda
Sociedad

Flores de leyenda

En Luarca se fundó en 1440 el hospital de Santiago para atender a los peregrinos

RAMÓN AVELLO LUIS SEVILLA

Sábado, 14 de agosto 2010, 04:56

Luarca es como una pequeña Venecia, el río Negro bordea numerosas casas, y varias pasarelas y dos puentes comunican ambas orillas». Esta expresión de «pequeña Venecia» no la escribió un luarqués chauvinista, sino un viajero italiano de finales del siglo XVIII: el ingeniero Luigi Salandra. Los puentes que menciona tienen nombre: uno se llama 'De los peregrinos', que cuenta en sus inmediaciones con un labrado crucero dieciochesco, y otro 'Del Beso', escenario de una romántica leyenda medieval.

Aunque de factura moderna, la Iglesia parroquial de Santa Eulalia de Luarca hunde sus raíces en la Alta Edad Media. Según una vieja leyenda, la advocación a la niña de Mérida estaría relacionada con el arca de las Reliquias de la Cámara Santa. El Arca Santa habría llegado al puerto de Luarca, de allí pasó al Montsacro y, finalmente, a la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.

Lo que nada tiene de leyenda sino fehaciente dato es la Carta Puebla de Valdés, otorgada por Alfonso X en el 1270, impulsora de la actividad económica y comercial de Luarca. La riqueza de la villa atraería a numerosos peregrinos, para los que en el año de 1440 el hijodalgo Alfonso González Rico fundó, frente a la iglesia, en el solar que hoy ocupa el Cambaral, el hospital de Santiago. Al decir de Manier, que durmió allí el 12 de septiembre de 1726, era de los más cómodos del Camino. Del viejo hospital solo queda una imagen de Santiago a caballo pisoteando al moro. Imagen que hoy se guarda en la Iglesia de Santiago de Villapedre.

En 1836, Guillermo Schulz escribió que el recorrido entre Luarca y Ribadeo «es uno de los más cómodos de toda Asturias y Galicia. Aunque se pierde tiempo en las dos rías se hace esta jornada con bastante comodidad cuanto por el presente abrigo que representa la esparcida población y abundancia de todo lo necesario». El Camino salía de Luarca por el Chano, en dirección a Taborcías, en la parroquia de Santiago de Arriba. Allí, en el Chano, tiene su edén particular - abierto en determinadas condiciones a las visitas- José Rivera, el 'Panrico'. En los Jardines de la Fonte Baixa, Rivera mima un jardín atlántico, tropical, mediterráneo y universal, llamado a ser uno de los grandes jardines botánicos de la costa cantábrica.

En Santiago de Taborcías existió una iglesia medieval, de la que se conserva en el antiguo cementerio un dintel decorado con cuatro vieiras jacobeas sobre la puerta de la entrada al camposanto. El Camino pasa junto al palacio de Los Sierra, en donde nació en 1673 Juan García Avello y Castrillón, obispo de Oviedo. La capilla del palacio es como una sucursal de la escuela del imaginero vallisoletano Juan de Juni, con una Dolorosa, un San Juan Bautista y un San Juan Evangelista de expresivas facturas.

Por el Bao de Barayo se entra en el concejo de Navia. El camino pasaba muy cerca del lugar en donde la carretera se «desplomó» con las inundaciones de Junio. La carretera discurre junto a un prado llamado de San Lázaro, en el que hacia 1274 se fundó la malatería de San Lázaro de Barayo. Desaparecido el hospital en el siglo XIX, la imagen de San Lázaro se trasladó a la capilla del vecino pueblo de Vigo, junto a la playa de Barayo.

En la Iglesia de Santiago de Villapedre, construida en el siglo XVIII y a la que la restauración da un cierto aire neogótico, nos encontramos con el Santiago Matamoros procedente del hospital de Luarca. Algunos peregrinos tomarían, en Villapedre una desviación hacia Anleo. Uno de ellos, según la tradición, fue San Francisco de Asís. En 1214 durmió en la torre vieja del palacio. Todavía hace cuarenta años se conservaba en la torre un clavo oxidado en la pared, en el que, según la leyenda, San Francisco colgó el hábito para dormir. La cercana capilla de la Regla, evoca el paso del «pobrecito de Asís» por estos parajes. El camino recto pasaba por Piñera, en cuyo palacio de Camposorio, vivió parte de su infancia el poeta naviego Ramón de Campoamor. Y por la ermita de San Roque entraba en Navia. Al igual que Luarca, Navia recibió la carta puebla de Alfonso X. En Navia hay dos villas superpuestas: la del ensanche decimonónico trazada junto a la carretera, y la villa medieval con sus calles regulares enmarcadas por la muralla derribada en 1888. Intramuros de Navia, existía desde el siglo XIV, en la actual Calle de San Francisco ,el Hospital del Santísimo y la Magdalena, utilizado como alberguería para peregrinos.

Todavía los viajeros del XIX debían cruzar la ría de Navia en las barcas propiedad del marqués de Santa Cruz de Castropol, y de Francisco Trelles. El embarcadero estaba en Barqueiros, y cruzaba al Espín, por donde entraba al concejo de Coaña. En Jarrio existía en 1370 un hospital de peregrinos, bajo la advocación de Santa Ana. A la derecha del Camino se localiza ese «rizo del Cantábrico», que es el cabo de San Agustín, en Ortiguera. Salvo una ventana circular y dos lápidas, nada queda del monasterio de Cartavio, ya en las cercanías del concejo de El Franco. El peregrino pasaba por la Caridad, topónimo que alude a la hospitalidad con los peregrinos, para adentrarse, por Valdeparres y Porcía, en Tapia. Para el peregrino actual, lo mejor es que vuelva a hacer un requiebro al Camino. Que en la Caridad baje a Viavelez y allí tome la senda costera desde Viavelez a Tapia de Casariego, en algunos puntos coincidente con el Camino Real y de Santiago. Esta senda, de las más hermosas de Asturias, le llevará por Valdepares, Figo, las lagunas de Salove y Porcía hasta Tapia de Casariego. Pero eso es otra historia y otro capítulo.

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