La investigación básica en el sector sanitario no es nueva en Asturias. El Principado destaca desde hace años por la calidad de sus profesionales en esta materia, pero el paso a la empresa es otra cosa, o era otra cosa, porque el salto que ... hay que dar entre la I+D y el mercado cada vez se acorta más desde que se apostó por crear un polo de la salud dentro de la estrategia de especialización inteligente de la región. Cuatro años después, ese ecosistema está más cerca de convertirse en realidad y hay un buen numero de jóvenes empresas innovadoras que encuentran en la biotecnología una forma de hacer negocio.
Publicidad
A mediados de mayo, el Comité Europeo de las Regiones (CdR) instó a sus miembros a iniciar un proceso en el que cada territorio descubra sus fortalezas y retos en innovación y pueda especializarse en ellos, dedicar mayores esfuerzos a los ámbitos en los que cada zona pueda ser competitiva globalmente y potenciar así las diferencias entre ellas. Pero esta petición no es nueva por parte de Bruselas, la Comisión Europea estableció como condición para respaldar las inversiones en investigación e innovación para el periodo 2014-2020 la existencia de una estrategia regional para una especialización inteligente y el Principado tomó nota.
Asturias RIS3 se aprobó en consejo de gobierno el 2 de abril de 2014 y con ella se seleccionaban 16 prioridades temáticas agrupadas en seis campos de especialización. Entre ellos, se identificó la biomedicina, aglutinando las principales líneas de investigación de la región, y el polo de la salud, que agrupa todo el potencial empresarial, en especial la incipiente comunidad de jóvenes empresas innovadoras de base tecnológica, y la capacidad de los centros tecnológicos –Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología, Itma, Prodintec, CTIC– o centros de carácter privado como la Fundación de Investigación del Instituto Oftalmológico Fernández Vega y el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias.
En Asturias se ubican grandes empresas del sector como Bayer, que fabrica desde Lada (Langreo) el principio activo de la aspirina para todo el mundo, o CAPSA, que realiza una gran apuesta hacia alimentos funcionales, pero también un importante tejido de pequeñas y jóvenes compañías que hacen de la innovación su razón de ser, aunque no sin obstáculos.
La falta de financiación, el escaso conocimiento del ámbito empresarial por parte de los investigadores o el largo plazo necesario para monetizar algunos de sus avances son algunos de los problemas con los que se encuentran estas sociedades.
Publicidad
Sin embargo, con la puesta en marcha de la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria (Finba) –organismo encargado de gestionar la investigación biomédica de excelencia en Asturias– y del Instituto de Investigación Biosanitaria (Ispa) –a la espera de lograr la acreditación por parte del Instituto de Salud Carlos III para acceder a la financiación del Gobierno central– se ha completado un ecosistema de innovación en el ámbito de la salud de primer nivel, que incluye infraestructuras asistenciales y de investigación muy relevantes, tanto en el sector público como en el privado, con grupos de investigación reconocidos internacionalmente, sobre todo, vinculados a la Universidad de Oviedo; centros tecnológicos y empresas tractoras e incipientes que trabajan como un clúster muy activo.
«Alinear los esfuerzos de todos estos agentes será clave para optimizar los recursos existentes y aprovechar las capacidades científicas, tecnológicas y empresariales existentes», destaca la directora general del IDEPA, Eva Pando.
Publicidad
La idea ahora es potenciar ese clúster y dar un paso más hacia una colaboración multisectorial que permita hacer despegar a este sector y generar riqueza. «Históricamente en Asturias había buena investigación básica, pero alejada del mercado», reconoce Pando, que subraya la apuesta que ha hecho el Principado por transformar la investigación en innovación, «que no es otra cosa que la investigación aplicada a un producto» y que pueda haber un retorno, ya sea en forma de ahorro de costes o de recursos para una empresa.
El reto no es sencillo por la dificultad que supone acercar a los investigadores a los mercados, pero se está en ese camino. Para ello, el Centro Europeo de Empresas e Innovación ya ha asesorado a 130 empresas y proyectos, se ha logrado la puesta en marcha de 39 compañías y se han logrado 8,8 millones de euros en primeras rondas de financiación para 31 compañías. Además, el CEEI ha puesto en marcha cuatro programas específicos –BioCEEI, BioCEEI Salud, BioCEEI Health &Medical Devices, BioCEEI Salud y Envejecimiento activo– con 41 proyectos y 78 emprendedores. Por otro lado, medio centenar de empresas integran ya la comunidad de empresas de Bioeconomía, prueba de que la semilla del sector puesta en la región empieza a germinar.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.