La actriz Beatriz Rico. E. C.

Beatriz Rico: «En todos los sitios de Asturias comes bien»

Beatriz Rico cuenta los días para regresar a casa para unas vacaciones que serán doblemente especiales, ya que conjugará el descanso con la representación de su obra teatral en Navia y en Lena

ANA RANERA

Domingo, 12 de julio 2020, 02:28

Volver a los orígenes hace que Beatriz Rico se sienta «en casa» cada vez que llega a Asturias y, otra vez, la arropan los lugares donde aprendió a vivir. Para esta actriz, afincada en Madrid, el verano no es verano si no trae consigo su ya tradicional parada por la tierrina para ponerse al día con los suyos, volver a saborear su gastronomía y sentir mezclarse el olor del mar con el que se escapa de los fogones de Cimavilla, ese que nunca cambia por mucho que los años pasen.

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Y en casa una es donde mejor se siente inevitablemente. «Me tiro una semana como una reina», cuenta mientras evoca los primeros lugares que visitará en cuanto pise el paraíso, pues, reconoce, que siempre acaba haciendo los mismos recorridos. «Mi cabeza está en la cuesta del Cholo, en Cimavilla, en la playa de San Lorenzo, en Cudillero, en Llanes...», enumera. Aunque, confiesa, que las playas no suelen ser sus enclaves predilectos, aquí, en el Principado, la cosa cambia. «Aquí tienes, al lado de la playa, la montaña. Mi marido es malagueño y se sigue sorprendiendo, entonces yo aprovecho para presumir de Asturias», bromea Rico. Además, el clima también juega a su favor para disfrutar de los arenales. «Tenemos la suerte de que se encapota el cielo y puedes quedarte en la playa pensando, con la camiseta sobre el bikini», señala.

Pero si hay algo que nunca falla de oriente a occidente de nuestra región y que supera a mares y recuerdos, es la gastronomía. «A cada sitio que vayas y pidas el plato del día, comes bien, es comida de madre. Y te vas a tomar el aperitivo y con la tapa que te ponen, coméis tres. Son cosas que ahora con la distancia, valoro, eso en Madrid no se ve», cuenta. Tanto le gusta el buen comer que, se confiesa, «vuelvo rodando, pero no me importa, soy feliz comiendo en Asturias», asegura mientras se le hace la boca agua al rememorar los frixuelos rellenos. Además, en cada uno de esos planes veraniegos, Beatriz recuerda sus orígenes y sus años de juventud. «La cuesta del Cholo con la gente escanciando sidra es mi juventud, son mis orígenes», señala.

Y son unas raíces que le encantan porque ella también se siente parte del espíritu cercano que impera en el Principado, al fin y alcabo, lo lleva en su sangre. «En cada sitio que entras es como, si te conocieran de toda la vida, la gente es muy cercana y no es porque yo sea conocida, son así», opina.

Esta alegría vacional este año llega por partida doble, porque su retiro en la región dará comienzo con la representación de su obra 'Antes muerta que convicta' en Navia y en Lena. «Conjugo las vacaciones con la función, me siento profeta en mi tierra llevando el espectáculo a mi gente», apunta. Una gente a la que se siente profundamente agradecida por dedicar su tiempo al teatro, a la cultura, en estos tiempos en que tanta falta hacen esas manos amigas. «Cuando ves desde el escenario a la gente con mascarilla y manteniendo las distancias de seguridad, te da un vuelco el corazón, pero les doy las gracias, porque son los primeros que entran a un teatro y llevan mucho tiempo una mascarilla para vernos», señala. Y para adaptarse a las circunstancias, ella también aparece sobre las tablas con mascarilla, aunque luego se despoje de ella para continuar el espectáculo.

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Para terminar el verano cargado de asturianía, Beatriz está esperando para rodar 'Cámping Movie 2' de J. K. Álvarez. «Es como Indiana Jones en un cámping en Asturias, es divertidísima», asegura. Y qué más quiere ella que combinar sus dos pasiones: la interpretación y la tierrina, y así tras cada rodaje, habrá tiempo para unas botellas de sidra y un paseo con vistas a San Lorenzo. Entre recuerdos de los lugares donde empezó a florecer su amor por los escenarios y su convencimiento, de que bajo las tablas, su lugar en el mundo está allí donde se siente «como en casa».

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