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Juguemos al tres en raya. A un lado, el jugador de los círculos. Al otro, el de las equis. Hay empate al final del juego. O eso parece. Porque aparece un círculo fuera del tablero que completa el trío ganador. «Hay tres en raya, pero tú no lo ves porque tienes la mente muy cerrada», le dice a su competidor. Porque ¿dónde está escrito que eso no se pueda hacer? Con esta gráfica representación de lo que significa un cambio en las reglas del juego, o del negocio por aquello de hablar ante empresas, expuso Adolfo Ramírez en el Foro Asturias Digital 2022, en el que colaboró AsturiasInnova+, su teoría sobre la necesidad y oportunidad de digitalizarse o desaparecer. Y ese cambio de chip lo representan, citó, Uber, Spotify o Airbnb, que «han cogido negocios tradicionales y los han llevado a escala». «Tenemos que pensar con mucha más amplitud las cosas que hoy la tecnología nos facilita. No nos quedemos en nuestra zona de confort. Cambiémosla», afirmó este experto en transformación digital.
Su intervención reafirmaba las palabras que momentos antes había expuesto sobre el escenario el director general de Fade. Alberto González, que instó a «hablar menos y hacer más» empezando por ellos mismos. Porque, recordó, digitalizarse no es únicamente incorporar tecnología, sino que significa «introducir la cultura digital en procesos y empresas». Con esa idea, la patronal asturiana trabaja en un proyecto «muy ambicioso» para convertir a Asturias «en la primera región digital de España». Es decir, pretenden hacer realidad el eslogan de 'Asturias Paraíso Digital'. Y quieren hacerlo aprovechando la posibilidad que ofrecen los fondos europeos Next Generation. «Tenemos una oportunidad de dar un paso en la modernización de nuestra región».
En ese dibujar el «eje de transformación de la región» pretenden involucrar a todos: a los propios empresarios, con independencia del tamaño de sus organizaciones, y a las administraciones. Porque ello conllevará el desarrollo del sector y la búsqueda de una mano de obra especializada que implicará, además, entre otras cosas, el cambio de una estructura educativa que forme el talento del futuro.
Cogió el testigo de Alberto González la directora general del Idepa, Eva Pando, que planteó la necesidad de «caminar en la misma dirección» en esa conversión digital. «Asturias es industrial y son las empresas industriales las que tienen que liderar la digitalización y apoyarse en las tecnológicas». También ofreció cifras al auditorio, como los 30 millones repartidos en cinco años a ese proceso o los 172 proyectos impulsados en 2021.
«Estamos orgullosos de ser uno de los agentes favorecedores e impulsores en Asturias de la transformación digital». Son palabras de José Esteban Fernández Rico, decano del Colegio de Ingenieros Industriales del Principado, organizador de un Foro que ya se tenía que haber celebrado en 2020 y que ya piensa repetir en 2023. En su intervención recordó que el colegio, tras haber sido la primera oficina de transformación digital de la región, se erige ahora como Oficina Acelera Pyme, junto a otras entidades y organismos. Y aprovechó para hacer balance de sus tareas en este tiempo: 110 jornadas de difusión, 600 sesiones de asesoramiento y más de 4.000 personas involucradas, «un auténtica vorágine de actividad», definió.
Otro administración que también se confesó «mentalizada» en la necesidad del cambio fue la local, en boca del concejal de Economía del Ayuntamiento de Oviedo. Recordó Javier Cuesta que «estamos en un momento histórico, con más recursos y más medios, y hay que caminar hacia esa digitalización». Y en esa transición, «la administración pública juega un papel clave y tiene que convertirse en un referente para las empresas».
En cualquier caso, lo que quedó claro a lo largo de la jornada -por la que pasaron más de 300 personas, y que contó con la participación de 40 empresas de base tecnológica y cuatro centros tecnológicos- es que «no hay opción» y «hay que pasar a la acción». Y hay que hacerlo, incluso, apoyados en los enemigos porque «es imposible innovar solos». Para ilustrarlo recordó la puesta en marcha de la plataforma de pagos Bizum en la que estuvo involucrado y que llegó a poner de acuerdo a tres entidades bancarias en aquel inicio: BBVA, Santander y La Caixa, cada una defensora de sus propios intereses.
Por último, Ramírez puso el acento en lo que Alberto González también había recalcado: la necesidad de dejar de predicar y ponerse a ejecutar. Porque la mentalización no es suficiente y el auténtico problema de la transformación digital empresarial en estos momentos «es la ejecución», que falla en un 70%.
Así que, tras la teoría, hubo momento para pasar a la práctica con casi una treintena de habilitadores digitales presentando sus capacidades y casos de éxito. Después llegó la conexión entre empresas y, a partir de ahí, solo queda hacerlo todo tangible.
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