Oasis al aire libre

Las tardes de verano prestan más cuando los rayos de sol calientan e invitan a disfrutar la jornada al aire libre. Los merenderos -y los bares con amplias terrazas al airelibre- se convierten entonces en uno de los planes que más gustan a los asturianos de todas las edades, que encuentran en ellos el mejor remedio para socializar con total seguridad en tiempos de pandemia. En las mesas de madera que salpican sus praos, se empiezan pronto a escanciar los primeros culinos de sidra que se van encadenando, uno tras otro, hasta que acaba la tarde. Ya a mediodía, en La Cabaña, los primeros clientes de la jornada aprovechaban la sombra de algunos árboles para cobijarse del calor de julio. «Estar al aire libre estos días es la mejor opción», comentaba, desde su mesa, Javier González. Algo en lo que coincidía Lucía Manzano mientras apuraba su aperitivo: «Hacía mucho que no veníamos a un merendero, pero es que con este día presta estar al aire libre».

Opiniones que se extienden por todos los merenderos de la región que, después de meses cerrados, este verano pueden celebrar que su negocio está remontando. «Se va animando, aunque faltan los turistas, está viniendo, principalmente gente de aquí», cuenta Kike Castromán, responsable de La Cabaña. Lo mismo que ocurre en El Rinconín de Deva, donde, según explica Fernando González «se han reducido un poco las ventas en relación con las del año pasado, pero siguen estando bien». Allí, notan cómo las preferencias de la clientela este verano son claras: «De comedor bajó en picado, pero las mesas al aire libre van bien».

Al fin y al cabo, los merenderos forman parte de nuestra cultura desde la infancia y se mantienen como uno de nuestros puntos de encuentro preferidos a lo largo de toda la vida, a pesar de que muchos ya no admitan comida del exterior y haya que consumir en el establecimiento. «Los merenderos representan el ambiente de Gijón. Ahora con el temor a ir a locales cerrados, las circunstancias invitan a venir», opina Arturo Muñiz, propietario de Casa Arturo, un emblemático establecimiento de La Guía. Él valora todos los merenderos de los que se puede disfrutar en la ciudad. «En Gijón hay muchos merenderos bien puestos y son un punto de encuentro interesante de chicos jóvenes y de personas mayores siempre que el tiempo acompañe», añade el hostelero.

Otro de los que mantiene la esencia tradicional es Las Peñas, donde también, poco a poco, van saliendo adelante. «Los espacios abiertos estamos remontando bien, les está costando más a los locales cerrados porque los días que está bueno la gente quiere ir al aire libre, todavía hay miedo a los interiores», considera Rubén Menéndez. Por eso, en El Cruce, que también tiene un buen puñado de mesas en el exterior, se repite la misma estampa de bullicio veraniego. «Nosotros estamos contentos, la gente se está animando a venir y tenemos buenas medidas de seguridad», explica Luis Meana.

Una alegría compartida en Oviedo por José García que desde el merendero Los Corzos, celebra la buena disposición de los asturianos para tirar de merenderos en las jornadas estivales. «Es cierto que la gente entra con más miedo que en años pasados y tiran mucho de gel hidroalcohólico, pero la venta no está siendo mala. Al tener menos aforo no es la misma de otros años, pero en proporción, va bien», señala. En las Cuencas, en Oriente, en el centro. Los merenderos se transformaron ayer en un oasis de ocio de verano.

«La gente quiere salir de casa e ir a sitios seguros. Una vez que salen no quieren estar en un barullo, quieren espacio y la tranquilidad de no tener preocupaciones», apunta García mientras, bajo sus sombrillas, los clientes disfrutan de sus bebidas frías, mientras comparten las risas y la felicidad de una tarde de verano al aire libre.

• Temas
• Gijón
• Oviedo
• Ribadesella
• Asturias
• Turistas
• Descubre Tu Paraíso