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De izquierda a derecha, de pie, Ángel García Flórez, Luis Julián Mitre Andrés, Alejandro Fernández-Nespral Baragaño, Florentino Fano Rodríguez, Alberto Menéndez Rúa, Manuel Cosío Meana, Cándido Cueto Gutiérrez, Eliseo Soto Fernández, José Luis García Fernández-Avello y Luis Fernando Menéndez Fernández. Sentados, Juan Silvestre García Fernández, Pedro Morán Quirós, Manuel Calvo Pumpido, Eloy Calvo Capellín, José Fernández Álvarez y Octavio Alonso Canal. RSG
Treinta años del primer consejo de administración del Sporting

Treinta años del primer consejo de administración del Sporting

Dieciséis personas, con Eloy Calvo a la cabeza, se pusieron al frente del club tras su transformación en SAD, algunas sin conocimientos de fútbol

JOSÉ L. GONZÁLEZ

Lunes, 5 de septiembre 2022

El sábado 5 de septiembre de 1992, un día antes de que el Sporting recibiese en el primer partido de Liga a Osasuna, con Spacic y Kosecki en sus filas, el club rojiblanco daba un paso histórico: su primera junta de accionistas y su primer consejo de administración tras convertirse en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). La situación era angustiosa. El club había tenido que reunir 3,52 millones de euros de forma urgente para evitar un descenso administrativo a la entonces Segunda B que podría haber tenido unas consecuencias desastrosas para el futuro de la entidad. La participación activa de Vicente Álvarez Areces, alcalde entonces de Gijón, movilizando a un sector importante del empresariado de la ciudad, logró salvar una situación límite para una entidad que iniciaba un camino incierto por el que ha transitado ya durante 30 años.

Desaparecida la figura tradicional del socio, emergía la del accionista. Su primera junta general se desarrolló en el Pabellón de Deportes de La Arena, con una asistencia muy distinta a la que se vio en los últimos años a este tipo de reuniones: 635 propietarios de títulos del club. Con Plácido Rodríguez como presidente, quedó constituido el nuevo consejo de administración, que se decidió que estuviera formado por dieciséis personas, entre las que no estaba el hasta entonces máximo responsable del club. De entre la nueva cúpula directiva se eligió como presidente a Eloy Calvo Capellín en la primera reunión, que, una vez acabada la junta, desarrolló el órgano de Gobierno del club.

La junta sirvió para ver algunas diferencias con la anterior etapa y también para marcar un camino que no siempre se recorrió con fortuna. Un accionista puso sobre la mesa diferentes problemas económicos arrastrados por el club, como el desastroso negocio que se había hecho con una tirada de libros de arte con la que se pretendía recaudar 12 millones de pesetas (72.000 euros) y que solo dejó en las arcas del club algo más de 2 (12.000 euros).

Hipoteca de Mareo

Pero el asunto económico más sonado de aquella junta fue el referido a las sucesivas hipotecas sobre la Escuela de Fútbol de Mareo. Hasta cinco se llegaron a firmar, según este accionista, en el plazo de cinco años, la última pocos meses antes de la celebración de la junta y, además, sin consultar a los socios o abonados. Las cuentas, con discrepancias sobre la auditoría, quedaron sin aprobar. No así el presupuesto de 1.052 millones de pesetas (6,3 millones de euros), condición obligatoria que imponía LA Liga.

Las diferencias manifestadas en la primera junta del Sporting como SAD daban cuenta de la situación que vivía la entidad, sumida en una crisis económica e institucional de gran magnitud.

Acabada la junta, la actividad se trasladó a Mareo, donde tuvo lugar la primera reunión del consejo de administración. Entre las decisiones, contratar a un gerente que se encargaría de la organización interna, una posición con supuesta autonomía para el desarrollo de su labor profesional que, visto el paso de los años, siempre ha sufrido injerencias.

Los propios consejeros se mostraron preocupados por la situación económica del club. Los nuevos responsables se debatían entre plantear una ampliación de capital o seguir recurriendo a los préstamos para tratar de salvar los problemas económicos.

En la mente del sportinguismo estaba también el futuro de uno de sus jugadores más destacados de entonces: Ramón Sánchez del Valle, 'Monchu'. El luanquín tenía una oferta de 170 millones de pesetas (poco más de un millón de euros) del Sevilla, pero en aquella primera reunión del consejo no llegó a tratarse. Dos días después el club aceptaba la propuesta de los hispalenses y Monchu ponía rumbo a Sevilla. Era el primer gran traspaso desde la conversión.

De aquel primer consejo formaba ya parte una persona que marcaría el futuro del club durante más de dos décadas: José Fernández. El empresario gijonés llegó a la presidencia dos años más tarde, dejando un legado con muchas sombras que siguió en parte el camino emprendido aquel 5 de septiembre de 1992.

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