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Once años de trabajo han dado para bastante en el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (Cetemas), sobre todo, en el ámbito de la innovación en un sector «tradicionalmente conservador y poco tecnificado». Era necesario un revulsivo y una cabeza tractora ... que lo situara en un lugar prioritario. Cetemas lo consiguió y con ello el desarrollo de casi un centenar de proyectos, en su mayoría innovadores, entre las pymes asturianas.
En estos años también ha habido tiempo para trabajar con multinacionales líderes en determinados segmentos del mercado y con grandes inversiones en innovación de producto, lo que exigió al propio centro «un proceso interno de mejora continua, puesta a punto de ensayos y nos ha aportado un 'know-how' que intentamos trasladar a nuestras empresas en proyectos individuales y cooperativos», señala el director de Cetemas, Juan Majada. Su trabajo les ha hecho valedores de la acreditación (Norma 17205), que les convierte en laboratorio referente a nivel nacional, con el mayor alcance de ensayos acreditados en la cadena de valor monte-industria.
Hace cuatro años, Cetemas rediseñó su plan estratégico fijando cuatro áreas de especialización -Producción y Planificación Forestal Sostenible, Geomática, Bioproductos, y Materiales Sostenibles y Construcción-. Incorporó en ese diseño tecnologías emergentes (internet de las cosas, industria 4.0 o sensores) y otras de «transformación de recursos lignocelulósicos en productos de alto valor añadido que caracterizarán el entorno tecnológico de los próximos años».
Además, en dicho plan se apuesta principalmente por la economía circular. «El aprovechamiento de bioproductos derivados de fuentes renovables, así como de residuos orgánicos industriales y municipales es un gran desafío para construir y ampliar nuestras capacidades de crear actividades industriales, económicas y generar un beneficio social. Y en este sentido, es importante poner de manifiesto que la industria forestal forma parte esencial de la bioeconomía, donde se contemplan nuevos productos y tecnologías», apunta.
Centrémonos en una de esas cuatro patas de especialización. La que conlleva uno de los mayores grados de innovación: la Geomática (ciencia que se ocupa de la gestión de información geográfica utilizando tecnologías de la información y la comunicación), un área que coordina Elena Canga. Cetemas trabaja, precisamente, con el uso de sensores aerotransportadores en drones (también en satélites) con diferentes objetivos: desde el control de obras forestales a identificar remotamente los problemas de suministro de agua y necesidades de los cultivos pasando por la detección automática de líneas eléctricas y de la zona de afección en corredores. Y esto solo con fotogrametría (sensores pasivos, imágenes aéreas con dron que se transforman en ortomosaico).
En el caso de los sensores activos, el centro emplea la tecnología LiDAR, que permite la obtención de información tridimensional al penetrar el láser en la vegetación obteniendo información del terreno y los estratos intermedios. «La gestión eficaz de los recursos forestales es necesaria debido a las crecientes presiones sobre los bosques de todo el mundo y a la necesidad de gestionar los activos forestales del futuro».
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Pero como mejor se entienden estos trabajos son con ejemplos. Pongamos tres. ¿Cuáles son los trabajos más significativos en el caso de los sensores activos láser (LiDAR) que van en drones de gran capacidad? El desarrollo de herramientas de inventario forestal. Incluyen, en ese caso, la captura de datos, el procesado automático de los mismos, el desarrollo de algoritmos y la modelización para obtener variables de interés forestal, como puede ser el volumen de madera o la cantidad de biomasa. Cetemas dispone de modelos para realizar inventario para varias especies. En Asturias cabe destacar 'Eucalyptus globulus', 'Pinus pinaster' y 'Pinus radiata'. Ahora trabaja para concluir los modelos de inventario con sensores en monte bajo de castaño ('Castanea sativa').
Más cosas. Trabajos relacionados con plagas y enfermedades que afectan a masas forestales y que se llevan a cabo a partir de datos multiespectrales que proceden de sensores pasivos montados en drones o satélites. Su objetivo es desarrollar mapas de riesgo que sirven de alerta temprana para la actuación sobre estas masas forestales mediante lucha biológica o química. Destaca Juan Majada en este punto, un proyecto de cooperación estatal con ocho socios de Galicia, Cantabria y Asturias -con los tres gobiernos autonómicos implicados- y cuyo desarrollo tecnológico lideró el Principado. Un trabajo que permitió crear herramientas de detección y cuantificación de una plaga mediante drones, así como la aplicación aérea de tratamientos en los cultivos afectados.
Y por poner una tercera aplicación de la tecnología de sensores, nos fijamos también en las herramientas que automatizan tareas de gestión de infraestructuras, como puede ser el caso de las líneas eléctricas. Se trata de aplicaciones que permiten generar de forma automática mapas de riesgo que incluyen la vegetación peligrosa (por altura y proximidad a la línea de media o alta tensión) que sería necesario eliminar. Los datos de partida de esta tecnología del Cetemas son nubes de puntos en 3D que se obtienen con esos sensores láser o fotogrametrías.
Por último, la Fundación acaba de finalizar su intervención, junto a la Universidad de Santiago, entre otros, en el Proyecto Terra 4 para la Xunta de Galicia. En él se desarrolló un visor cartográfico con tres módulos para: inventario forestal, gestión de combustible en las fajas perimetrales de los núcleos de población y sanidad forestal.
Los principales encargos que recibe Cetemas están centrados en el uso de sus plataformas con capturas de datos de alta precisión para el desarrollo y validación de diferentes funcionales. Los trabajos más habituales, especifica Juan Majada, se centran en proyectos de innovación para crear esas herramientas automáticas para la planificación forestal, «aunque al tratarse de una tecnología transversal, también trabajamos en otros sectores como el agroalimentario, energético e ingeniería civil».
Los encargos proceden tanto de empresas privadas como de Administraciones públicas. El gran hándicap es el coste de la adquisición de esos datos, dado que la normativa europea «es muy restrictiva para grandes plataformas no tripuladas». Respecto a las colaboraciones, la Fundación mantiene una relación estable con la Universidad de Oviedo, especialmente en el área de Geomática, con la Escuela Politécnica de Mieres.
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