Una ruta nocturna para conocer los secretos de Fuentes de Invierno

Enseguida el grupo comenzó a desgranarse con las primeras subidas. Los ascensos eran fáciles para algunos -«estamos acostumbrados porque somos aficionados a la montaña», explicaban los ovetenses Daniel Iglesias y Leticia Menéndez-, pero eran muy duros para otros que se quedaban rezagados. El guía, que informaba de cada punto, no paraba de animarlos; la promesa era muy atractiva: «Es un apuesta de sol espectacular». Casi hora y media se tardó en llegar a la meta pactada y García no defraudó con su promesa. El ocaso pintaba de un naranja brillante el horizonte marcado por numerosos picos y oscureciendo el fondo del valle del río San Isidro. Los participantes no paraban de sacar fotos para guardar un recuerdo que ya se había convertido en imborrable.

Así lo era, al menos, para dos turistas que habían llegado de Valencia y que visitaban el concejo de Aller por primera vez. «Estamos hospedados en un apartamento de Collanzo y, la verdad, es que la zona nos ha sorprendido gratamente; todo esto es precioso», afirmaban Laura Rubio y Fernando Blasco. «Buscábamos un destino alejado de los circuitos habituales, llenos de gente; queríamos espacios abiertos y naturales. Y dimos en el clavo con esta elección». Es la segunda ruta que realizan con el servicio municipal. «La responsable del apartamento nos facilitó un folleto con las actividades estivales, que además son gratis, y no lo pensamos. Hicimos la de las Foces de El Pino y ahora ésta, que nos llamó mucho la atención».

Enseguida, el manto estrellado fue el protagonista de la ruta. En lo más alto de Fuentes de Invierno, los participantes esperaban la llegada de la Luna para ayudar en el descenso. Pero ésta se hizo esperar y no apareció hasta casi el final del recorrido. Eso hizo que se tuvieran que encender las linternas para bajar por las pistas con cierta dificultad añadida por la oscuridad.

Lo que en principio eran personas desconocidas que se afanaban por respetar la distancia física impuesta por la crisis sanitaria, poco a poco se convirtió en un grupo que se unió socialmente en esta experiencia que va a ser única en el verano estival allerano. «La idea era que se tenía que desarrollar este día 4 de agosto porque era el de la Luna llena», explicaba Celia Vilar, la técnico de Turismo en el municipio. Y mucha gente se ha quedado con las ganas, porque había lista de espera de más de veinte personas para hacer este recorrido. «A mi llamaron tras una anulación», explicaba el joven Tarik Vázquez, acompañado de la británica Serena Swanson. «La verdad es que lo que nos trajo de esta actividad fue la curiosidad por saber cómo era».

Poco después de las once de la noche, ya no hacía falta portar encendidas las linternas. La Luna hizo su aparición al completo iluminando el camino por la pista Llana'l Fitu, que tiene menos pendiente, pero que es más larga. Al final, fueron casi tres horas de recorrido para casi seis kilómetros de marcha bajo una noche suave con una media de catorce grados de temperatura. «Esto hay que repetirlo, porque ha sido espectacular», comentaba alguno de los participantes entre la oscuridad poco antes de llegar a la base de la estación invernal. Vilar destaca que las rutas guiadas, este verano, están siendo un autentico éxito.