![Barney, el robot camarero que evita los contagios en tiempos de pandemia](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202104/22/media/cortadas/barney-robot-camarero-kgMG-U140135969532qKC-1248x770@El%20Comercio.jpg)
![Barney, el robot camarero que evita los contagios en tiempos de pandemia](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202104/22/media/cortadas/barney-robot-camarero-kgMG-U140135969532qKC-1248x770@El%20Comercio.jpg)
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Decían los gurús de la gastronomía, hace apenas un par años, que la siguiente revolución en el mundo de la restauración no la protagonizarían los cocineros sino que estaría impulsada por la sala. Una mejor experiencia ligada a una mayor profesionalización y una mayor vinculación entre los fogones y el espacio de degustación.
Las predicciones no contaban con la irrupción de la covid 19 y devastador efecto en una hostelería diezmada por los cierres. Quizás atinaban al percibir novedades en sala pero seguro que no imaginaban su cariz. La tecnología se ha colado en la ecuación y Barney ha entrado en escena.
¿Y quién es este particular personaje? El robot camarero nacido en Suiza, un ingenio mecánico pensado para evitar los contagios mientras los clientes disfrutan de su momento gastronómico. Igual te sirve una bebida que se desinfecta solo, convirtiendo la experiencia en un acto más higiénico y seguro pero, sin duda, más inhumano.
Barney, obra de F&P Robotics, sabe hablar y cuenta chistes. Prepara hasta 16 bebidas diferentes, entre ellas refrescos y sodas a los que puede incorporar hielo. El problema, probablemente, llegue cuando el cliente se salga del guión y demande algo más específico. Sus promotores lo consideran, sin embargo, ideal para atender a los consumidores en tiendas, centros comerciales, hoteles, bares y restaurantes en tiempos de pandemia y quien sabe si también más adelante.
En la última edición de Madrid Fusión, un robot camarero ya se subió al escenario y los cocineros debatieron sobre el papel de la inteligencia artificial en la gastronomía, advirtiendo del riesgo de deshumanización de los procesos. A Barney, de momento, no le falta trabajo y ya se ha estrenado en lugares tan dispares como el museo suizo Verkehrshaus Luzern o un centro comercial de Omán.
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