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RAMÓN BARAGAÑO
Sábado, 31 de julio 2010, 05:15
El 13 de noviembre de 1887 nació en Avilés, en el número 7 de la calle del Muelle, José Estanislao Jesús Fernández Menéndez, que fue bautizado al día siguiente en la parroquia de San Nicolás de Bari. De familia humilde, cursó estudios eclesiásticos en los seminarios de Valdediós (Villaviciosa) y Oviedo, donde fue ordenado sacerdote en 1913. De 1915 a 1920 fue profesor del Seminario-Colegio de Valdediós y en ese último año se le nombró párroco de Vidiago (Llanes), donde permaneció por espacio de seis años y fue muy apreciada su labor sacerdotal, por lo que fue nombrado hijo adoptivo de esa localidad.
Desde muy joven se aficionó a la investigación histórica, llegando a ser una auténtica autoridad en temas de arqueología, prehistoria y arte. Comenzó a colaborar en la prensa en el 'Diario de Avilés' y 'LA VOZ DE AVILÉS', y posteriormente en los periódicos ovetenses 'El Carbayón', 'La Opinión de Asturias', 'Las Libertades' y 'Región'; la revista 'Covadonga' y el semanario llanisco 'El Oriente de Asturias'. También publicó numerosos trabajos científicos en las revistas especializadas 'Boletín de la Sociedad Española de Excursiones0', 'Boletín de la Sociedad Española de Antropología, Etnología y Prehistoria', 'Revista Ibérica', 'Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos', 'Boletín de la Academia de la Historia', de Madrid, y 'Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo', de Santander".
En 1924 se celebraron en Avilés diversos actos cívico-religiosos con ocasión de la colocación de una urna de mármol nueva para conservar los restos de Pedro Menéndez de Avilés en la iglesia de los padres franciscanos (antigua parroquia de San Nicolás). Con este motivo viajaron a la villa avilesina altas personalidades españolas y del estado norteamericano de Florida. El 9 de agosto José Fernández Menéndez, que ya era académico de la Historia, fue el encargado de pronunciar, en la iglesia nueva de Sabugo, un elogio del Adelantado de La Florida que luego fue publicado.
En mayo de 1926 se doctoró en Teología en Santiago de Compostela, y a continuación pasó a ejercer de párroco en Colombres, la capital del concejo de Ribadedeva. En 1933 se hizo de la parroquia de Riberas de Pravia (Soto del Barco), hasta que en mayo de 1936 fue designado cura regente de la parroquia de San Nicolás de Bari, de Avilés. En noviembre de 1937, una vez finalizada la Guerra Civil en Asturias, fue nombrado ecónomo de la misma y en ella permaneció hasta su muerte. En aquellos tiempos de necesidad, el presbítero José Fernández Menéndez, hombre desprendido y generoso en extremo, realizó una gran labor fundando, con la colaboración del Ayuntamiento avilesino, una cantina escolar en la que se garantizaba la alimentación de muchos niños necesitados. Dado que el templo estaba desmantelado en su interior y con grandes desperfectos, asumió su reconstrucción gracias a sus amplios conocimientos arqueológicos e históricos. También rescató del cementerio los restos de Pedro Menéndez de Avilés, para los que se construyó un mausoleo en esta iglesia, donde permanecieron hasta que en 1956 fueron devueltos a su primitivo enterramiento en la iglesia de los padres franciscanos.
Además de las numerosas colaboraciones periodísticas, publicó varios libros: 'Apuntes para la historia del arte: la basílica de San Salvador de Valdediós y la iglesia y monasterio de Santa María la Mayor' (1919), 'Nuevos apuntes y más datos acerca de la basílica de San Salvador de Valdediós' (1920), 'El antiguo monasterio de San Salvador de Celorio, en el Principado de Asturias' (1922), 'El monasterio de San Antolín de Bedón, concejo de Llanes' (1922), 'Monumentos megalíticos descubiertos en Vidiago' (1924), 'Monografía de arte e historia: Santa María de Llanes, siglo XIII' (1925), 'La necrópolis dolménica de la Sierra Plana de Vidiago: primera estación neolítica descubierta en Asturias' (1927), 'De la prehistoria de Asturias: la cueva del Bufón de Vidiago' (1928) y 'La cueva del Pindal y sus pinturas rupestres' (1929).
Un folleto especial
Especial interés para los avilesinos tiene su obra 'Elogio fúnebre del Adelantado de La Florida D. Pedro Menéndez de Avilés' (1924), que recoge el discurso que pronunció el 9 de agosto de ese año, en la llamada iglesia nueva de Sabugo (Santo Tomás de Cantorbery), en el que aporta varios apéndices de datos históricos inéditos sobre el ilustre marino y conquistador avilesino. Se trata de un breve pero interesante folleto de 24 páginas, muy raro de encontrar en las librerías anticuarias.
El presbítero José Fernández Menéndez (que figura erróneamente como Fernández Méndez en la imprescindible obra de consulta 'Escritores y artistas asturianos', de Constantino Suárez) falleció en Avilés el 27 de noviembre de 1942, cuando sólo contaba cincuenta y cinco años de edad. Por sus aportaciones al conocimiento de la prehistoria, la arqueología y el arte, en 1920 fue nombrado miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia. Perteneció también a la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, a la Comisión Provincial de Monumentos y al Centro de Estudios Asturianos, institución fundada en Oviedo en 1920 por Juan Uría Ríu, Aurelio de Llano, el conde de la Vega del Sella y el marqués de la Rodriga, y que constituye un valioso antecedente del actual Instituto de Estudios Asturianos. El Ayuntamiento de Avilés le nombró, el 20 de marzo de 1942, Cronista Oficial Honorario de la Villa y el 25 de julio de 1970 acordó dar su nombre a la travesía (hoy peatonal) que une las calle de José Manuel Pedregal y José López Ocaña.
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