«La cátedra debe ser una agitadora y generar efervescencia en torno al 5G»
Rafael González Ayestarán Director de la Cátedra 'Thin5G' de la Universidad de Oviedo ·
«Si China es la que nos proporciona todos los equipos y nos inquieta por eso, ganémosla. Hay empresas tecnológicas muy potentes europeas, invirtamos en ellas»
Rafael González Ayestarán (Santander, 1974) estaba predestinado a dirigir la cátedra 'Thin5G' de la Universidad de Oviedo. Era así desde el mismo momento en que vive en un quinto, letra G, algo que hace dudar hasta a su propio hijo. «¿Si viviéramos en el tercero ... C, papá, se llamaría la cátedra 3C?». Cuenta la anécdota este ingeniero de Telecomunicación en una semana clave para esta cátedra, la mejor dotada económicamente de la Universidad (450.000 en cuatro años) y en la que se instala un laboratorio abierto, pionero a nivel nacional, y cuyo sueño es «convertir Asturias en un sitio donde la capacidad tecnológica de las empresas la haga interesante para que se instalen aquí a generar riqueza y empleo».
– Tercer año desde el lanzamiento comercial de la 5G que comenzó Vodafone y parece que 2022, tras el frenazo de la pandemia, puede ser un año clave. Empecemos por lo básico: ¿Qué grado de cobertura 5G tiene Asturias y qué porcentaje de ese grado es real?
– Cada operador cuenta su realidad dentro de una batalla comercial. Hay un enorme territorio rural en Asturias que me cuesta creer que tenga 5G. Muchos no tendrán ni 4G. La realidad hoy es que no podemos considerar que hay 5G como para que realmente un ciudadano lo note. Tenemos un 5G que se está desplegando para probar, para introducirlo comercialmente, para que la gente empiece a ver que está y a sentir una cierta ventaja en su teléfono móvil 5G. De momento, eso. Este año probablemente se va a notar porque ya se licitó la banda de 700 MHz (la banda de frecuencia de 5G más baja, que son las que permiten extender más cobertura) y ahí sí realmente se va a cubrir un territorio mucho más amplio. ¿Qué va a pasar? Habrá un despliegue muy rápido en las ciudades, en la costa, probablemente para empezar a notarlo a final de año, y progresivamente irá penetrando hacia el interior.
– El 2G permitió los SMS, el 3G el vídeo y el acceso a Internet, el 4G llevar la oficina en el móvil... ¿Qué nos permitirá el 5G?
– A mí, usuario de un teléfono móvil, el 5G no me va a cambiar la vida. Voy a tener más velocidad. Todo va ir más fluido. La red funcionará mejor. Pero la realidad es que el 4G ya lo hace bastante bien. Voy a tener más calidad, pero nada más. Donde está el salto revolucionario del 5G es en la parte industrial, de automatización. Es poder conectar miles y miles de sensores en una ciudad, conectar máquinas que hablen entre ellas. La gran diferencia está ahí: en la capacidad de tener muchas cosas conectadas al mismo tiempo sin cable y de manera rápida. Y como hasta ahora no lo teníamos, probablemente hay aplicaciones que no se nos han ocurrido, que es lo que queremos explorar aquí. Como ciudadanos no lo vamos a notar en nuestro móvil, sino en la mejora de lo que hay en nuestro entorno como sociedad. Sacarán partido del 5G, por ejemplo, las famosas 'smart cities'.
– ¿Un ejemplo?
– A partir de ahora, en las calles, podemos poner miles de sensores que nos indiquen si hay o no coches aparcados, o que midan la contaminación automáticamente. Marcará la diferencia el masivo volumen de dispositivos conectados a la vez.
– ¿Por qué hay tanta preocupación con que China pueda estar a la cabeza del 5G?
– Es una cuestión política. China mete dinero en tecnología y ha sido muy hábil colocando empresas muy potentes como Huawei o ZTE en el sector de las telecomunicaciones. Pero es un problema estratégico. Siempre hay una cierta desconfianza de lo que hace China. Es la que nos proporciona todos los equipos y nos inquieta, pero eso se soluciona fácil. Ganémosles. Hay otras empresas muy potentes, europeas, Ericsson, Nokia, que tienen la misma capacidad tecnológica que ellos. La única competencia es su capacidad económica o su capacidad de irrumpir en el mercado por sus precios. Si no queremos depender de China, lo que hay que hacer es meter dinero, y ya está. Lo ideal sería no tener una dependencia de un único país.
Punto de encuentro
– «El 5-G nos abre un mundo para innovar que hasta ahora no existía». Lo dijo durante unas jornadas de AsturiasInnova+ en Avilés. Lleva un año con la cátedra. ¿En qué ha profundizado que hasta ahora le era desconocido?
