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El Sporting culmina hoy la preparación exprés del partido más importante de la temporada. Igual que sucedió contra el Eibar o en Elda, no le queda otra. Ganar. Y esta vez, superar al Espanyol, el transatlántico de Segunda, por dos goles tras el tanto de Puado en la ida.
Ramírez, que dio descanso ayer a los futbolistas, pero que ha estado muy cercano a ellos en las últimas horas, dirigirá una última sesión a las 11 horas. Ya por la tarde, la expedición saldrá de Mareo a las 17.45 horas para coger un vuelo a Barcelona a las 19.30 horas. El hotel elegido para esta concentración definitiva será el INNSIDE by Meliá Barcelona Apolo.
A nivel interno, tanto jugadores como el entrenador han manifestado en estas últimas horas unidad, optimismo y espíritu de obrar una remontada inesperada en Cornellá por el cartel de gran favorito que se le coloca al Espanyol, que salió airoso en El Molinón después de que el Sporting tuviera la eliminatoria, sobre todo en las ocasiones de Otero y Campuzano.
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El propio Miguel Ángel Ramírez, que presumiblemente se llevará a Barcelona a todos los futbolistas, se encargó de comenzar a reconstituir el ánimo del vestuario desde que González Esteban, el árbitro del partido del domingo, pitara el final del encuentro. En una escena rápida, de un puñado de segundos, con una enérgica arenga, el técnico canario buscó cambiar ya el chip de sus jugadores. «Hemos demostrado que podemos ganar a cualquiera en cualquier campo», les recordó, mientras iba subiendo el tono de voz: «¡No quiero que nadie se rinda! ¿De acuerdo? ¡No quiero que nadie se rinda!».
Tras ese ruego a todo volumen a los futbolistas, Ramírez les recordó que falta por disputarun segundo partido. «¡Nos queda la segunda parte, noventa minutos! ¡No quiero que nadie se rinda! ¡Ni aun vencidos, eh, ni aun vencidos se rendirá alguien aquí!», repitió en una escena que recogió la cámara del club.
El entrenador del Sporting volvió a plantear la situación como si el equipo llegase a la caseta tras ir perdiendo en la primera mitad y tuviera que remontar en los segundos cuarenta y cinco minutos de partido. «Hay que remontar, vamos perdiendo y queda la segunda parte. ¡Vamos a por ellos allá! ¿De acuerdo? ¡Arriba todos, que aquí no se rinde nadie hasta el final!», concluyó. Un aplauso cerrado de todos los jugadores, el propio técnico y sus ayudantes, terminó de cerrar el círculo y de confirmar que el Sporting va a intentar dar la campanada mañana en Cornellá. Hay partido.
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