Iván Llera
Domingo, 30 de noviembre 2014, 09:48
Miguel Perotti (Gijón, 1976) cambió Asturias por Madrid en 2001, tras finalizar la carrera de Pedagogía. Después de varias experiencias a caballo entre la educación y las nuevas tecnologías, terminó metido en el mundo de la gamificación. Ahora, se gana la vida desarrollando las aplicaciones de Pocoyó en Zinkia y como profesor del Máster en Game Design de la U-tad
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¿Cómo termina un pedagogo diseñando aplicaciones para la industria del videojuego?
Eso mismo se pregunta a veces mi madre (risas). Desde pequeño me interesaba mucho todo lo relacionado con la fantasía y la creatividad. Cuando en 2008 Apple lanzó las primeras aplicaciones, supe que quería dedicarme a eso.
¿Qué es la gamificación?
Es el uso de elementos y técnicas propias de los videojuegos en entornos que no son de juego. En el campo educativo, por ejemplo, nos permite lograr una mayor atención y motivación hacia el aprendizaje.
Hablar de niños y juegos puede sonar a puro entretenimiento. ¿Hay algo más?
Está claro. Cada día hay más demanda de contenidos digitales. En ocasiones, los padres buscan un contenido que entretenga a sus hijos, pero otras también quieren que elproducto sirva además para desarrollar ciertas capacidades.
¿Se podrían llevar a las aulas?
Sí. Los Cuentos Interactivos de Pocoyó son un buen ejemplo. Podrían utilizarse como apoyo en el aprendizaje de la lectura, comprensión oral e incluso de idiomas.
Hoy en día los niños son nativos digitales, ¿es difícil sorprenderles?
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Es bastante fácil captar su atención y son muy sinceros: si hay algo que no entienden o no les gusta, te lo dicen.
Tenéis aplicaciones gratuitas y otras con pagos integrados. ¿Es difícil rentabilizar este tipo de productos?
No es fácil, desde luego, pero año tras año vemos que la demanda de contenido digital en dispositivos móviles aumenta y eso al final se nota en los resultados. Aprendemos mucho del día a día.
Entonces, ¿larga vida a los videojuegos educativos?
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No me cabe la menor duda. Sólo hace falta ver la lista de aplicaciones educativas de la AppStore o pasarse por eventos como el FIMP y SIMO para ver que los videojuegos y la educación tienen un largo camino por recorrer. Son dos campos que tienen mucho que aprender el uno del otro.
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