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ROSA FUENTES
AVILÉS.
Lunes, 27 de junio 2022, 02:48
Un niño con síndrome de Asperger en Bilbao fue el detonante para arrancar un camino de investigación que empezó hace más de veinte años y que culmina ahora con una web, a través de la cual los colegios pueden detectar el estado de ánimo de ... los alumnos y, muy especialmente, si son víctimas de 'bullying'.
A Ruka Muñoz le pareció casi obligado inventar una serie de colores para que aquel Hugo, el niño vasco, no sufriera una crisis si cambiaban la rutina en su colegio. Así fue como, a través de una cromosemántica, creó para él una manera más sencilla de afrontar los contratiempos de su enfermedad. Después continuó con más pasos en este campo hasta que su propio hijo, con once años, se sintió acosado en el colegio y decidió crear algo con lo que se pudiera detectar.
Así fue cómo nació 'Sollu', un sistema de detección precoz de 'bullying' que identifica el estado de ánimo de los niños en edad escolar. La forma es sencilla. A través de una página web a la que los centros escolares pueden acceder para que los alumnos, a la hora de pasar lista, marquen una cara de colores, de las seis a elegir, en la que muestran su estado de ánimo, sus emociones.
'Sollu', que viene de unir 'sol y lluvia', ha sido elegido para formar parte del programa ApTenisa Launch que permite acelerar proyectos empresariales y con el que optan a entrar en la Universidad La Salle de Barcelona durante seis meses.
'La historia interminable', de Michael Ende, le ayudó a entender el mundo en dos colores y Ruka Muñoz siempre disfrutó con la programación, incluso antes de que hubiera internet. Hace treinta años, «ya andaba cacharreando con estos campos y me gustaba mucho dibujar». Trabajó en diferentes sectores, siempre relacionados con la venta al público hasta hoy, dedicado a la cromosemántica sobre la que tiene los derechos de propiedad intelectual y las patentes. En la actualidad cuenta con una empresa en la que trabajan cinco personas.
La primera puesta en marcha de 'Sollu' tuvo lugar en el colegio jesuita de La Inmaculada, en Gijón. La primera sorpresa fue que pensaban encontrar 'bullying' y al hacer el informe «nos dijeron que teníamos muchos más datos, que había críos que ya llegaban tristes al colegio y que se alegraban en el centro, o algunos que los miércoles ya venían más apagados; vimos ciertas variables que nos sacaron de donde estábamos obcecados porque yo, en realidad, había empezado a buscar algo sólo para el problema de mi hijo con el 'bullying', pero hay mucho más».
Ruka Muñoz considera que «se trata de que examinen al alumnado de una forma que no sea molesta, porque en realidad los profesores no tienen por qué ser expertos en educación emocional y vimos que esta herramienta, para las tutorías, podía enseñar datos para saber cómo se encontraba el alumnado».
La obsesión positiva de Ruka Muñoz es llegar a crear lo que él denomina 'Programa nacional sobre la calidad de enseñanza del centro educativo'». Este es su gran objetivo y confía en poder alcanzarlo, a través de fundaciones fuertes que apoyen el proyecto. «Tenemos el propósito de no cobrar nada a los colegios en el primer año y luego una cantidad de 500 euros para que no suponga un desembolso mayor al que, por ejemplo, se gastan en folios».
Muñoz considera que «la normalidad de ahora no tiene nada que ver con la que había antes de la pandemia, por eso creemos que es un problema que hay que atajar». En este sentido, asegura que, a nivel nacional, el 'bullying' «creció un 70% desde que comenzó la pandemia y ahora nos encontramos a la cabeza de afectados ya que somos el sexto país del mundo con más casos».
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