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Vieja foto de la calle de la Estación, en Sabugo. :: ARCHIVO NARDO VILLABOY
Sabugo, el viejo barrio marinero
PLIEGOS DEL ALFOZ

Sabugo, el viejo barrio marinero

Siempre fue el arrabal de la villa avilesina con más personalidad. Su actividad principal fue la relacionada con el mar: pescadores, marinos y constructores de buques en sus astilleros

RAMÓN BARAGAÑO

Sábado, 12 de junio 2010, 12:38

Sabugo, que figura como pueblo en los documentos más antiguos y como barrio posteriormente, se alza sobre un promontorio de unos once metros de altura, a orillas de la ría de Avilés y separado de la villa -en su tiempo amurallada- por el río Tuluergo y las marismas que se formaban en lo que hoy es el parque del Muelle y la Plaza Nueva o de los Hermanos Orbón. Siempre fue el arrabal de la villa avilesina con más personalidad. Su actividad principal fue la relacionada con el mar: pescadores, marinos y constructores de buques en sus astilleros.

En la Baja Edad Media el puerto de Avilés fue el más importante de Asturias y uno de los más notables de todo el mar Cantábrico, debido al fluido comercio marítimo que generaba gracias sobre todo a la sal, tan necesaria en aquella época. En ese contexto económico, Sabugo, con su actividad pesquera y sus astilleros, era un pilar fundamental. En los siglos XVII y XVIII empieza la decadencia del puerto avilesino, que Miguel Solís Santos estudia con detalle en una obra reciente que es la primera historia que se publica monográficamente sobre Sabugo.

El autor

Miguel Solís Santos nació en Sabugo (Avilés) el 8 de mayo de 1956. Licenciado en Biológicas por la Universidad de Oviedo, es profesor de Biología y Geología del Instituto de Enseñanza Secundaria de Salinas (Castrillón). Articulista y colaborador de prensa, en 2007 recibió el premio de periodismo Enriqueta González Rubín. Es un activo y galardonado escritor en asturiano, autor de la primera novela en esa lengua: 'Les llamuergues doraes' (1982). Ganó el premio Xosefa Xovellanos de novela en las convocatorias de 1980, 1981, 1984 y 2004. Es también redactor e ilustrador de varios libros de literatura juvenil y material pedagógico en lengua asturiana. En el año 2000 fue galardonado con el premio Fuertes Acevedo por su ensayo histórico sobre los indianos titulado 'La memoria de les dos orielles'. Es miembro correspondiente de la Academia de la Llingua Asturiana y autor de los textos y las ilustraciones de 'La hestoria d'Avilés', obra que ha tenido tres ediciones (1985, 1992 y 2009). Su estudio en castellano 'Sabugo, el barrio marinero de Avilés, durante el Antiguo Régimen' fue premio Padre Patac 2009 y ha sido recientemente publicado. Hombre polifacético, cultiva la pintura de tendencia cubista y expresionista, es cartelista y dibujante, y autor de planos turísticos de la Consejería de Turismo del Principado de Asturias.

La obra

El libro de Miguel Solís Santos 'Sabugo, el barrio marinero de Avilés, durante el Antiguo Régimen', de casi 400 páginas, con algunas ilustraciones y bien editado por KRK Ediciones y la Consejería de Cultura y Turismo (Oviedo, 2010), constituye una crónica pormenorizada del barrio sabuguero durante los siglos XVII, XVIII y principios del XIX, o sea, durante la última etapa del Antiguo Régimen. Se trata de una época de crisis económica, de decadencia del puerto avilesino y, por tanto, también del barrio de Sabugo.

El estudio de Solís Santos es muy completo y está felizmente concebido como una aproximación a todas las facetas de la vida cotidiana en Sabugo. Así, se tratan aspectos tales como el espacio geográfico, los nacimientos, los nombres y los apellidos de la gente, el número de habitantes, el origen de los vecinos, los matrimonios, las defunciones, los testamentos, las actividades económicas y los personajes destacados que nacieron en el barrio, entre los que figuran el dramaturgo Francisco Bances Candamo, el músico y compositor Ramón de Garay y el historiador fray Roberto Muñiz. Todo ello complementado con una amplia bibliografía, un índice de cuadros y figuras y una tabla de contenidos.

En tan ardua tarea de investigación el autor empleó ocho años de trabajo consultando todas las fuentes documentales. En primer lugar, los archivos parroquiales de Santo Tomás de Sabugo y San Nicolás de Bari, cuyos libros de bautizados, confirmados, matrimonios y defunciones nos muestran la peripecia vital, de la cuna a la tumba, de los sabugueros, en el marco de una sociedad dominada por la monarquía absoluta y el ultracatolicismo. En el Archivo Histórico Municipal de Avilés encontró padrones, el catastro del marqués de la Ensenada, justificaciones de hidalguía y otros documentos que le proporcionaron datos necesarios para conocer otras facetas de la vida civil. Finalmente, en el Archivo Histórico de Asturias los protocolos notariales de compraventas, préstamos, contratos laborales y los testamentos le ayudaron a profundizar en el conocimiento de la vida cotidiana de aquella sociedad.

Esta obra está llena de datos y cifras y es una fuente ya fundamental para el conocimiento del barrio marinero de Avilés durante la época estudiada, pero, al mismo tiempo, está plagada de curiosidades aparentemente nimias que hacen de este libro un estudio diferente y peculiar. Se puede seguir el cambio que se experimenta en los nombres que se ponían a los bautizados, variables en función de las modas, como ahora; se aportan datos y noticias sobre la elección de sepultura y mortaja para los difuntos, así como los extranjeros que vivían en el barrio, cuyo puerto de mar era una auténtica ventana abierta al mundo exterior. Todo ese conjunto documental nos permite conocer bastante bien la mentalidad colectiva del histórico barrio marinero de Avilés.

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