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Asturias no debería centrar sus políticas de innovación únicamente en incrementar las inversiones en I+D+i. Si lo que se persigue es desarrollar un sistema innovador fuerte, que redunde en el progreso económico del territorio, tan importantes son esas inversiones en innovación como aumentar el nivel ... educativo medio en la región. Solo así se garantizará «el uso eficiente de los recursos invertidos». Es lo que concluye un informe de la Cátedra para el análisis de la innovación en Asturias de la Universidad de Oviedo: que disponer de capital humano altamente cualificado «es crucial para que la I+D+i comience a generar verdaderamente efectos sobre el crecimiento económico en Asturias» y para «dinamizar» su potencial innovador.
Además de necesarios para poner en marcha proyectos de I+D+i, debido a sus conocimientos y habilidades esos profesionales altamente cualificados son «agentes generadores de innovaciones» por sí mismos y funcionan como «un elemento que permite atraer inversiones en I+D+i». Es por ello que las iniciativas públicas y privadas de I+D+i «buscan desarrollar proyectos innovadores en áreas donde hay grandes cantidades de capital humano altamente cualificado y diversidad de perfiles de especialización profesional», recoge el informe en sus conclusiones.
Este es el noveno estudio que los investigadores de la Cátedra C_innovA realizan sobre el alcance de las inversiones en I+D+i. En esta ocasión, y partiendo del análisis del efecto que la innovación ha supuesto en el crecimiento económico de los distintos territorios de la Unión Europea, trataban de responder a una pregunta: ¿Ha contribuido la I+D+i a la cohesión de las regiones europeas?
La respuesta es 'no'. La política de ciencia e innovación de la UE «está funcionando» a la hora de fomentar el desarrollo económico y la competitividad de Europa pero, «tal y como está diseñada, no logra impulsar el crecimiento de las regiones periféricas y, por tanto, no contribuye a la necesaria y deseada cohesión territorial». Es más no solo no contribuye a esa cohesión, sino que «puede estar provocando un crecimiento de las desigualdades territoriales» en el seno de la Unión.
Las inversiones en I+D+i están muy concentradas en las regiones del centro y el norte de Europa, con altos niveles de desarrollo económico. Así, hay regiones de Suecia en las que la inversión en I+D+i supera el 7,5% del PIB, cuando el objetivo que se había marcado la UE situaba esa inversión por encima del 3%. La otra cara de la moneda son las zonas de la periferia y las menos desarrolladas de Europa, las del este y el sur del continente. Como ejemplo, algunas regiones de Rumanía donde los niveles de inversión en I+D+i se sitúan en torno al 0,5% de su PIB.
Extrapolándolo a España, se observa algo muy parecido. Las regiones más desarrolladas (País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra) lideran la inversión en I+D+i. Respecto a Asturias, los autores de esta investigación señalan que si bien ha movilizado menores recursos destinados a la I+D+i, la comunidad ha conseguido generar un ecosistema científico y tecnológico muy atractivo apoyado en una población altamente cualificada, lo que ha supuesto que en los últimos años haya emergido «una mayor capacidad investigadora e innovadora».
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