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Si alguien puede hablar con autoridad de la innovación en España es Cristina Garmendia (San Sebastián, 1962). La presidenta de la Fundación COTEC es ... bióloga, investigadora, ha fundado una importante empresa de biotecnología y ha sido ministra de Ciencia e Innovación. Un curriculo que le permite juzgar el estado de la cuestión en la I+D+i con conclusiones tales como «hay que reinventar la cooperación público-privada», «solo podremos superar esta crisis si logramos mantenernos unidos y coordinados» o «hay que aumentar la inversión pública y estimular la privada».
- Cotec ha cumplido este 2020 sus 30 años de vida. ¿Es la Fundación de 2020 la misma que la de 1990? ¿Con qué hitos se queda?
Desde 1990, Cotec se distinguió por realizar una intensa labor al servicio de la innovación tecnológica entre las empresas españolas y destacó principalmente en dos actividades: servir de observatorio de la I+D+i en España y proporcionar análisis y consejos en materia de innovación, tecnología y economía. Entre las herramientas nacidas o impulsadas desde Cotec que contribuyeron a transformar la economía y la sociedad en esas primeras décadas destacaría la compra pública de innovación, el planteamiento de consorcios estratégicos de investigación y los incentivos fiscales a la actividad en I+D+i. Hace cinco años ampliamos la definición de innovación: para nosotros significa todo cambio, no sólo tecnológico, basado en el conocimiento, no sólo científico, que genera valor, no sólo económico. Además incorporamos nuevas prioridades, como el impulso a la innovación en educación o a la financiación de la innovación. Este cambio nos ha dado una nueva dimensión. La Fundación se percibe ya como una organización que acompaña sus propuestas hasta que producen un verdadero cambio.
- Desde 1990, COTEC se distinguió por realizar una intensa labor al servicio de la innovación tecnológica entre las empresas españolas y destacó principalmente en dos actividades: servir de observatorio de la I+D+I en España y proporcionar análisis y consejos en materia de innovación, tecnología y economía. Entre las herramientas nacidas o impulsadas desde la Fundación que contribuyeron a transformar la economía y la sociedad española en esas primeras décadas destacaría la compra pública de innovación, el planteamiento de consorcios estratégicos de investigación y los incentivos fiscales a la actividad en I+D+I. Hace cinco años ampliamos la definición de innovación, que para nosotros significa todo cambio, no sólo tecnológico, basado en el conocimiento, no sólo científico, que genera valor, no sólo económico. Además incorporamos nuevas prioridades, como el impulso a la innovación en educación o a la financiación de la innovación. Este cambio ha dado una nueva dimensión a COTEC , que ya no es percibido solo como una Fundación que hace propuestas, sino como una organización que acompaña sus propuestas hasta que producen un verdadero cambio.
- Llegó a COTEC en un momento en el que parecía un tanto agotado su propio modelo. Sin perder su esencia, le dio un giro grande y la fundación goza de más salud y más patronos que nunca. ¿Cuál ha sido la clave?
- En estos últimos años hemos desarrollado un trabajo muy intenso tanto a nivel interno, incorporando nuevos perfiles al equipo y nuevas líneas de trabajo, como externo, haciendo un gran esfuerzo por acercar la innovación a la población en general. En cuanto a estrategia, decidimos analizar e impulsar tres grandes transiciones que están transformando nuestra economía y nuestra sociedad, el paso de lo analógico a lo digital –en lo que se refiere a flujos de información- , de lo material a lo intangible – en los flujos de inversión- y de lo lineal a lo circular –en los flujos de materia y energía-. Las transiciones digital, circular e intangible configuran un programa de trabajo muy amplio que se desarrolla a través de varias líneas de actividad. El Informe COTEC también ha evolucionado, aporta datos, análisis, propuestas y opiniones relacionadas con el sistema nacional de I+D+I, pero también, ha incorporado la Dimensión Educativa y, a partir de 2020, la Innovación Social. Ponemos además en marcha proyectos, en colaboración con las organizaciones miembros de nuestra Fundación, por iniciativa propia o en alianza con terceros, que nacen siempre con el objetivo de provocar algún cambio estructural o sistémico en nuestro entorno. Para evaluar estos proyectos hemos elaborado además una metodología propia, que llamamos La Llave de COTEC y en la que tenemos en cuenta la necesidad de tres actores, los expertos que generan conocimiento, los influenciadores que generar debate e interés en la opinión público, y los facilitadores que hacen posible el cambio transformador. Por último, hemos multiplicado nuestra comunicación con la sociedad, tanto a través de la producción y distribución de contenidos digitales, como a través de eventos singulares, como la colección de festivales de innovación Los Imperdibles.
