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JESSICA M. PUGA
Lunes, 20 de noviembre 2017, 02:02
La adrenalina de la competición llenó el recinto ferial Luis Adaro de Gijón, donde ayer se clausuró el FIMP, el certamen dedicado a las nuevas tecnologías en general y a los videojuegos, en particular. No era para menos, pues tres finales de los e-Sports ... se disputaron durante la jornada: la de 'Fifa 18', 'Pokémon' y 'Clash Royale'. Todas muy reñidas. Tanto, que no solo los aficionados de estos títulos y los participantes que habían caído en las rondas anteriores atendían casi sin pestañear para no perderse detalle. También lo hacía el público general, el cual quiso pasar la jornada dominical disfrutando de la numerosa y variada programación de la cita coorganizada por el diario EL COMERCIO y Cuicui Studios. Ayudaba que las dos pantallas gigantes instaladas en el pabellón central emitieran en directos las semifinales y las finales. Hubo hasta quien se aprovisionó primero, como si estuviera en casa.
Durante tres días, el FIMP fue casi el hogar de todo aquel con interés en los videojuegos, la robótica, los drones y la impresión 3D, entre otras muchas opciones relacionadas con las nuevas tecnologías. El certamen, que cuenta con el principal patrocinio de Gijón Impulsa y del Banco SabadellHerrero, era su paraíso. Por eso que durante todo el fin de semana entraran en él más de 16.000 personas, bastantes más que el año pasado, cuando debutaron emplazamiento y ocuparon por primera vez en su historia los 6.500 metros cuadrados que brinda el pabellón central del recinto ferial de Gijón.
De todos, hubo tres nombres para los que el FIMP fue particularmente especial. Fueron Alfonso Ramos, Adrián Isidoro y Daniel García, triunfadores, respectivamente, de los torneos de 'Fifa 18', 'Pokémon' y 'Clash Royale', que tras tres duros días de competición salieron del certamen con un diploma acreditativo y un cheque de cuantías variadas, que superaban los cien de media. «Estuvo muy reñido, se nota que hay buenos jugadores aquí», señalaba Isidoro, natural de Langreo, tras saberse ganador de Pokémon. Su truco, así como el de sus rivales -Pablo Poole y Álvaro García, segundo y tercero, respectivamente-, es tener «luchadores de todos los tipos para poder cubrir todas las categorías».
Cada vez hay en Asturias más aficionados a los videojuegos que se preparan a conciencia para llegar a competir a nivel internacional. Si bien no siempre se lo ponen fácil. Isidoro, por ejemplo, achaca la culpa de que no haya más jugadores con afán de competición a la compañía, pues pone tantas trabas a la hora de manejar la publicidad y las competiciones que genera rechazo. Aún así, en el FIMP tiene filón. El año pasado quedó tercero y este ya logró la victoria.
También fue reñida la final de 'Clash Royale', la cual enfrentó a dos 'danieles', De López (que quedó segundo) contra García, procedente de Oviedo. Su duelo fue uno de los más vistos por el público, también porque se celebró a media tarde, que es cuando más público se congregó en la feria. «Hay una cosa clara: la experiencia aquí es un grado, porque una cosa es jugar en tu casa o contra los amigos y otra enfrentarte a profesionales», aseguró el gijonés Rafael José tras el partido que le enfrentó a Alfonso Ramos y que ganó este último, campeón del mundo del 'Fifa' en 2008 y 2012. «Hay que controlar los nervios», afirmó este, al tiempo que aplaudía el trabajo de la organización, pues «todo ha sido bastante puntual y he estado muy cómodo jugando aquí», contaba quien el año pasado perdió en las semifinales de la competición.
El domingo era el día de jugar a los títulos favoritos y de aprovechar a pasar por el market y comprar algún recuerdo del FIMP. «Las mejores ventas las hemos tenido por las tardes, tanto el sábado como el domingo», explicaba Luis Álvarez, dueño de Astur Videogames. «No ha ido mal el fin de semana, no me quejo. Han comprado desde niños que querían una pokeball o un llavero hasta un señor que se ha llevado cinco juegos de una consola de 1992».
Igual de ajetreados estuvieron los 'food trucks' durante toda la jornada, sirviendo desde perritos caliente a comida mexicana. Pero lo que más atracción se llevó, claro está, fueron las más de 300 opciones de juego que había dispuestas. «Esto es una maravilla. Yo ya he estado en la zona retro y con los 'peques' en la parte de juegos educativos. Ahora daremos una vuelta para ver el resto de cosas», apuntaba Blanca Martínez, a quien le parecía «muy asequible» el precio de la entrada, «más sabiendo que dentro es todo gratis, bueno, salvo la comida y la bebida».
El FIMP suma y sigue y cuando a las 20.30 horas cerró sus puertas a la edición de 2017 vio cómo gran parte de su público cambiaba de espectáculo y entraba en El Molinón para ver al Sporting. Día redondo.
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