Domingo, 1 de diciembre 2019, 12:10
Practica deportes como la natación y el esquí y no duda en ponerse el traje de apicultor para cuidar las colmenas familiares de Moreda. Es su vía de escape para tratar de evadirse de su responsabilidad como Director global de I+D+i e Ingeniería en la ... división Powertrain de la multinacional PMG, asentada en el polígono de Baíña, en Mieres. Diego Castro (Gijón, 1971), casado y con un hijo, entró en esta empresa hace veintidós años tras estudiar la carrera de ingeniería industrial en Gijón y obtener la titulación en Glasgow, en donde permaneció dos años y medio y de donde decidió regresar pese a ofrecerle allí un doctorado. «Eso vale también para valorar tu tierra». Ya dentro de PMG, se fue a la sede central de la compañía en Alemania, trabajando en I+D+i durante tres años, hasta que finalmente regresó a Asturias en 2001 al frente de un departamento con tres personas. Hoy son ya dieciséis.
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-¿Qué es y qué hace PMG?
-Power Metal Group es un proveedor global líder de componentes y sistemas sinterizados para la industria automotriz. Y nuestro proceso de fabricación es el de pulvimetalurgia (PM), en el que a diferencia de la forja o fundición, el material de partida está en forma de polvo. En nuestro caso, el polvo es una mezcla de hierro y los componentes de aleación necesarios para fabricar acero. Básicamente lo que fabricamos son piezas metálicas para cajas de cambio de los automóviles.
-¿Y la especialización de Asturias?
-Aquí lo que hicimos fue desarrollar un producto nuevo, el manguito deslizante para las cajas de cambio de los automóviles, con una tecnología 'made in Asturias' que tuvo un éxito enorme. A día de hoy somos la única empresa en el mundo de pulvimetalurgia que tenemos patentado el producto y capacidad para producirlo. Esa tecnología la hemos exportado a China, en donde tenemos ya una planta propia. Aquí, por lo tanto, hacemos cubos y manguitos y, con ellos dos, los ensambles, que es un paquete de diez piezas que vendemos como una unidad.
-¿Qué competencia tienen en este proceso y en estos productos?
-A nivel mundial hay dos o tres competidores. Más del noventa y cinco por ciento de nuestra producción es para la exportación, principalmente a Alemania, Francia e Italia. Y luego China y Japón.
-Viendo el listado de clientes que tienen, la pregunta sería qué fábricas de coches no son clientes suyos, porque aparecen prácticamente todas.
-Nuestros clientes son fábricas de coches que también fabrican cajas de cambio y grupos industriales que se dedican a la fabricación de esas cajas de cambio.
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-Teniendo en cuenta que hablamos del mundo del automóvil no deja de sorprender un poco que una planta de fabricación de esta envergadura se encuentre en Mieres, en Asturias, en donde no existe una fábrica de coches.
-PMG se fundó aquí en 1996 de la mano de Thyssen. El éxito de este proyecto técnico se debe a la suerte que hemos tenido con la capacitación de nuestro personal, lo que nos permitió esa integración vertical con el ensamble del que hemos hablado antes.
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-Y esa patente es propia de esta planta.
-Así es, y eso nos ha permitido hacer proyectos tan importantes como el acometido con un cliente de la relevancia de Geely, que es el propietario de Volvo y el mayor accionista de Daimler-Mercedes. Geely es un fabricante chino que en 2014 desarrolló una caja de doble embrague híbrida y nosotros nos ofrecimos a desarrollarle toda la ingeniería del paquete sincronizador, que consta de 64 piezas hechas con nuestra tecnología. Todo ese desarrollo técnico es de Asturias y lo hicimos también con la planta que Geely tiene en Suecia.
-¿Éste es el proyecto más relevante que han afrontado?
-Ha sido el proyecto más importante de PMG Asturias y de todo el Grupo PMG, con una facturación muy relevante, teniendo en cuenta que luego ese desarrollo lo trasladamos a nuestras plantas en China. Nosotros debemos tener unas diez patentes salidas de aquí, no son muchas, pero son muy fuertes.
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-¿Qué significa Asturias para todo el Grupo PMG?
-PMG es un conglomerado de siete plantas en Alemania, Rumanía, Pensilvania, Indiana, Shanghai y en España las de Mondragón, Constantí (Tarragona) y esta de Mieres. Todas ellas con dos tipos de negocio centrado en el automóvil: el amortiguador y la caja de cambios (powertrain). El grupo tiene 1.500 trabajadores y en Asturias, 230. Y en powertrain Asturias es el centro de excelencia, donde llevamos proyectos globales y el I+D+i de todas las plantas.
-¿Qué producción tienen?
-Medido comercialmente, nosotros sacamos desde aquí unos veinte millones de piezas al año.
-Y volviendo a las patentes, ¿están en la idea de sacar algún 'bombazo' en un futuro inmediato?