- ¿Esta crisis sanitaria ha sido el principal desafío al que se han tenido que enfrentar en todos estos años? ¿Qué ha supuesto para la Fundación?
- Hemos tenido que trabajar de un modo diferente a lo previsto, pero, aunque la pandemia ha alterado nuestro programa, en ningún caso hemos parado. De hecho, la tarea de estos meses ha sido muy intensa y en muchos aspectos muy fructífera. Hemos sabido mantener las líneas de trabajo previstas y al mismo tiempo reaccionar a la emergencia, poniendo en marcha nuevas actividades para dar respuesta desde la innovación a la pandemia. En un primer momento facilitamos la colaboración entre makers para fabricar respiradores. Durante el confinamiento publicamos informes sobre el impacto de la Covid-19 en la educación. En este ámbito, además, hemos creado la plataforma 'La escuela, lo primero' para ayudar en su labor a docentes, centros y administración ante los retos de este curso escolar. Además participamos en la comisión para la reconstrucción social y económica en el Congreso. Y, ahora, buena parte de nuestros esfuerzos se están reorientando para dar respuesta desde la innovación a los retos que la pandemia está planteando a nuestra economía y a nuestro modo de vida
- El informe COTEC 2020 comenzaba con una cita de Antonio Pulido sobre los intangibles. ¿Qué es la economía intangible y por qué le otorgan tanto protagonismo?
- En la economía del conocimiento adquieren una mayor relevancia los llamados activos intangibles, un conjunto que integra conceptos como la I+D, datos, diseño, marca, publicidad, reputación, mejoras organizativas o formación de los trabajadores, entre muchos otros. Estos activos tienen características comunes como que son fáciles de escalar y difíciles de proteger y, sobre todo, comparten la dificultad para ser medidos, de manera que no están adecuadamente reflejados ni en el PIB de los países ni en el balance de las empresas. Esto es muy relevante porque lo que está claro es que marcan cada vez más las diferencias entre ganadores y perdedores (entre territorios y entre empresas). Medimos y financiamos mal aquello que más importa. Por eso desde 2017 en COTEC elaboramos, con periodicidad bienal, el estudio 'La economía intangible en España', en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Se trata del primer ejercicio a nivel internacional que desciende a nivel regional en la medición macro de los activos intangibles, y que presenta una base de datos muy completa que permite cruzar comunidades autónomas, tipo de intangible y sector de actividad. Sabemos que la inversión en este tipo de activos supera ya a la inversión en tangibles en Estados Unidos, en Reino Unido, y en otros países del norte de Europa, pero no es nuestro caso. España sigue retrasada y en muchos aspectos estancada. Por ejemplo, por cada euro que el sector privado de Estados Unidos o Francia invierte en tangibles, dedica 1,4 euros a intangibles. En España la proporción es la contraria: por cada euro que se invierte en activos tangibles, tan sólo se invierte 50 céntimos en intangibles.
- ¿Cuál es el vínculo histórico que une Asturias y en especial a Gijón con la Fundación COTEC?
