La vida sigue igual para el Sporting

El nuevo año no ha cambiado la vida del Sporting de David Gallego. Los rojiblancos recibieron al Lugo en el primer encuentro de 2022 y sumaron un punto que no resuelve las dudas generadas en los últimos meses de competición.

Pan para hoy y hambre para mañana. Así podría definirse el Sporting que capitanea un más que cuestionado David Gallego. El preparador esperó por Pedro Díaz hasta el final, ausente en la semana de entrenamientos por Covid, para cederle una semana más el timón del barco, pero el futbolista no ofreció su mejor versión y el equipo lo notó.

Gragera actuó como central ante las bajas de Babin, Berrocal y Valiente, por lo que Nacho Méndez acompañó a Pedro en la medular. Ninguno de los dos centrocampistas estuvieron acertados y sin un centro del campo activo con el balón para dirigir el navío es muy complicado completar un notable partido. A partir de ahí, muy pocos rojiblancos aprueban el examen ante un más que combatiente Lugo.

Los gallegos, cómodos en El Molinón, esperaron su oportunidad sin apenas sufrir. El único disparo entre los tres palos del Sporting en la primera mitad llegó con un remate de Djuka desde la frontal que apenas inquietó al exrojiblanco Whalley.

Mariño volvió a ser el mejor. Estuvo notable con tres espectaculares paradas que evitaron la derrota ante los más de 12.000 espectadores que acudieron al estadio con la ilusión de ver un mejorado Sporting, pero que abandonaron El Molinón con la decepción de ver a un equipo sin alma y sin ideas de juego. Nada nuevo para la parroquia rojiblanca.

Lo peor de la tarde llegó al filo del descanso. Pedro Díaz erró en una salida del balón y el Lugo lo aprovechó. Carrillo cabeceó al fondo de la portería de Mariño tras un centro medido al segundo palo. De nuevo un rival dañaba a la débil defensa del Sporting, que no termina de completar un encuentro sin sobresaltos ni errores.

El descanso no sirvió para nada. Con el resultado en contra, los hombres de Gallego no dieron el paso adelante esperado. Tuvieron que esperar a un chispazo de los dos jugadores más en forma del equipo, con permiso de Mariño, para igualar la contienda.

El Lugo tenía el partido controlado, pero un despiste dejó espacio y tiempo para pensar a Fran Villalba. El mediapunta recibió el esférico en la divisoria de los dos campos y dibujó una diagonal hacia la frontal del área. De izquierda a derecha apenas se encontró contrincantes por el camino. Una autopista que aprovechó para asistir a un Aitor que definió a la perfección para empatar el partido.

Lo que nadie se esperaba es que Gerard Valentín viera la roja directa nada más empatar el partido el Sporting. Un cúmulo de circunstancias que dejó de cara el choque al equipo de Gallego, pero ni con esas los rojiblancos superaron a su adversario.

Ver para creer, pero el Lugo gozó de más y mejores oportunidades para marcar el segundo tanto de la tarde. El milagro lo evitó Mariño con buenas actuaciones para alivio del sportinguismo y del entrenador local.

El final del choque fue un amago de asedio rojiblanco con Guille Rosas y César como principales protagonistas por la banda derecha, pero ningún disparo entre los tres palos puso en un aprieto a Óscar Whalley.

La sensación que deja el encuentro es que nada ha cambiado. Que la mediocridad se ha instaurado en los partidos del Sporting y que resulta muy complicado aguantar un partido completo del cuadro gijonés. Aburren a las piedras, son débiles en defensa y ofensivamente nadie es capaz de marcar las diferencias en cuanto a goles se refiere. Mala solución tiene esto.

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