«La innovación no es el bálsamo que lo cura todo ni el mantra que hay que repetir permanentemente. La innovación es una herramienta para transformar las cosas. Y medirla solo a través de la inversión en I+D es una foto muy parcial». Quien habla ... así de rotundo es el asturiano Jorge Barrero, el director general de Cotec, la Fundación para la Innovación. Su respuesta se contextualiza en una observación: la dificultad de encontrar en sus informes sobre la I+D+i en España indicadores donde el Principado salga realmente bien parada. Y es ahí donde Barrero es tajante: «En Cotec nos dedicamos a la innovación y nos interesa la ciencia en la medida que es una de sus fuentes. Cuando miras la foto de Asturias en ciencia es mala, sin paliativos. Pero es que, en general, en toda España se lleva una década perdida. Y en Asturias todavía no se han recuperado los niveles de inversión precrisis». De hecho, recuerda, la inversión ha subido por debajo del PIB, «una subida residual, mientras que en otras regiones ha ido más rápido».
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Sin embargo, en Cotec han ampliado el foco de estudio a otros indicadores, no científicos, que ofrecen una visión más global. Es lo que se denomina la economía intangible, otra forma de describir la economía que trata de corregir «los sesgos» de las actuales herramientas con las que se miden el avance de las sociedades y de los territorios así como el valor de la gente. La experiencia, la estrategia, la reputación o la empatía son algunas de esas variables. Y en ese rastreo, territorio a territorio, Asturias no sale tan mal parada. Se trata de una de las regiones que están por encima de la media. Concretamente ocupa la octava posición en el ranking de las comunidades en cuanto a inversión en activos intangibles respecto al PIB, y la cuarta por su peso sobre la inversión total.
En ese informe de Cotec sobre 'La economía intangible en España' se resalta el buen posicionamiento del Principado en diseño, donde ejerce el liderazgo, estudios de mercado y en formación de los trabajadores en el puesto de trabajo, «que se considera un gasto, pero es una inversión». No obstante, se habla del menor dinamisno inversor de Asturias, con crecimientos por debajo de la media nacional entre 1995 y 2015, aunque, eso sí, con cierta recuperación. Para mejorar, Cotec plantea aumentar la inversión en I+D y software, así como impulsar el diseño y las inversiones para mejorar la imagen de marca.
Pero no es este el único informe de los intangibles en el que la región despunta. También lo hace en el 'Mapa del talento en España', «una aproximación al reto de tratar de entender mejor la circulación y movimiento de los talentos». Si bien el punto de partida no es bueno a nivel general, ya que España se sitúa en el puesto 31 a nivel mundial, muy por debajo de la media de la OCDE, «Asturias sale relativamente bien parada». De hecho, ocupa el quinto lugar en el ranking de las 17 comunidades, una destacada posición a nivel nacional que hace prever un traslado a la renta per cápita en el futuro.
Tres son las fortalezas que distinguen a la región: un entorno favorable, «tanto el regulatorio como para los negocios y mercador de trabajo, con una adecuada relación entre remuneración y productividad»; la alta capacidad de retención del talento, «tanto en variables de sostenibilidad (importante gasto en protección social por habitante) como en estilo de vida»; y la gran proporción de población con estudios de nivel superior.
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Las claves para mejorar se orientan hacia el mayor desarrollo de clusters y uso de las TIC en las empresas; la apuesta por políticas públicas «para mejorar la apertura externa (capacidad para atraer empresas, estudiantes y capital extranjero) y la interna (para reducir la brecha salarial)»; así como ampliar la base de investigadores y la actividad emprendedora.
Con todo esto analizado, ¿Asturias es innovadora? «Sí». ¿Lo puede ser más? «Sí. Sea lo que sea, Asturias puede hacerlo mejor». Entonces, ¿cómo tiene que hacerlo? ¿Hacia dónde tiene que enfocarse?. Barrero lo tiene claro: «Lo primero es saber qué eres y qué puedes llegar a ser. El movimiento errático y aleatorio no te lleva a ninguna parte». Para el director general de Cotec, «hace mucho tiempo que debimos pensar que el carbón no podía ser el futuro. No hacían falta estadísticas para ello».
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Sin obviar los inconvenientes que presenta (tamaño, orografía, demografía o situación periférica), Asturias «tiene que jugar sus bazas». Desde la tradición industrial («parecida a la del País Vasco, aunque ellos han sabido explotarlo mejor»), hasta su calidad de vida o la capacidad de atraer talento «sea o no asturiano. El lugar donde hayas nacido no es relevante a la hora de lo que puedas aportar. Es muy improbable que todos los investigadores asturianos que hay por el mundo sean justo las personas que necesita el Principado».
Barrero destaca el papel innovador que juega Gijón en el ámbito regional. También el de Avilés. Dos modelos para aprender de ellos, que no para copiar, porque cada ciudad «tiene su idiosincrasia». Y, a partir de ahí, «construir el futuro, desde los dos lados: tender puentes de presente a futuro pero también hacer ingeniería inversa: si quiero llegar así en 2050, qué cosas que hoy no existen tengo que pensar en construir». En definitiva, innovar para avanzar.
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