- A excepción de Madrid a quién beneficia la capitalidad, Asturias es la comunidad Autónoma que aporta más socios a COTEC por millón de habitantes. El Principado, a través del Idepa, y empresas tan importantes en el territorio como Thyssen, ArcelorMittal o EDP, se suman al Ayuntamiento de Gijón que es el socio astur más veterano. Gijón se incorporó en1994, y la colaboración entre ambas instituciones ha sido muy intensa y fructífera desde entonces. Durante 14 años celebramos diferentes encuentros empresariales que dieron lugar a una colección de publicaciones que fueron concluyentes para el desarrollo de la innovación española. La estrecha relación entre ambas entidades a lo largo de todos estos años también ha dado lugar a un gran número de publicaciones y la creación de entidades como el Club Asturiano de Innovación en 1998. En estos momentos la actual corporación municipal está dando un importante impulso a la innovación (con la creación de una Dirección General de Innovación) y estamos explorando con la alcaldesa nuevas fórmulas y formatos que fortalezcan nuestros vínculos tradicionales y al mismo tiempo le den un aire nuevo a nuestra colaboración.
- Esta pandemia ha puesto a la ciencia, a la tecnología y a la innovación en un puesto primordial en los planes de reconstrucción de las comunidades, nacional e, incluso europeo. Nuestro punto de partida no era excesivamente bueno, pero ¿se han despertado conciencias? ¿Nuestra capacidad de reacción ha sido la adecuada?
- Cada país ha mostrado diferentes capacidades para afrontar esta catástrofe para la que ninguna sociedad, ningún gobierno o parlamento estaba preparado. En los últimos años, la economía española exhibía una recuperación acelerada sí, pero no equilibrada y una vez más es la fragilidad de nuestros cimientos la que ha puesto en peligro todo lo construido. Ahora estamos en un momento clave para acelerar de forma justa e inclusiva las tres grandes transiciones socioeconómicas a las que me he referido (digital, circular e intangible) y reforzar cuatro puntales que la actual crisis ha puesto en evidencia: las capacidades educativas, las capacidades tecnocientíficas, las capacidades industriales, y las capacidades sanitarias.
- En Asturias hubo reacciones destacadas, como respiradores invasivos creados por una alianza público-privada entre ArcelorMittal, Thyssenkrupp, Idonial, Principado y la Universidad de Oviedo. Afianzar esas cooperaciones, a nivel nacional e internacional, debería estar en la agenda de administraciones y también de las empresas. ¿Qué hace falta ahora para que se mantenga y se afiance?
- Sí, hemos seguido muy de cerca este proceso y, en cierto modo, nos hemos sentido parte de él puesto que al tiempo que se generaba el consorcio COTEC trabajaba con las autoridades sanitarias para facilitar el testeo de estos prototipos y conectar dicho consorcio con otros que se estaban configurando por toda España gracias al llamamiento de nuestra Fundación. Hay que reinventar la cooperación público-privada y desde COTEC tenemos varias líneas de trabajo en este sentido. En particular, acabamos de poner en marcha un Grupo de Trabajo para realizar propuestas para aprovechar a corto plazo el actual marco jurídico de cooperación entre empresas e instituciones, además de recopilar y difundir casos de estudio que permitan ser escalables como buenas prácticas. Tras el terremoto sanitario que todavía sufrimos y que nos está llevando a un verdadero tsunami económico, hay una certeza: sólo podremos superar esta crisis si logramos mantenernos unidos y coordinados.
- Es doctora en Biología. Buena parte de su actividad profesional está relacionada con la biotecnología fundó una importante empresa de biotecnología, alguna especialidad en anticuerpos, presidió la Asociación de Bioempresas. En definitiva, es de las personas que mejor conoce nuestro sistema investigador y productivo en este ámbito. ¿Está nuestro sistema investigador a la altura para hacer aportaciones significativas en la detección, tratamiento o vacunación y nuestro sistema productivo para producir esa vacuna y distribuirla?