–En este año hemos tenido un incremento tremendo del contacto con empresas, hemos visto su realidad. Lo que académicamente suena razonable, empresarialmente se ve de forma diferente. Me ha sorprendido la diferencia de planteamientos, pero también que la capacidad de acercamiento es fácil.
– De ahí el concepto de laboratorio abierto.
–Eso es. La idea es que sea un punto de encuentro. El mero hecho de decir que este sitio existe ha sido un efecto llamada tremendo para muchas empresas. Acabamos de inaugurar el laboratorio y aunque trabajo técnico no hemos podido hacer mucho, han venido empresas para proponer experimentos, por ejemplo, de 'edge computing'. Es la computación en el límite propio de la red de comunicación, que es uno de los principios sobre los que se pretende construir la baja latencia del 5G, que las estaciones base estén equipadas con sistemas de cómputo potentes.
– ¿Por qué este es un laboratorio único?
–Hay otros laboratorios de 5G, de uso de los miembros de un grupo de investigación, pero la diferencia de este es la orientación. El hecho singular es que sea abierto, concebido para estar a disposición de todos. Y con ese concepto, en España no hay otro y solo conozco otro en el mundo, en Dinamarca, en la Universidad de Aalborg, muy potente y con mucho recorrido, que es la referencia en Europa.
Cuatro profesores y cuatro becarios
Rafael González Ayestarán comenzó su andadura en la Cátedra 'Thin5G', pero ya ha conseguido 'engañar' a otros tres compañeros. Son por tanto cuatro profesores de la Universidad de Oviedo los que trabajan ya en ella. Acaban también de incorporar a cuatro becarios, que estarán allí cuatro meses, y cuentan con un estudiantes de Doctorado y dos alumnos haciendo su trabajo fin de estudios. «Cabemos todos porque siempre habrá tarea. El cuello de botella para la actividad no será la financiación. El problema será la capacidad de las personas de asumir actividades». De momento, la cátedra está abierta a todos los estudiantes de la institución académica asturiana, no únicamente a los de Ingeniería de Telecomunicación. También a otros ingenieros, matemáticos o informáticos.
Ayestarán asegura que «jugamos con la inceretidumbre. Me cuesta programar actividades a un año visto. Puedo programar becas, pero saber qué proyecto técnico es el que voy a tener que aforntar en otoño es muy complicado porque la tecnología evoluciona de una forma tremenda».
– ¿En qué líneas trabajan?
–Tenemos varias: una es un sistema de visualización remoto inmersivo. Lo explico: pongo una cámara de 360 grados y muy alta definición que se conecta a la red 5G y en otro lugar estoy con unas gafas de realidad virtual inmersiva viendo aquello en alta definición como si estuviera allí. Esto tiene aplicaciones desde museísticas, hasta ir a un concierto... Vamos a lanzar un proyecto para controlar de manera remota un brazo mecánico porque nos interesa mucho verificar la latencia de la red, ver si los movimientos que yo hago no tienen un retardo. Es muy importante, porque una de las aplicaciones más manidas cuando se habla del 5G es la telecirugía, y la coordinación ojo-mano del cirujano tiene que ser perfecta. También hay dos personas trabajando en conectar sensores a la red 5G.
– Tecnológicamente, no parece muy complicado.
–Ahí está la gracia, en comprobar que algo tecnológicamente sencillo, de verdad tiene alguna ventaja hacerlo por la red 5G. Se tiene que notar una diferencia.
– ¿Y qué va a significar este laboratorio para Asturias?
–Espero que sea un agitador, que genere efervescencia. Que el mero hecho de que seamos capaces de decir hemos resuelto este problema o probado esta idea, incentive a pensar a las empresas que se puede hacer. Que vean que pueden tener una idea revolucionaria, pero para ellos es muy complicado invertir personal propio y tiempo en probarlo. Y para nosotros no es importante que no llegue a ningún sitio. Nuestro tiempo no está condicionado a que llegue un resultado. Un resultado válido para nosotros es un 'esto no funciona'. Nos encargamos de que no quede una idea que puede ser buena sin probar. Que los estudiantes tengan más bagaje del 5G y en su salida laboral lo demuestren. Generar esa efervescencia en torno al 5G para que nuestras empresas apuesten por ello y ver si conseguimos que esto se convierta en un sitio de avance tecnológico-industrial.
– Agitador a corto plazo. ¿Y a medio y largo plazo?
–Me gustaría que a medio plazo Asturias fuera un lugar donde la capacidad tecnológica de las empresas la hiciera interesante para que vinieran aquí para generar riqueza y empleo. Un sitio que atrae talento e inversión. Donde se vea que tengo tecnología a disposición que me permite venir aquí porque eso es bienestar para todos. Desearía que se plasmara en proyectos reales que tuvieran alcance.
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