Ibiza 1-3 Sporting

Victoria de superviviente

Ibiza es una isla propicia para los pillajes del Sporting. Pirata en las 'Pitiusas', siempre con abordajes exprés. Así, con espíritu bucanero, la tropa de 'MAR' se presentó dando un guantazo en los morros a su oponente. Sin contemplaciones. Con un gol frenético y despertador. En alguno de sus fragmentos, de similar factura al que firmó Aitor hace un año y medio. El onubense, escopetado tras un rebote, recorrió con la pelota cosida casi todo el campo antes de cantar bingo. Ayer, Otero, otro 'sputnik' a campo abierto, abrió gas tras un córner interceptado por Cuéllar, que acababa de evitar el gol de casa y, un guiño después, puso al delantero mirando hacia Fuzato. Su carrera se llevó por delante a Escobar, oxidado para perseguirle. Javi Serrano fue quebrado después por el colombiano antes del gol.

Apenas tuvo graduación el inicio del choque, amodorrado por el machetazo rojiblanco, el orden del Sporting -otra vez con tres centrales, con Bruno por dentro- y el apagón del Ibiza. Totalmente enchironado. Solo tenía permiso para mover el balón en su campo y buscar las esquinas, bombeando centros laterales. Peccata minuta para tres pretorianos más que curtidos en el arte del despeje. Así pasaban los minutos. Y si alguien tiraba con bala, vestía de rojiblanco. Otero, embalado en el inicio, estuvo a punto de embolsar un centro de Diego Sánchez. Su remache salió tirando besos al poste de Fuzato, clavado.

Can Misses estaba inclinado, con el Sporting corriendo cuesta abajo hacia el portero del Ibiza. Los de casa solo levantaron la mano un puñado de minutos antes de meter la cabeza en el vestuario. Hasta ese momento, sometimiento. Muy superior el planteamiento de 'MAR' ante un rival enclenque, Jordan Carrillo hizo el segundo tras una preciosa galopada y pugna de Varane. Gambetero con Ekain, primero, sacando la cadena de Escobar después, el francés vio con el rabillo del ojo al mexicano. Su centro raso fue definido con un remate de cirujano de Carrillo. El mediocentro sigue cogiendo altura.

Tan rotundo parecía el guión de la trama que el Sporting finalizó con algo de relajo el primer acto. Y pudo llevarse una buena colleja. Entre la desesperación del equipo de Lucas Alcaraz y el viento a favor, el equipo se parapetó atrás. Más poroso que en el inicio. Morante y Javi Serrano empezaron a servir a Herrera, el mejor jugador local, y a Ekain, la referencia. El delantero estuvo a un tris de batir a Cuéllar, pero su cabezazo se fue al garete. Más comprometida fue una acción dentro del área en la que el Ibiza exigió algún penalti. Un intento de corte de Izquierdoz disparó la queja, pero el agarrón leve de Insua a Ekain, que siguió la jugada hasta finalizar, estuvo en el límite. Todo el Ibiza se fue al vestuario armando un buen quilombo, vinagre con Trujillo Suárez. Un jaleo del que tomar nota el Sporting.

No lo hizo. Y a la vuelta de la caseta, un error de Cuéllar regresó con cianuro a rebosar. El portero sacó confiado y Herrera interceptó su arriesgado envío en una zona delicada. El centro del canario lo metió Julis dentro de la portería del Sporting. Había salido el Ibiza con otra cara y cambios a granel. El equipo era incapaz de espantar la caraja, peligrosa, y Ramírez metió bisturí. Cristo y Campuzano, siempre voluntarioso, relevaron a Otero, menguante, y Jeraldino, corto para la categoría. Herrera siguió a lo suyo y le sacó un penalti a 'Cali' Izquierdoz. Pero Cuéllar, errático en el gol, se corrigió con una parada felina, acompañada de un despeje quirúrgico de Bruno, metiendo el pie justo para no hacer otro penalti. Una librada en toda regla. Aitor entró con aires revolucionarios, pero el Sporting terminó encogido por la roja de Diego Sánchez.

El final fue una locura. Hasta debutó Leonel Miguel y Cristo tuvo la sentencia. Pero fue Aitor el que marcó, aprovechando una subida de Fuzato. Un gol para la tranquilidad.