Blanca Romero: «Me encanta venir a la playa de San Lorenzo»

De salitre, de sidra y de arena en la piel es la actriz Blanca Romero. Gijonesa de nacimiento, ella encuentra en su ciudad natal demasiados motivos para quedarse y dejar crecer sus raíces a la vera del Cantábrico. Enganchada a la playa y a los planes entre el verde de la naturaleza, Romero apura el agosto en la región al tiempo que pasea por el Muro y contempla una de sus estampas preferidas de esta ciudad que se recorta desde Cimavilla hasta la Providencia.

Este verano no ha parado, tenía mucho encierro acumulado y necesitaba respirar el viento y sentirse libre con el vaivén del mar. «La verdad es que voy de playa en playa, aprovechando para estar el máximo tiempo posible haciendo deportes al aire libre por si acaso», desvela. Una necesidad comprensible «porque ya estuvimos demasiado tiempo encerrados y el crío lo notó mucho, entonces buscamos sobre todo airearnos», explica. Tanto que sus vacaciones han sido de coger la carretera e ir recorriendo los lugares adonde la llevara el asfalto, eso sí, siempre junto a los suyos. «Nos cogimos una camper y dormimos por ahí, por las playas, estamos todo el tiempo en la calle», reconoce en una tarde soleada que invita a seguir disfrutando del buen tiempo.

Aunque Blanca Romero no necesita de grandes planes para sentirse en el paraíso. «Estoy mucho por aquí, por San Lorenzo, esta playa me encanta, también voy a Verdicio y a Salinas», indica. Dos lugares en los que encuentra lo que busca: el baile del mar para surcarlo. «Para allá siempre hay olas, bien o mal, pero siempre hay olinas», señala. Este verano también ha tenido tiempo para ir a otros muchos sitios: «Rodiles, uno de ellos», apunta. Pero, en su lista, le falta por poner una muesca a la playa de Vega. «Me gustaría ir allí a dormir para ir a comer luego al Güeyu Mar», desea.

Es inevitable que muchos de los planes que se llevan a cabo en Asturias orbiten en torno a la comida, esa de la que podemos presumir con innumerables platos y restaurantes donde dejarse llevar por los sabores. «Soy muy de cuchara y de marisco, desde el buen marisco hasta el pote asturiano o la fabada, todo eso me encanta», anota.

Romero deja claro que ella no desaprovecha nada de todo lo que tiene Asturias, todo le gusta de ella, aunque su perdición podrían ser «los atardeceres en Verdicio» que se pueden alargar cenando una vez se acueste el sol. «Hay sitios por allí en los que se come genial, aquí se puede comer muy rico y muy bien», asegura. Aunque se le ocurren más opciones si alguien tuviera que organizar una jornada en Asturias. «En Gijón, tenemos sitios espectaculares como el Mamaguaja, con un concepto de sidrería chulísimo. Puedes comer caro y riquísimo o barato y genial pidiendo unas croquetas espectaculares con sidra. Los postres están todos que te mueres», detalla mientras se le hace la boca agua.

Pero por mucho que haya demasiadas cosas que le gusten, la actriz y modelo insiste: «Playa, playa y playa» y lo dice con la vista perdida en el horizonte gijonés en un día de calor con el arenal salpicado de bañistas. Ese en el que tantas veces es ella la que disfruta cogiendo olas entre el cerro de Santa Catalina y la Madre del Emigrante.

Blanca Romero es de las que aprovechan mucho y muy bien todo lo que tiene Asturias y, además, lo muestra en sus redes sociales, porque es inevitable para ella presumir de todos los escenarios de lujo que encierra este paraíso natural en el que tiene bien afianzadas sus raíces. Esas que no se cansan de mirar el mar y de mecerse al compás de la brisa que despeina en las tardes de agosto caminando despacio por el Muro.

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