Robots para crear valor y riqueza social

El director de Innovación de Alisys, Daniel Setó, asegura que la visión de la robótica de la empresa plantea un horizonte temporal de entre cinco y diez años. «Estamos trabajando haciendo un ejercicio de imaginación para entender lo que va a hacer falta dentro de unos años para gestionar unos servicios que todavía no existen», apunta. Porque en Alisys están «firmemente convencidos» de que en ese futuro inmediato será común el uso de dispositivos de automatización física. «No sabemos de qué forma. Puede ser a través de estos robots sociales o dinámicos diseñados específicamente para gestionar la interacción con las personas u otro tipo de asistentes virtuales, como los domésticos tipo Alexa», señala.

Todo ello conforma un conjunto de herramientas «muy poderoso» que, asegura, «habrá que programar y sincronizar». Y en hacerlas posible es en lo que trabaja Alisys. Los comienzos de la empresa en robótica tienen que ver con la robótica social o robots humanoides, capaces de tener una comunicación verbal y no verbal con el usuario y que «humanizan la tecnología porque crean un vínculo con la persona y eso no se produce con un teléfono o una tablet», apunta Jorgina Díaz, directora de desarrollo de negocio del área de Robótica de Alisys. Díaz considera que, a día de hoy, «la robótica está un poco en su infancia y tenemos que ser capaces de gestionar las expectativas de lo que se debe esperar de ella. Todas las tareas rutinarias, poco complejas, con un escaso contenido emocional es donde van a resolver mejor».

Una de las áreas en las que puede tener mayor recorrido la robótica social y donde trabajan para crear más soluciones es en el ámbito sanitario, especialmente en situaciones de crisis como la actual. Aquí puede ponerse como ejemplo Furhat, de la empresa Furhat Robotics, de los que Alisys son el único 'partner' certificado para vender y diseñar soluciones para este robot en España, Portugal y América Latina. Se trata de una cabeza parlante que maneja la ingeniera Celia Escudero: una proyección sobre una máscara 3D con la que se trabaja en un proyecto de triaje en covid para centros hospitalarios.

En esta categoría social también entra Pepper. De hecho, fue uno de los pioneros. Fabricado por Softbank Robotics, de los que son 'partner' oficial desde 2017, se prueba su aplicación, por ejemplo, en el proceso de venta de una tienda y el reconocimiento de los usuarios mediante la voz, a través de una integración de huella vocal que Alisys ha realizado en el robot.

En definitiva, se trata de diseñar dispositivos físicos o virtuales para interactuar de forma natural con las personas porque «la gente no se relaciona igual con una nevera que con algo que tenga atributos sociales».

La robótica dinámica o de servicios es la otra pata importante de esta área en Alisys. Con ella se busca desarrollar tareas que ayuden a las personas. Apunta aquí Daniel Setó que «no es lo mismo que la robótica industrial, como podrían ser los robots soldadores en las cadenas de coches. Lo que tampoco quiere decir que no puedan desarrollar tareas en entornos industriales».

El mejor ejemplo en este caso lo puede ofrecer Spot, el robot de Boston Dinamycs inspirado en la biomecánica de los cuadrúpedos, que facilita la automatización «en el 99% de la superficie del planeta». Incorpora «una especie de sistema autónomo nervioso, como los reflejos de las personas, que le permite reaccionar de manera aerodinámica con lo que pasa a su alrededor. Le damos instrucciones ejecutivas de alto nivel y nos olvidamos del resto», explica Setó. Puede llevar encima 14 kilos e incorporar todo tipo de sensores y cámaras.

¿Para qué podría usarse? Pongamos dos ejemplos. Spot fue presentado a la convocatoria de proyectos innovadores para luchar contra la covid. Se planteaba su uso por las fuerzas de seguridad para controlar de forma autónoma la distancia de seguridad o el uso de la mascarilla en entornos urbanos. «No cuajó porque los fondos se destinaron íntegramente a temas sanitarios y clínicos».

Otra posible aplicación, presentada a la convocatoria de Puertos 4.0, es su uso para la inspección de amarres de los barcos a través de IA. O en las propias instalaciones portuarias, ponerse a disposición de los bomberos para detectar sustancias peligrosas en contenedores accidentados.

Uno de los grandes desarrollos de Alisys en los últimos tiempos ha sido la plataforma en la nube para el control de robots heterogéneos «y que puedan trabajar de manera sincronizada. Da igual en qué parte del mundo estén». «Mediante la gestión coordinada de robots, la carga de aplicaciones en bloque sobre diferentes dispositivos, el uso combinado de datos entre ellos, el control remoto o el análisis del big data recabado por las unidades conectadas a la plataforma es posible crear escenarios en los que el uso de los robots proporciona una mejora real y medible», apuntan. El proyecto ha sido subvencionado por el CDTI, que lo catalogó como de «alto contenido innovador» a nivel internacional.

En Alisys consideran que «la investigación, creatividad y el talento» serán claves para identificar problemas y diseñar soluciones en aquellas situaciones donde la tecnología «pueda mejorar la calidad de vida de las personas y optimizar los procesos». Y Asturias «cuenta con los profesionales, el conocimiento, y las instituciones necesarias para ser uno de los polos referentes de la cuarta revolución industrial». Plantean para ello «seguir apostando por la innovación en centros de investigación, Universidad y empresas, y potenciar la colaboración público-privada».

Los robots de Alisys son parte de esas soluciones innovadoras 'made in Asturias' que han venido para quedarse. «Habrá que hacer cambios sociales, económicos políticos y de mentalidad. Pero lo más importante en el plano elemental de un robot es que es algo que la humanidad puede poner a trabajar y está generando riqueza y valor», remata Setó.