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D. DE MIGUEL
Lunes, 29 de marzo 2010, 04:46
«Hemos elegido Asturias porque hemos encontrado las condiciones que buscábamos, como es ética del trabajo, infraestructura y ubicación». La frase la pronunció hace 20 años, el 1 de marzo de 1990, el presidente de DuPont, Edgar S. Woolard, tras firmar con el entonces ministro de Industria y Energía, Claudio Aranzadi, un protocolo por el que la multinacional se comprometía a invertir en la región 108.500 millones de las antiguas pesetas (1.000 millones de dólares) en doce años y a tratar de estimular a otras compañías para que dirigieran sus inversiones hacia Asturias.
Tres años después de aquel anuncio, el 22 de mayo de 1993, el esperanzador proyecto se convertía en una realidad. La multinacional inauguraba en el valle de Tamón su primera fábrica de Nomex en Europa con la que aumentó en un 50% la disponibilidad de esa fibra en todo el mundo. Al acto inaugural asistieron, entre otras personalidades, el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, y los ministros de Industria y de Trabajo, Claudio Aranzadi y Luis Martínez Noval.
La multinacional llegó a Asturias con dos inversiones fijas: la planta de Nomex y la de Tetrahidrofurano (THF). Pero tras ejecutar las dos primeras (aunque la de THF cerraría años después por no alcanzar el umbral de rentabilidad), vinieron nuevos proyectos, como la planta de Sontara (un tejido fuerte y duradero, resistente a la abrasión y a los disolventes) y la de Protección de Cultivos.
Hasta la construcción de la planta asturiana de Nomex, sólo existía otra en el mundo dedicada a la fabricación de esta fibra, situada en Richmond (EE UU). Pero, desde 1994, los mercados europeos, Asia y Latinoamérica se abastecen de la fibra producida en el Principado. La demanda de este revolucionario tejido, cuya gran virtud es la resistencia al fuego, crece sin parar ante la aparición de más y más aplicaciones. Resultan ideales para el vestuario de bomberos, pilotos de Fórmula-1, pilotos militares y policías, trabajadores de industrias petroquímicas, eléctricas, siderúrgicas... Ya en 1969 los primeros hombres que pisaron la luna llevaban trajes hechos con fibra Nomex.
Servicios
La llegada de DuPont a la región fue vista en el Gobierno regional como una gran oportunidad no sólo por la aportación de su actividad a la economía regional, sino porque con ella se puso de manifiesto la necesidad de poner en marcha un nuevo sector, el de la aportación de servicios, que con el paso del tiempo se ha convertido en esencial. Hoy la empresa cuenta con un importante volumen de empresas contratistas permanentes y subcontratistas.
Desde el primer momento, la multinacional puso en marcha su propio modelo a la hora de elegir a esas empresas y, de la misma forma que su modelo de trabajo, su atención a la seguridad, sus métodos de selección o la formación de su plantilla marcaron una senda que luego ha sido seguida por otras grandes compañías, su filosofía para las empresas contratistas también supuso una novedad. Pemesa, Proyectos, Estudios y Mantenimiento de Equipos S. A., fue una de las primeras que comenzó a colaborar con la multinacional desde su llegada al valle de Tamón, empezando como contratista para la reparación de válvulas. La influencia de Dupont fue clave para su desarrollo. Entre 1994 y 1996, durante la construcción de la planta para fibra THF, el número de contratistas llegó a rondar los 60.
DuPont, con más de 1.000 trabajadores en plantilla, ha desarrollado en Asturias un moderno emplazamiento que equilibra las operaciones industriales, a través de sus plantas de Nomex, Sontara y Protección de Cultivos, con un centro de excelencia en Servicios, que le permite erigirse en uno de los más importantes de la compañía. En 2009 trasladó a la India una mínima parte de su centro de finanzas, que da empleo a 300 personas y que atiende a Europa, Oriente Medio y África.
La dirección de la empresa restó importancia a ese traslado. Lo presentó como algo natural dentro de la compañía y aseguró que los servicios de Tamón no sólo no se iban a reducir sino que se verían ampliados en fechas próximas.
Las dos últimas grandes inversiones de la multinacional en Asturias, anunciadas en 2006, llevaron aparejada la creación de medio centenar de empleos y alrededor de 120 millones de euros de inversión.
Se trató de la construcción de una nueva planta de Cloruro de Isoftaloilo (ICL) en Asturias -el ICL es uno de los principales ingredientes para fabricar Nomex- y de la expansión de la actual planta de Nomex, con nuevos equipos que le han permitido incrementar su capacidad de manufactura en más de un 30%. El tercer bloque de inversiones previstas tiene como horizonte de ejecución el año 2011 y vendrá de la mano del la compañía energética irlandesa ESBI, que construirá en sus terrenos del valle de Tamón dos centrales de ciclo combinado.
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