Llega a Asturias desde Londres, donde ha dejado su maleta, en un «viaje dentro de un viaje», y sin apenas tiempo de conocer la región. Pero el director mundial de Desarrollo de Negocio del W3C promete que volverá y, no por cuestión de trabajo. El cuándo es una incógnita porque Alan Bird, aunque residente en Boston, con su mujer y su hijo, es un ciudadano del mundo. Adicto al trabajo, amante del fútbol americano y de la lectura – «libros que no tienen que ver con la tecnología»–, Bird está allí donde pueda captar nuevos miembros para el consorcio creado por el padre de la web Tim Berners Lee hace 25 años. En Gijón, firmaba esta semana con CTIC, sede de la oficina W3C en España, el convenio por el cual la fundación liderará la expansión de la web en Latinoamérica.
–Para que la gente de a pie lo entienda, ¿qué es el W3C?
–Sé que es un concepto difícil de entender por los ciudadanos, que no son conscientes de que lo utilizan en su día a día es la web. El consorcio W3C es su creador y quien la dirige. La web es una herramienta y los estándares que creamos la hacen más accesible, fácil de usar, y permite mejorar la calidad de vida de los usuarios. Un ejemplo es Netflix. La gente no se da cuenta de que está utilizando la web para ver la tele, con más servicios. Porque ellos no piensan en términos de navegadores, sino de aplicaciones.
–¿Cuáles son los hitos que han marcado la evolución de la web en estos 25 años?
–Destacaría dos. El primero, el gran impacto logrado sobre el ciudadano medio con la unificación de los navegadores. Gracias a W3C se pusieron en común todas las versiones del lenguaje de los navegadores para que utilizasen la misma. De esta manera se ofrecía el mismo contenido para cualquier persona con independencia de que utilizase Netscape o Internet Explorer. El otro gran hito fue el acceso desde los dispositivos móviles. Fue algo paulatino, desde una versión de acceso reducida hasta la evolución natural actual. Significaba facilitar un acceso sencillo y ágil para hacer llegar la misma experiencia al usuario que un ordenador de sobremesa.
–¿Y cuáles son los retos a los que se enfrentan a corto y medio plazo?
–Uno de los principales a corto plazo, trasciende a W3C. Es una de nuestras mayores preocupaciones, que nos lleva a trabajar con otros organismos con la Fundación Web. Se trata de establecer la confianza en la web. La población mundial está expuesta a noticias, que pueden ser verdaderas o falsas, y a actores, que pueden ser buenos o malos. Y para muchos es difícil discernir si pueden confiar en lo que están viendo o leyendo. Esa necesidad de hacer un uso correcto de la web para establecer esa confianza trasciende a la propia tecnología, y hay que vincularla a la parte social y educativa. El otro gran reto, a más largo plazo, es preservar y mantener la accesibilidad de los contenidos y de toda la información, sin establecer sesgos, ya sean culturales o tecnológicos. tenemos que ser inclusivos.
–Uno de los principios del W3C es que toda la tecnología sea abierta, gratuita y pública, que se pueda utilizar universalmente. ¿Sigue siendo la web libre?
–Hay mucha gente creativa en el mundo que utiliza la tecnología para hacer cosas innovadoras. El consorcio pretende incorporar esos valores de accesibilidad que ofrece, por ejemplo, la web inmersiva (realidad virtual, o aumentada), sin limitar la experiencia a ciertos usuarios. Pero sí, la web es libre. Absolutamente.
–¿Y es segura?
–Es un tema muy sensible y un gran reto siempre. Cualquier nueva tecnología que surge tiene que pasar por un escrutinio muy fuerte para asegurar que sigue siendo estable y no existe posibilidad de vulneración. La web no es una caja negra que nadie puede romper y quienes hacen la tecnología son consciente de que existe ese peligro. Por eso, es importante no dejar vías de escape que puedan servir para robar información.
Lenguaje único
–W3C trabaja en un conjunto de recomendaciones denominado WOT (Web of Things), ¿serán las tecnologías web la base de la comunicación entre las máquinas en el futuro?
–Los consorcios que pretenden solucionar los problemas que plantea el internet de las cosas (la interconexión de objetos con internet) tienen el handicap de que crean estándares que no son compatibles. Solo son interoperables entre sí dentro del propio sector. La web de las cosas (WOT) en la que trabaja el consorcio, es una capa superior donde se está definiendo las cosas que están conectadas a internet para crear un lenguaje único.
–Tradúzcame eso. ¿En qué nos beneficia a la gente de a pie?
–Alguien que está construyendo una casa inteligente y va a comprar, por ejemplo, un termostato, un timbre inteligente y una cámara de seguridad. Pero son tres marcas diferentes difíciles y costosas de manejar de manera unificada. Si tenemos esa descripción de las cosas estándar, que es en lo que trabaja W3C, tendríamos esa integración directa con una única aplicación con independencia del fabricante. Es lo que sucede en las smart cities: mismo paradigma, muchas cosas conectadas, utilizando distintos sistemas pero un único lenguaje que está por encima de todo.
–Por tanto, a nivel industrial, esto implicaría grandes beneficios.
–El uso de estas tecnologías a nivel más industrial tiene implicaciones mayores. Si adoptas estándares en tu industria tendrás acceso a un mercado global, sin excluir a tus clientes de una participación superior. Por ejemplo, si aprovecho estos estándares para mi casa igual hablamos de un ahorro de 5.000 euros. Imagínate si lo aplicamos en una refinería, donde todo está sensorizado y monitorizado. El ahorro sería muy sustancial.
La sede española, en Gijón
–¿Que ventajas supone para Asturias tener aquí, en CTIC, la oficina española de W3C?
–Tener la oficina aquí eleva la posición de CTIC en la comunidad y, al mismo tiempo, de Asturias en el país. Al final es atracción. Son muchos ojos y oídos globales en la región, que se beneficia de esta información privilegiada, de lo último que se está haciendo o está por venir a nivel tecnológico. El consorcio tiene su huella en todo el mundo, y tenemos acceso a contactos y proyectos que pueden significar beneficios y negocio para nuestros socios. Esto es un crecimiento natural donde ya existe una buena imagen tanto de W3C como de CTIC.
–Ha dicho que la oficina española, en la que trabajan tres personas, lideradas por Martín Álvarez, es una de las más activas a nivel mundial.
–Las innovadoras ideas de Martín refuerzan el vínculo de W3C con la comunidad española a través de la creatividad y de la energía. Esta oficina es una referencia y los valores que transmite su director son muy positivos.
–CTIC está ubicado en el 'Silicon Valey' gijonés, en la Milla del Conocimiento. ¿Qué grado de implicación hay entre la comunidad empresarial aquí presente y el W3C?
–Hay algunas empresas involucradas, pero pocas. Hacemos un llamamiento a las pequeñas, con un alto componente innovador, porque necesitamos mayor participación. Esas innovaciones se pueden aplicar en la estandarización. En Asturias, además de CTIC, también el Gobierno regional está en W3C, lo que demuestra su compromiso.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.