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Pepe, nos unirá la música callada del humo de nuestros puros

IGNACIO GARCIA-ARANGO CIENFUEGOS JOVELLANOS

Lunes, 28 de febrero 2022, 01:52

Acabo de enterarme de la muerte de Pepe Fernández. Ahora todo es silencio y desolación. Se me agolpa el sentimiento en el alma, que más que entrar en recuerdos concretos se volvió en un aroma que llena mi ser, pero antes de dejarme llevar por él, quiero recordaros que fue para mí: realismo optimista, valor, iniciativa y entereza.

Don José Fernández Álvarez era un gijonés, digno continuador de su padre, que poseía una histórica imprentaen la Calzada. Terminados sus estudios enseguida emprendió e innovó en un campo distinto al familiar. Se dedicó al movimiento de tierras con una pequeña empresa que creció poco a poco, que después fue uno de los puntales en la construcción de Ensidesa-Gijón y que finalmente se extendió a todos los campos de las obras. Terminó siendo, sin dejar su gran especialización en las tierras, un gran constructor que amplió su ámbito a otras muchas actividades del sector.

Su actividad se derivó de su saber y conocimiento estratégico del asuntoque le llevó a tener una empresa eficaz, ágil y con la maquinaria adecuada, lo que le permitía abordar las tareas más complejas, al saber también encontrar los colaboradores adecuados para las actividades más masivas o especializadas. Ello le capacitaba para construir en plazo, con calidad y a los precios adecuados. Tenía en el sector fama de serio, cumplidor y también de antagonista duro y combativo que defendía su postura, pero que dialogaba, tenia humanidad, cumplía su palabra y respetaba sus acuerdos. Era leal y su palabra: de oro.

Personalmente yo lo veía así, no hacia falsas promesas, defendía su postura y cumplía sus compromisos. Por eso su empresa se convirtió en un gran grupo. Por eso se ganó el respeto de muchos. Y por eso también creo amigos porque, terminado el trabajo, el hablar de la vida, muchos nos dejamos ganar por su nobleza y su gran alma.

Alma que le llevó a tener muchas aficiones y a ser un miembro culto e integrado en su Sociedad. Participó en diversas actividades sociales y culturales, desde en el Corode la Calzada, sin olvidar su fútbol: recuerdo su licencia de jugador, casi era un niño, para él IV torneo infantil de los Barrios, en la temporada 51-52 en el Club Deportivo Cerillero. Al fútbol; siguió ligado toda su vida tanto como jugador como en su papel de dirigente.

No voy a hablar de su papel (a mi juicio importante e histórico) en el Sporting, pero si a recordar que sus virtudes (inteligencia, valor, racionalidad y osadía) unidos a su amor a ese Sporting fueron vitales para que éste no desapareciera.

Rememoro que en la época de su paso a Sociedad Anónima en la que todo el mundo hablaba y opinaba sobre lo que había que hacer pero nadie hacía nada, él arriesgó, hizo y se jugó su dinero. Después trabajó y luchó en más embates: sin él probablemente el Sporting se hubiera hundido pues en esta vida las soluciones salen del hacer, no del hablar.

Ese amor al Sporting lo extendía también a lo demás por eso le oí muchas propuestas sensatas en asuntos que afectaban a Asturias. Entre ellas recuerdo otra acción salvadora suya: en el final de los 90 el Centro Asturiano de Madrid pasó por una situación crítica que le llevó al borde del cierre. Él y don Gregorio Olalla encabezaron una operación de salvación que ayudó al presidente don Cosme Sordo. Hicieron muchas reuniones, instrumentaron una estrategia, diseñaron un soporte jurídico y finalmente consiguieron que bastantes asturianos pusieran un dinero a fondo perdido para levantar la insoportable deuda.

El Centro también está aquí gracias a él.

Pero por encima de la objetividad para mí Pepe es sentimiento. Lo empecé a conocer en los «terceros tiempos» después de terminar las largas, duras y pelmazas discusiones acerca de algunas obras. Descubrí su silencioso sentido del humor, su escuchar, sus contrapuntos brillantes como rayos, su saber comer, beber y debatir sin prisas, su manera de disfrutar los puros... Después descubrí su bondad, su capacidad para ayudar en silencio y sin aspavientos, su generosidad.

Finalmente me sentí tan compenetrado que tengo una foto, para mí ya histórica, mirándonos en el remate de una sevillana.

Termino recordando a su mejor equipo, el que formaba con Nory que, junto con sus tres hijos es una de las sinfonías más armónicas que conozco.

Como soy de los que creo que vivimos en un universo digitaly que la resaludad física es solo apariencia de unos seres cuyoyo permanece en la «nube, seguiré charlando con él y seguiré viendo la sonrisa que veo ahora.

Y en el futuro nuestros seres bajarán, no se en que forma, de la nube y nos envolveremos en las nubes de humo de dos puros que fumaremos a duo.

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