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-Ya sabéis que hay temas de confidencialidad que te impiden hablar de determinadas cuestiones. Se dice que en desarrollo solo está permitido hablar cuando lo que has hecho es público ya.
-Ustedes tienen un negocio volcado con el mundo del automóvil. ¿Qué significa la irrupción del coche eléctrico de cara al futuro?
-Pues estamos ante una amenaza y ante una oportunidad. Y nosotros ya estamos inmersos en esta nueva realidad. La pregunta ya no es si el coche eléctrico va a llegar o no, la pregunta es cuándo. Y en eso estamos. El coche eléctrico nos va a cambiar mucho la vida, sí. Lo que sucede es que va a haber un periodo de transición marcado por las obligaciones de la disminución del CO2 y en un espacio de cinco-diez años nuestros clientes van a ir a la hibridación. Y eso es lo que tenemos que aprovechar nosotros.
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-¿Qué perfiles necesitan en su plantilla de aquí?
-Hay dos tipos de perfiles, los de innovación e ingeniería, con requerimientos altos de formación, básicamente ingenieros. En todo caso, el inglés es condición sine qua non para trabajar aquí. Y están luego los perfiles de operación, técnicos de FP. La planta está muy mecanizada, casi no hay intervención manual y por lo tanto el nuestro no es un perfil estándar del metal. Aquí no hablamos de caldereros o soldadores, por ejemplo. La planta está llena de robots, los operarios casi ni tocan las piezas y eso es uno de los factores que nos han hecho muy competitivos aquí en Asturias. Pero frente a la teoría predominante, la automatización no ha rebajado la contratación, al contrario, la plantilla sigue creciendo. Y en cambio si no hubiera sido por la automatización, hoy estaríamos cerrados.
-¿La empresa ha tenido problemas para encontrar ese tipo de perfil en Asturias?
-Los ingenieros que vienen de la Universidad de Oviedo están muy bien formados técnicamente y luego es gente que es muy fácil de moldear porque aprenden muy rápido sobre cosas que no han visto en la carrera. Adquieren muy rápido esos conocimientos. Luego está el tema de los idiomas, ya que al movernos en un mercado global es condición indispensable. Y ahí es cierto que encontramos a día de hoy alguna limitación. Nosotros necesitamos que haya agilidad con todas las especificaciones técnicas, todas en inglés, y ahora, con las nuevas tecnologías y el uso de Skype, por ejemplo, se multiplican las comunicaciones con clientes y con compañeros de otro país.
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-¿De qué nacionalidades tienen aquí en su plantilla?
-Tenemos de Alemania, China, India, gente que entra y sale dependiendo de los proyectos...
-En la experiencia que usted ha ido acumulando de viajar por todo el mundo, ¿qué imagen capta que tienen de Asturias fuera?
-(Risas). Yo me he encontrado en muchas ocasiones con que confunden Asturias con Austria. Como nos dice a veces nuestro gerente (Néstor Martínez) nosotros estamos en un extremo de Europa y eso nos provoca algún handicap que nos obliga no sólo a competir, sino a ser mejores porque nuestros clientes tienen que pagar un extra por sacar de aquí nuestros productos, alejados del centro de Europa.
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-¿Y cuál es su visión de Asturias, de nuestro futuro?
-Yo soy de la opinión de que el ser humano nunca ha estado mejor que ahora y eso se puede medir en varios parámetros. Y en Asturias no estamos tan mal como pensamos, aunque lógicamente hay muchas cosas por hacer. En la actualidad pasamos por una etapa de transición a nivel mundial que no sólo afecta al sector del automóvil, sino a todas las industrias. Y eso es una amenaza, pero también una oportunidad. Y ahí es donde Asturias tiene que aprovechar este momento porque esos cambios van a provocar la creación de nuevas empresas. Hace diez años, todas esas empresas que están ya en el diseño del nuevo automóvil no tendrían cabida y ahora sí, y por eso necesitamos emprendedores y empresarios que apuesten por este tiempo nuevo. Por eso nosotros estamos muy agradecidos al Principado, al IDEPA, a Idonial, que han jugado un papel clave en nuestro desarrollo.
-¿Necesitamos por lo tanto un cambio de mentalidad, dejar de soñar, por ejemplo, con la gran fábrica de coches y centrarnos más en la fabricación de componentes para ese nuevo coche eléctrico que va a llegar?
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-Yo creo que traer aquí a una gran marca de coches es una entelequia porque no reunimos las condiciones. Las empresas hoy van buscando países emergentes por múltiples cosas, los bajos salarios, los costes de las materias primas, los precios de la energía, que también nos afecta a nosotros... Además, no podemos pensar que alguien nos va a solucionar la papeleta, tenemos que buscar nosotros las soluciones. Venimos de una cultura de empresa pública que nos ha marcado y hay que darle la vuelta: sin empresarios no hay nada que hacer.
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