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Acaba de repetir en el Ranking Choiseul 100, que le sitúa entre los cien españoles de entre 30 y 42 años que por su talento y capacidad ejecutiva serán los líderes económicos el país. Y Daniel Pando (Gijón, 1985, aunque creció en Villaviciosa) vuelve a estar, por segundo año consecutivo, entre los diez primeros, concretamente, en el puesto número siete. Aunque este ingeniero químico, cofundador de Nanovex Biotechnologies (biotecnológica que aplica la nanotecnología en soluciones farmacéuticas y cosméticas), curioso «en exceso» y en constante formación, le resta importancia.
-¿Cómo se lleva estar en ese ranking y cómo se llega a alcanzar esa calificación?
-(Sonríe). No le doy importancia. Me gusta mantener un perfil bajo. La gente me pregunta en broma «¿a quién sobornaste?». Miran la formación y otras habilidades sociales y soy una persona extrovertida, que me muevo bastante, hago fácilmente contactos y soy, además, la cara visible de la empresa. Pero, quitando las individualidades, hay más personas que están detrás y gracias a ellos estoy ahí.
-Entonces, no lo piensa explotar.
-A ver si me aumentan el sueldo (risas). Haré lo que sea mejor para la empresa. A nivel individual estoy contento donde estoy, tenemos un buen socio (Química del Nalón) que se ha hecho con la mayoría absoluta de la empresa, pero para mí sigue siendo mi proyecto. Así que lo explotaré más a nivel empresarial. En el plano personal, no es que haya ganado el Nobel, pero es motivador.
-¿Cómo recuerda el nacimiento de Nanovex (2014)?
-Nanovex fue la unión de Rebeca Alonso y Daniel Pando, ambos trabajando en la Universidad, a los que el destino puso en contacto. O debería decir Agustín Costa -catedrático de Química Analítica fallecido en noviembre-. Ellos trabajaban más en el ámbito del diagnóstico de enfermedades y necesitaban la tecnología de encapsulación. Cuando nos unimos, vimos que aquello tenía más salida que un mero proyecto de investigación y se lo comentamos a Agustín que, sonriendo, nos dijo que ya lo había pensado y que tenía incluso un socio ideal para ello, Química del Nalón. Para él, la nuestra era su cuarta empresa. Fuimos al CEEI, hicimos un curso de bioemprendimiento y elaboramos el plan de empresa.
-¿Y se cumplió?
-Creo que no estamos haciendo nada de lo que teníamos allí escrito. Hacer un plan de negocio para empresas innovadoras como la nuestra de más de uno o dos años, según los expertos, es una tontería. Hay que ir virando tu proyecto en función de los 'inputs' que te llegan. Nuestro proyecto nació muy científico, pero empezamos a ver qué demandaba el mercado.
-¿Y qué pasó?
-Que hace un par de años empezaron a llamar a nuestra puerta empresas cosméticas. Nos decían: si vosotros encapsuláis fármacos para tratamientos de cáncer a nivel de I+D (por fuera llevan anticuerpos que se dirigen específicamente a una célula), será fácil para vosotros encapsular, por ejemplo, retinol. Pues sí. Así que nos dijimos: vamos a explotar esa vía y vimos un océano azul, una buena oportunidad. Nuestro aval de llevar años trabajando en temas de medicina con universidades de todos los países, con una tecnología muy contrastada en el ámbito médico, nos sirvió para crear un sistema muy bueno para cosmética. Y nació Indermal.
-Cuya misión es...
-Son las nanovesículas que llevan dentro activos de interés cosmético que son capaces de penetrar en la piel y liberar su contenido en la capa diana aumentando la eficacia de los cosméticos una auténtica barbaridad. Nuestro producto estrella, que es el retinol, la incrementa 15 veces más. Empezamos a llamar a las puertas de las empresas cosméticas y nos recibieron con los brazos abiertos. Estamos en una auténtica 'belle époque' con la cosmética en su mejor momento, tirando mucho de la ciencia. Y llegamos nosotros con esta tecnología tan innovadora y con resultados que podíamos demostrar. Aunque es un mundo en lo que todo va muy lento y los desarrollos duran dos años. En 2020 se están desarrollando productos que saldrán en 2022.
-¿Eso les afecta a ustedes?
-Nosotros empezamos en este mundo hace dos años así que ya empezamos a tener un volumen importante de pedidos.
-¿Significa eso un cambio de orientación de la empresa, de la medicina a la cosmética?
