Dos estatuas y un artista

«Que bonita queda la escultura de la catedral, me gusta mucho», comentaban ayer dos adolescentes, que entre tanta gaita y barullo se arrimaron al tumulto para ver qué pasaba. Andaban un poco perdidas, porque la escultura no se va a quedar en la losa de la avenida de Santander. El alcalde, Gabino de Lorenzo, estaba mostrando la fundición a la comitiva llegada desde la Universidad Autónoma de México (UNAM), con el su rector, José Narro, al frente. Es el detalle que ha tenido el Ayuntamiento con la institución académica, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2009. Un gesto de agradecimiento por la otra escultura, la que sí se quedara en la ciudad: 'La Espiga', llegada desde México.

De Lorenzo, junto con los representantes de la UNAM, el rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, y la presidenta de la Fundación Príncipe de Asturias, Teresa Sanjurjo, inauguraron la escultura, una réplica de acero al carbón pintado de aquella de 18 metros que preside el Centro Cultural Universitario Ciudad de México.

Cada escultura estaba a un lado de la nueva losa, financiada con el primer 'Plan E', con un coste de 1,2 millones. Y claro, las comparaciones eran inevitables: la mexicana, «más moderna», decían los presentes, pertenece al autor Rufino Tamayo, mientras la ovetense, «es clásica», no tiene autor conocido, sino que «se fabrica con un molde», según explicaron desde el departamento de prensa municipal, presumiblemente el mismo con el que se hizo la estatua cedida el pasado año a Santander.