- España es uno de los 12 países que más y mejor ciencia produce. Formamos además investigadores que son demandados en los mejores laboratorios del mundo. Sin embargo, en los rankings de productividad, competitividad e innovación nos caemos por falta de recursos y de organización. La ciencia está ahora de enhorabuena. Hay receptividad y consenso social y político en que hay que financiarla. Pero el dinero es finito y a la hora de repartir recursos tenemos que priorizar. El sector biotech es una de las joyas de la corona de nuestra ciencia y, a pesar de las crisis, goza de muy buena salud. Ahora es el momento de que despegue definitivamente. Otro de nuestros retos como país es que las capacidades de la ciencia y la tecnología no evolucionen de manera aislada, sino que estén imbricadas en el sistema, listas para ser utilizadas de inmediato cuando surge una crisis como la actual. El proyecto de la vacuna es un buen ejemplo, la ciencia ha cumplido su parte, ahora hay que escalar producción, asegurar la distribución y concienciar a los ciudadanos de la necesidad de vacunarse. Es un trabajo en equipo entre universidades, empresas biotech, farmacéuticas, sector logístico, autoridades sanitarias, medios de comunicación etc… todos tienen su papel en esta importante misión global.
- España no pasa, como decía, por ser un país especialmente innovador según las estadísticas al respecto. ¿En qué aspectos somos comparables a los países a los que aspiramos a parecernos y qué aspectos estamos lejos?
- Visto lo sucedido es evidente que, en el futuro, en vez de responder con recortes en conocimiento, como hicimos en la crisis anterior, tendremos que invertir más y así parece que va a ser afortunadamente. Pero además tendremos que organizarnos mejor. Es necesario recuperar la senda de crecimiento en I+D+I que mantuvimos hasta 2008, aumentando la inversión pública y estimulando la inversión privada. Pero también es imprescindible cambiar nuestra manera de hacer las cosas, mejorar la gestión de los recursos disponibles.
- Decía el presidente de Izertis, Pablo Martín, que o se apuesta por una metamorfosis digital radical en los modelos de negocio o veía el futuro muy negro. ¿Está de acuerdo?
- Desde el primer momento de esta crisis quedó muy claro que el grado de digitalización de cada país, de cada sistema de salud, de cada empresa, de cada familia ha marcado la diferencia durante la emergencia sanitaria y también están siendo decisivo para encarar la recuperación económica. La pandemia ha acelerado en cuestión de semanas fenómenos cuya implementación a gran escala se estimaba en un plazo de años, como el teletrabajo o el comercio electrónico. Pero al mismo tiempo que se cierran unas brechas se abren otras y es importante entenderlas y atenderlas. La digitación ha de ser inclusiva, ha de entenderse como un derecho universal.
- ¿Y hacia dónde se podría reorientar la industria tradicional? ¿Cuáles son las ramas de actividad emergentes que pueden ser el complemento ideal de las tradicionales o, incluso, pueden sustituirlas?
- La pérdida de peso industrial se viene dando en todo el continente desde los años 70 pero de forma más acusada en España, donde la industria ha pasado de suponer el 34% de la actividad y el 25% del empleo en torno a 1970, a apenas suponer el 11% y el 10% en 2019. Durante esta crisis, con roturas permanentes de las cadenas de suministro globales en muchos productos estratégicos, hemos sufrido de manera dramática las consecuencias de esta tendencia acelerada. También, todo sea dicho, hemos podido constatar la enorme flexibilidad de las cadenas de producción que aun operan en Europa con casos tan paradigmáticos como el escalado en el diseño y fabricación de respiradores y EPIs por parte de la industria local, en muchos casos en instalaciones fabriles adaptadas de otros sectores –en el caso de Thyssen y ArcelorMittal-. Un dato aportado recientemente por el representante en España de la CE da idea de la velocidad con la que todo esto ha ocurrido: en marzo sólo estaban registrados en Europa 10 fabricantes de mascarillas en Europa, hoy hay más de 500. La crisis ha supuesto también un salto gigante para los modelos de diseño y fabricación adititiva y distribuida. Tecnologías como la impresión 3D y otras asociadas a éste nuevo paradigma han convertido a pequeñas empresas y a miles de domicilios particulares en nodos de una extensa red de fabricación con capacidad logística para atender urgentemente las demandas de EPIs en lugares muy remotos y en un contexto de movilidad reducida por el confinamiento.