-La medicina será siempre nuestra línea estratégica, por la empresa que somos, a la vanguardia de la tecnología. Pero este campo es más arriesgado y un porcentaje muy elevado de los fármacos experimentales no sale al mercado. En cosmética aseguramos y nos desfogamos. Por eso Indermal se nutre de los avances de Nanovex y no se entendería sin ella. Estar a la última en avances de medicina, con un equipo vanguardista, a las empresas cosméticas les da mucha confianza. El recorrido que tiene Nanovex es muy limitado porque solo trabajamos en I+D y ese campo es superpasional, porque te das cuenta del impacto que tiene en la sociedad lo que estás haciendo. En cosmética, con Indermal, hay más oportunidades.
-Junto a medicina y cosmética, ¿algún proyecto más en cartera?
-Tenemos un proyecto similar para la alimentación, que nos ofrece las mismas oportunidades, pero somos una empresa pequeña (cinco personas y una externa), tenemos los recursos que tenemos y el que mucho abarca poco aprieta. Ahora estamos bien posicionados en cosmética y tenemos que explotarlo, pero siempre mirando de reojo a la alimentación que está en alza. Todo está relacionado.
-Entonces sí piensan en crecer.
-Nanovex es una empresa de I+D de medicina siempre a la vanguardia. Si queremos crecer hay que hacer una gran inversión para pasar de ser un laboratorio de I+D a ser fabricante. Es más sensato mantenernos así de momento. Aunque creo que este va a ser el año. Cerramos 2019 con una facturación de casi 200.000 euros, subiendo entre un 50% y un 75% anualmente. Hay muchas oportunidades a nivel nacional e internacional para crecer en cosmética y tenemos que saber aprovecharlas. Eso me preocupa.
-Hay que medir el crecimiento.
-Así es. Tenemos una capacidad de producción de 20 kilos al día y los pedidos oscilan entre los 20 y los 100. Los clientes van subiendo, pero todavía no se solapan los pedidos. En cuanto eso suceda, eso sí lo tenemos programado, nos tendríamos que cambiar de sitio.
-A Avilés, al PEPA2.
-Es una posibilidad. Química del Nalón hizo una inversión en Avilés y la idea es crear un centro de investigación con Nanovex y Nalontech. Lo interesante es que esa inversión también servirá para alimentación.
-¿Cuándo se verán los resultados?
-Con Nanovex trabajamos en 30 países a nivel de I+D. Con cosmética llevamos estos dos años en España conociendo la idiosincrasia del canal y ahora vamos a dar el salto a internacionalizar esto, con un 'partner', cuya eficacia se medirá por el número de muestras que mueva, no por lo que venda. Como en los inicios de Indermal, tardaremos unos dos años en recoger los frutos.
-Entre los reconocimientos que han recibido estaba el de ser la empresa más innovadora de Asturias. ¿Cuál es, desde su punto de vista, el nivel innovador de la región?
-Somos una región bastante innovadora, pero tenemos un handicap importante: tenemos muy poca capacidad para retener talento y nulas para atraerlo. Y eso que contamos con empresas muy buenas e innovadoras y con infraestructuras como el CEEI o Impulsa. Pero la gente quizá ve falta de oportunidades en Asturias.
-¿Por dónde pasa entonces el futuro de Asturias?
-Invertir en I+D es invertir en futuro. Si hablamos de innovación hay que apoyar a la gente que quiere innovar, facilitando la estructura para que pueda hacerlo e inversión para acelerar. Hay que intentar ayudar a las empresas y facilitarles que puedan ser rentables para que sigan generando puestos de trabajo.
-¿Qué perfiles se necesitan en la industria asturiana?
-En I+D se necesitan titulaciones relacionadas con la ciencia, por supuesto. Pero, sobre todo, se necesita compromiso. Hay personas muy válidas y muy formadas, pero tiene que gustarles lo que hacen, que encuentren motivación en ese trabajo y se comprometan con él. Hay muchos diamantes en bruto, pero tenemos que cogerlos justo cuando salen de la Universidad. En general, por nuestra experiencia (tenemos un convenio con la Universidad de Oviedo y con otras internacionales) los estudiantes aquí salen muy bien formados. Con algunos handicaps como el idioma o saber trabajar en equipo.
-¿Qué le parece la separación de la Universidad de la Ciencia y Tecnología en dos ministerios?
-Separar el plan de I+D en dos es un paso atrás. La Universidad está profundizando en el trabajo en la ciencia aplicada, en proyectos con empresas, y esto es ridículo. Ciencia y Tecnología de empresas y Universidad tiene que ir ligada. La parte de transferencia tecnológica es esencial.
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