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Primera 'dentellada' de la cizalla mecánica al 'anzuelo' de Begoña, ayer, minutos antes del mediodía. :: PURIFICACIÓN CITOULA
Las máquinas devoran el anzuelo de Begoña
GIJÓN

Las máquinas devoran el anzuelo de Begoña

Derriban también uno de los quioscos mientras los operarios preparan ya la retirada de las palmeras La escultura que presidía la fuente de Begoña fue demolida por completo en tres horas

PPLL

Miércoles, 14 de abril 2010, 14:48

«Parece un dinosaurio», comentaban los clientes del Dindurra cuando veían sobresalir por encima de las vallas de obra la 'cabeza' de la excavadora, que se retorcía sobre sí misma para moler el hormigón a dentelladas. Faltaban unos minutos para el mediodía y en Begoña empezaban a resonar los chirridos del hierro retorciéndose y el estruendo de los cascotes que caían sobre el paseo. Comenzaba la demolición del 'anzuelo', uno de los iconos más reconocibles, y también polémico, de los populares jardines.

Dieciocho años después, el paseo de Begoña se ha quedado definitivamente sin su fuente y, con ella, ha caído también la escultura que la coronaba, obra del arquitecto Joaquín Aranda. Bautizada por los gijoneses como el 'anzuelo', pese a que fue concebida como una cueva de la que manaba el agua, resulta casi irónico que tuviera que ser destruida a mordiscos, devorada por las potentes mandíbulas mecánicas de una cizalla guiada a través del brazo neumático de una excavadora.

La máquina atacó a la estructura por su cúspide, que era al mismo tiempo su parte más estrecha y vulnerable. Bastaron unos pocos envites para que entre el hormigón, que se deshacía como mantequilla ante la fuerza de la cizalla, empezara a asomar el forjado que mantuvo la escultura en pie durante casi dos décadas, en un equilibrio que sorprendía a muchos. A medida que se iba derruyendo la pieza, no obstante, el trabajo se hacía cada vez más difícil.

Con el extremo superior ya eliminado, y al acercarse a su lado curvo, afloraba una amasijo de hierros cada vez mayor. El forjado se enredaba dificultando cada vez más el trabajo de la máquina, que no obstante seguía seccionando como podía las gruesas varillas de metal. Mientras, desde abajo, un operario regaba la pieza con una manguera para evitar que se produjeran polvaredas.

Un paseo irreconocible

El trabajo de la cizalla se prolongó durante algo más de una hora y se interrumpió al llegar a la zona de mayor grosor de la escultura, justo al final de la curva, casi en el comienzo de la gran pendiente en voladizo. A partir de ahí la intención era, ya por la tarde, desmenuzar el hormigón con la ayuda de un martillo percutor -también a través de un brazo de excavadora-, para que a continuación la cizalla pudiera continuar su trabajo con más facilidad. Sin embargo, en cuanto la excavadora empezó a picar la estructura cedió sobre su propio peso, partiéndose y dejando caer a plomo gran parte de la escultura. A partir de ahí la labor fue más fácil, pues el tramo que restaba por demoler se situaba casi a ras de suelo. Los trabajos finalizaron a media tarde con un paseo irreconocible ya sin su fuente. En total, unas tres horas.

Pero el 'anzuelo' no fue el único elemento distintivo de Begoña que cayó ayer bajo la fuerza de las máquinas. Antes de derribar la escultura de Aranda, los operarios hicieron lo propio con uno de los dos quioscos que la acompañaba. El otro, el más próximo al Dindurra, será derribado presumiblemente hoy, una vez que se finalice la limpieza de los escombros acumulados ayer. También se ha empezado a preparar el traslado de las ocho palmeras que rodean el socavón que antes fue fuente. La próxima semana seis de ellas serán trasladadas al vivero municipal, con la intención de devolverlas a Begoña una vez finalizada la ampliación del aparcamiento subterráneo. Las dos restantes se mudarán de forma permanente al parque del Lauredal.

La ampliación en casi 290 plazas del actual aparcamiento subterráneo bajo el paseo de Begoña traerá consigo la remodelación del parque, que ofrecerá una imagen homogénea tanto en pavimento como en mobiliario y ajardinamiento. El espacio liberado por la desaparición de la fuente, que se había convertido en los últimos años en punto de encuentro para la celebración de los triunfos deportivos locales, será llenado con pavimentos de piedra natural, granito en forma de cenefas y zonas ajardinadas con boj. Esto es, se plantea una continuidad del diseño que ofrece el paseo de Begoña desde la avenida de la Costa a raíz de su última remodelación.

No obstante, hay voces como la del responsable de la remodelación de 1992, y autor de la ya desaparecida fuente, Joaquín Aranda, que muestran su temor a que la creación en esta zona de una entrada peatonal al nuevo aparcamiento derive en la construcción «de una nueva muralla», en referencia a la diferencia de nivel que existe entre el resto del paseo y la calle de San Bernardo. «En su momento conseguimos eliminar el salto que existía entre Begoña y Los Campinos, dándole continuidad al paseo. No sé cómo quieren hacerlo ahora si van a construir el aparcamiento. La solución para evitar levantar una nueva muralla sería poner el suelo y el techo del garaje inclinados». Aranda pide a los responsables del proyecto «que no estropeen Begoña».

El futuro aparcamiento sumará 590 plazas distribuidas en tres plantas, dos de ellas reservadas para residentes.

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