- Se está diciendo claramente con estos cambios que hay muchas nuevas oportunidades.
- Todos estos fenómenos a los que hemos asistido, sumados al shock global que han experimentado los mercados vinculados a la energía fósil, deberían servirnos para rediseñar por completo nuestros circuitos de producción y consumo. Es, sin duda, el momento para apostar definitivamente por la economía circular. Un paradigma que significará para Europa una menor dependencia industrial, pero también una mayor soberanía tecnológica y al mismo tiempo ofrece un conjunto de herramientas muy diverso (materia y energía renovable, reutilización, reciclaje, reparación, uso compartido…) que garantizan una recuperación medioambiental y socialmente responsable. El renacimiento industrial al que apelamos sería también una gran oportunidad para promover un desarrollo territorial más equilibrado que fije población, talento, empleo y riqueza en zonas rurales y pequeñas ciudades.
- Y dígame, ¿tenemos suficientes perfiles profesionales para afrontar esas profesiones del futuro?
- No podemos asegurar a un estudiante de Secundaria que si estudia tal o cual carrera nunca le faltará trabajo. Tampoco debemos recomendarle que se especialice todo lo que pueda para triunfar en su carrera, ya que la propia naturaleza del trabajo se transforma cada año. Lo relevante ahora es aportar las claves que condicionan desde el futuro del empleo; como son las capacidades, habilidades y competencias que más está demandando el mercado de trabajo e insistir sobre la revolución que está trayendo la tecnología. Para esto es esencial el compromiso de nuestros dirigentes políticos para que propongan acciones concretas que permitan que la tecnología beneficie a los trabajadores, no precarice y favorezca mejorar su calidad de vida. Sobre esto tenemos activa la campaña #MiEmpleoMiFuturo que está cerca de recoger 100.000 firmas de apoyo a un manifiesto para colocar el futuro del empleo y la reforma educativa pendiente para hacerle frente en el primer nivel de la agenda política.
- Hablando de perfiles. Siempre ha mostrado gran preocupación por la calidad de la educación. ¿Cuáles deben ser las líneas básicas sobre las que asentar el sistema educativo presente y futuro?
- Como explica gráficamente el vídeo de la campaña llevamos siglos educándonos para ser «una Inteligencia Artificial cutre». Comienza una nueva era para las Humanidades, cobran una importancia inesperada en un contexto en el que primará la capacidad de pensar, de encontrar soluciones nuevas a partir de las enseñanzas del pasado, de desarrollar ideas inspiradas en el arte. La gente especialmente dotada para entender las emociones ajenas, para la empatía y el cuidado de los demás, tendrá un lugar protagonista en el futuro mercado de trabajo, si atendemos a los pronósticos que auguran una sociedad más envejecida. La flexibilidad y la adaptación al cambio son cualidades fundamentales ante la tendencia en aumento del llamado trabajo líquido, ese modo diferente de concebir las relaciones laborales, sin rigidices de horario, jerarquías o compromisos, un proceso que también la pandemia ha acelerado, al mostrar que estábamos más preparados de lo que creíamos para el teletrabajo, las videoreuniones o la asistencia virtual a eventos. Es urgente cambiar lo que enseñamos y la manera en que lo enseñamos. Los métodos tradicionales de aprendizaje, basados en memorizar contenidos, realizar ejercicios de manera repetitiva, especializarse en áreas de conocimiento determinadas, obedecer órdenes sin cuestionarlas, establecer sistemas de evaluación competitivos y orientar la formación hacia un concepto de empleabilidad tradicional no son aptos para el tipo de tareas que demanda el actual mercado de trabajo, ni mucho menos aún, las que demandará el futuro.
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