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t Con su amigo Andrés Guerra, con el que compartió delantera en el Langreo y en sus inicios en el Sporting. D. V.
Veinte años del pelotazo de 'El Guaje'

Veinte años del pelotazo de 'El Guaje'

Premio a la mejor trayectoria. Un informe y un partido en directo con el Langreo en el desaparecido campo de La Moral abrieron las puertas de Mareo a David Villa en la temporada 1999-2000

ANDRÉS MENÉNDEZ

Domingo, 3 de mayo 2020, 03:31

Venía David Villa (Tuilla, 1981), flamante ganador del premio de la Asociación de la Prensa Deportiva del Principado a la mejor trayectoria, de un año extraño. Uno en el que, recién cumplida su etapa cadete, no terminaba de verse con los mayores del primer juvenil del Langreo. Aquel vestuario olía a desconocido. Lo habitual era que los más jóvenes comenzaran con el 'B'. Pero Villa, no. Y toda su generación, sus amigos, jugaban en el 'B'. «No se veía con los mayores y su pandilla estaba en el otro equipo. Quería bajar a toda costa», recuerda un técnico. Su entrenador de entonces, Javier Amoedo, habló con él. Y sobre todo su padre, Mel, quien le pegó un buen toque de atención: «Al siguiente entrenamiento estaba con el 'A' como un clavo».

Con esa experiencia hizo callo para volar en su segunda temporada en el juvenil del Langreo. En La Moral, un monstruoso campo de tierra de 110 por 70 sobre el que ahora se levanta un polígono industrial cercano a Tuilla, donde ya solo queda el recuerdo del balón, reventó muchos partidos arrancando desde la izquierda. Formaba sociedad de delanteros con su inseparable Andrés Guerra, quien estaba a punto de dar el salto a Mareo, abriendo camino a 'El Guaje'. «Fueron los años más bonitos del fútbol. Aquella temporada con el Langreo disfrutamos muchísimo. La categoría nos quedaba un poco pequeña. Tuvimos partidos espectaculares. Recuerdo un gol al Veriña en el que fuimos tocando el balón desde nuestra portería hasta el final», rescata Guerra.

Andrés solía jugar con el '7'. 'El Guaje', con el '9', aunque cincelaría su leyenda con el otro. Y antes de que terminara aquella temporada 1998-1999, con su mejor amigo ya en Mareo, el Sporting se decidió a reclutar también a Villa. «En marzo o abril, justo antes de un partido, vino a verme José Fernández, 'El Negro', el responsable de toda la base del Sporting, para decirme que le iban a fichar. Con Andrés ni había preguntado. Pero en este caso, sí. Me dijo: 'Te voy a marchar con ese chaval que revuelve tanto. Esta temporada la va a terminar con vosotros. Seguirá jugando en el Langreo, incluso el Torneo de Barrios, pero un día a la semana entrenará con nosotros'», recuerda Amoedo.

Ese fue el punto cumbre a un primer informe emitido por José Ramón García Zabala, que por aquel entonces ejercía de ojeador del Sporting en la Cuenca, y a la alerta que 'Florín' lanzó a 'El Negro' cuando los dos estaban en La Moral viendo al juvenil del Langreo por otra cuestión. «Era un sábado, llovía a mares. Y allí estaba David, que hacía cosas impresionantes en aquel campo, que parecía una pista de aeropuerto. Se lo comenté a 'El Negro', que estaba con el padre de Andrés Guerra cerrando el tema de la nueva ficha, con la suerte de que justo cuando empezó a seguir el partido, David metió un golazo», desempolva 'Florín', quien también sería su primer entrenador en el Sporting. Aquella experiencia fue definitiva.

Pepe Acebal, su impulsor

Y así se escribió la historia. «Le dije a Mel que era el momento, que si un club de esa envergadura venía a buscar a David en su segundo año de juvenil tenía que irse», recalca Amoedo. Así fue. Veinte años se cumplieron esta temporada del fichaje de David Villa por el Sporting, donde se aceleró su vida. En apenas tres temporadas pasaría de jugar en el División de Honor rojiblanco a poner patas arriba la Segunda con la complicidad de Pepe Acebal, otra figura clave en su carrera. «Tuvo esa suerte también de estar con Pepe, que lo tenía muy claro y apostó por él», enfatiza Javier Amoedo. El prólogo a lo que llegaría después hasta su adiós en japonés. Todo provocado por un martillo pilón. «He entrenado a muchos chavales y siempre faltaban a algún entrenamiento. De él puedo decir que nunca faltó a ninguno. Lo tenía muy claro, la prioridad era el fútbol», remata un técnico.

A Mareo, recuerda Andrés Guerra, iban en taxi en aquel primer año en el Sporting. «Me acuerdo hasta del taxista, que se llamaba Julio. Nos llevaba a todos los de la Cuenca: Jano, Blin, Adrián, que era un portero, Jordán, que venía de Sotrondio... David iba a veces con el padre, porque viajaba desde Tuilla e iban por el Alto de la Madera», explica. El salto no fue nada traumático. Concluyeron segundos en División de Honor, tras el Valladolid, y disputaron la Copa del Rey contra el Athletic. «Entrenaba Valverde», apunta 'Florín'. «Y jugaba Iraola», remata Andrés Guerra. Fueron eliminados, pero quedó un prometedor regusto del año. 'El Guaje' ya sacaba el genio.

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