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Entrada. Del concierto de hace 20 años :: E. C.
De Tina Turner a la (casi) nada
Cultura

De Tina Turner a la (casi) nada

42.000 personas asistieron al concierto de la diva estadounidense en El Molinón Se cumplen 20 años del show que abrió la era dorada del rock en vivo en Gijón

PPLL

Domingo, 4 de julio 2010, 12:51

El Molinón ya había conocido varios ensayos en los ochenta: el concierto de homenaje a Berto Turulla y el fallido espectáculo rockero-circense de Miguel Ríos. Pero sin duda su puesta de largo en cuanto a actuaciones de rock se refiere la viviría el 8 de julio de 1990, con Tina Turner. Los 42.000 espectadores que abarrotaron el campo municipal certificaron que Gijón tenía hambre de conciertos internacionales de primer nivel y la ya por aquel entonces abuela del rock -tenía 52 años- abrió la espita de una verdadera avalancha: Dire Straits, Sting, David Bowie, Bon Jovi, Bruce Springsteen, Prince, por citar algunos... Y, por supuesto, los Rolling Stones, que en 1995 vendieron todo el papel para el que fue el único concierto en España del Vodoo Lounge Tour.

En 1990 Tina Turner era toda una estrella, que llenaba recintos tan peculiares como el anfiteatro natural del Palacio de Versalles, concierto que formaba parte de la gira que la trajo a Gijón y al que EL COMERCIO tuvo la oportunidad de asistir el 28 de junio, para ofrecer un adelanto del show.

Un show que se quedaba un poco pequeño comparado con algunos de los que vendrían después, pero en el que no faltaban prácticamente ninguno de los tópicos habituales del rock de estadio: tramoya efectista, con una gran escalera que al inicio del concierto se descolgaba del techo, abrumadora luminotecnia, apabullante y bastante aceptable sonido (a pesar de lo difícil que resultaba sonar bien en El Molinón), músicos impecables y dos bailarinas que secundaban a la perfección a la diva estadounidense, varios cambios de vestuario, juegos corales con la muchedumbre...

En los años ochenta Tina Turner había vivido una feliz resurrección comercial, de la mano del álbum 'Private Dancer' (1984), que la devolvió al gran público al son del rock de radiofórmula. Lejos quedaban los tiempos en que formara pareja profesional y sentimental con Ike Turner, consagrados ambos entre los reyes del soul sesentero, y los años de mujer maltratada que reflejara un exitoso biopic en la gran pantalla. No sonó en Gijón el glorioso 'River deep mountain high' y sí la mayoría de los éxitos de la Turner en solitario, junto con la revisión de algún que otro clásico, entre estos, el inevitable 'Proud Mary' de la Credence o el juguetón 'Lets stay together'. Como momentos cumbre, la preciosista 'Private dancer' (Mark Knopfler debe seguir tirándose de los pocos pelos que le quedan por ceder a la Turner esta enorme canción), el superéxito 'What's love go to to do with it' (con hombres y mujeres del público coreando de forma alternativa»), el hiper-rockero 'Adiccted to love' (otra versión) o el emotivo tema central del filme 'Mad Max III', 'We don't need another hero'. El personal se divirtió de lo lindo en las dos horas que duró el espectáculo y salió pidiendo más. Y como al Ayuntamiento le fue bien y ganó dinero (a pesar de pagar más de sesenta millones de los de entonces), el concejal Daniel Gutiérrez Granda y su colaborador Miguel Rodríguez Acebedo se lanzaron.

Lo demás es historia hasta el fiasco económico de Paul McCartney, ya entrado el nuevo siglo, cuando no estaban ni el mismo alcalde ni el mismo concejal, y de la administración municipal se apoderó algo a medio camino entre el miedo atroz al fracaso y la más absoluta apatía, que provocó la paulatina disminución de multitudinarias citas rockeras. Hasta llegar a la (casi) nada actual.

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